Una de las fechas más importantes del calendario nacional es sin dudas el 29 de setiembre, día en que se festeja la victoria de paraguayos en la Batalla de Boquerón, ganada a sangre y paciencia. La fecha fue recordada pedagógicamente por el historiador liberal Eduardo Nakayama como la primera victoria bélica tras finalizada la Guerra contra la Triple Alianza. A continuación, los extractos más contundentes de aquella victoria épica.
“No fue una batalla de un día, fue una batalla de 20 días que culmina con la rendición boliviana del reducto de Boquerón”, explicó para poner el contexto y contar que la Batalla de Boquerón fue la primera de la Guerra del Chaco y se libró del 9 al 29 de setiembre de 1932 en el agreste y virgen territorio chaqueño.
Pero, ¿por qué llegamos a esa guerra? Nakayama nos pide remontarnos al mes de junio de 1932, cuando los bolivianos tomaron el fortín paraguayo Carlos Antonio López. Ante esta acción militar boliviana, en medio de negociaciones prebélicas en Washington DC, Paraguay retira sus negociadores.
Después de ese ataque adrede boliviano para tener mejor posición territorial al negociar, Nakayama relata que el presidente José Patricio Guggiari ordenó la recaptura del fortín, que aconteció a fines de junio de 1932. Indicó que una operación mediática se realizó en Bolivia para instalar en la opinión pública que fue una ataque traicionero paraguayo.
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Ante esta situación, en represalia, los bolivianos tomaron 3 fortines: Corrales, Toledo y Boquerón. En ese tiempo se producía también en Paraguay el traspaso de mando presidencial de José Patricio Guggiari a Eusebio Ayala, ambos liberales. El presidente Ayala estuvo al frente del gobierno civil.
“Eusebio Ayala tuvo que agarrar la pelota tata”, dijo Nakayama para dar a entender que asumió en pleno combate bélico y debió organizarse para recuperar los 3 fortines, en especial el más grande, que era Boquerón. Si bien los bolivianos tenían 4.000 atacantes, pensaban que Paraguay no tendría poder de respuesta; sin embargo, llegaron a ser 5.000 los paraguayos.
“En el arte de la guerra, la proporción recomendada es de 3 a 1; es decir, deberían haber atacado unos 12.000 paraguayos para asegurar una victoria”, indicó. Los paraguayos basaron su victoria en un asedio estratégico, con maniobras de ablandamiento, ocasionando muchas bajas bolivianas.
Paulatinamente, los bolivianos cercados fueron quedando sin víveres y fueron auxiliados por aviones que lanzaban alimentos, pero la situación se fue tornando ya dramática. Hasta el 29 de setiembre de 1932, que se produce la rendición completa de los bolivianos en Boquerón. Se produce la victoria por las armas paraguayas.
La victoria de Boquerón significó un golpe moral positivo que permitió salir del espíritu derrotista de más de 60 años de la Guerra contra la Triple Alianza, concluyó Eduardo Nakayama, político e historiador liberal.
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