La rotación en el gabinete de la Presidencia de la República se viene barajando desde diferentes puntos y visiones, varios nombres salen a flote para ocupar ministerios. El presidente Mario Abdo estaría firmando decretos con nombramientos la próxima semana.
En el 2021, se espera tener una recuperación activa de la economía luego de que la pandemia frenó todo tipo de crecimiento. No obstante, para lograr el objetivo es preciso que algunos “jugadores” sean cambiados, pues no sumaron al plan de desarrollo del Gobierno.
Entre los más cuestionados están el ministro de Educación, Eduardo Petta, y la ministra de Trabajo, Carla Bacigalupo, además de otros. Las finanzas no solo dependen de los números, sino también de otros factores que actúen como colchón para inversiones como la educación, la inversión social, la seguridad y el empleo.
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Formación como base
Donde la educación se vuelve el cimiento principal para cualquier estructura estatal, la dirección de un ministerio netamente técnico se ve nublada bajo la administración de Eduardo Petta. El ministro de Educación está entre ceja y ceja por los constantes cuestionamientos de la ciudadanía y también de otros políticos. Fue cuestionado desde el primer tiempo por la falta de capacidad para ocupar este importante ministerio. Es un ministro que peca de soberbia.
Una de las críticas es que el año lectivo perdido, con la suspensión de las clases presenciales, no fue aprovechado para potenciar a docentes ni para mejorar la infraestructura.
Al contrario de potenciarse a la educación, asta se vio relegada y pasada a segundo plano, donde los obstáculos que sufren docentes, alumnos y padres evidenciaron la incapacidad de Eduardo Petta como líder de la importante cartera.
Desempleo
La suma de días en aislamiento significó la disminución de la mano de obra, lo que también repercutió en los números del desempleo, que aumentaron significativamente ante la titular del Ministerio de Trabajo, Carla Bacigalupo, quien en plena cuarentena se embanderó con las innumerables suspensiones laborales que debió acreditar. Ella es la segunda ministra más cuestionada y que debería dar un paso al costado.
Viviendas
Cuando el motor de la economía recae en las inversiones sociales, como serían la construcción de las viviendas sociales, el ministro Dany Durand también desfigura un proceso de reactivación. Su gestión habría sido de vital importancia dentro del ente público, como impulsor principal de la economía y el desarrollo del país.
Defensa
Cuando el crimen organizado no descansa y las fuerzas públicas tienen como enemigo al grupo criminal escondido entre montes y selvas, el conductor de estas políticas también se apunta a ser uno de los que el Gobierno podría desprenderse. En este caso, hablamos del ministro de Defensa, Bernardino Soto Estigarribia.
El último secuestro golpeó a la clase política. Óscar Denis, exparlamentario y exvicepresidente de la República, es la nueva víctima del grupo criminal. Las fuerzas militares, que se enmarcan dentro de la Fuerza de Tarea Conjunta, sumaron más errores que aciertos, pues el enfrentamiento contra el EPP dejó como resultado la muerte de dos niñas.
Recambios
Uno de los cambios obligados que podrían darse es el del ministro de Hacienda, Benigno López. El secretario de Estado dejaría su sillón no por mal desempeño, sino más bien porque pasará a ocupar la vicepresidencia en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Su experiencia en la gestión pública es uno de los atractivos para el ente internacional. Lo suplantaría Ernest Bergen, actual director de Itaipú.
Otro quien se sube en el barco de los cambios es el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Rivas. El secretario de Estado dejaría la cartera, que será ocupada por el actual asesor de asuntos internacionales, Federico González.
En tanto, el excanciller Luis Castiglioni regresaría al gabinete, pero en esta oportunidad al frente del Ministerio de Industria y Comercio, pues la actual ministra, Liz Cramer, pasaría a ocupar el cargo de asesora.
Pese a las reiteradas críticas a varios de los miembros del gabinete presidencial, la excusa para no generar los cambios era la presentación y preparación del presupuesto en las distintas instituciones. Este debate pasó al estrado del Poder Legislativo y el mandatario podría dar el golpe de timón que desde hace tanto tiempo le pide la ciudadanía, pues ya no ve con buenos ojos a muchos de los tripulantes de su barco.
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