La hostilidad en la Cámara de Senadores es una cualidad con la que el Poder Ejecutivo tuvo que convivir en estos dos años. Varias figuras políticas del oficialismo han marcando posturas que lograron desequilibrar en varios momentos la imagen del presidente de la República, Mario Abdo.
Una emergencia sanitaria, como foco principal, logró paralizar la agenda política, pero no logró frenar las actitudes parlamentarias que se desenmarcaron de la pandemia del coronavirus. Como, por ejemplo, visiones políticas contrapuestas en el oficialismo como las del senador Enrique Bacchetta, Silvio Ovelar y Óscar Cachito Salomón, quien logró la presidencia con apoyo de la oposición, lo que desvirtúo a Colorado Añetete dentro de la unidad colorada planificada.
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Mientras que la Ley de Emergencia Sanitaria, acompañada por el Congreso Nacional sin ningún inconveniente por los senadores de la oposición, luego de 5 meses se convirtió en el pesar más fuerte del Gobierno por no lograr los resultados anhelados, suerte para la oposición que tomó como municiones para desvirtuar completamente la gestión del ministro de Salud, Julio Mazzoleni, al frente de esta crisis.
Los fondos aprobados con una sola misión, la de fortalecer el sistema sanitario, quedaron relegados ante la inoperancia del Ministerio de Salud con licitaciones amañadas, motivo por el cual anuncios de nuevos préstamos no son bien recibidos por los senadores de la oposición, quienes anunciaron el rechazo.
También fue el caso del proyecto que apuntaba a la reducción de gastos superfluos, pese a ser iniciativa parlamentaria se alineaba al discurso del Ejecutivo de mejorar la calidad del gasto público, pero solo logró dejar en evidencia a la bancada colorada, que no unificaba criterios.
Figuras del Ejecutivo sin resultados
La desaprobación de los senadores hacia algunos ministros fue una constante en el Congreso y en especial en uno de ellos, Eduardo Petta, ministro de Educación, quien se vio obligado a comparecer ante el Senado por la falta de lineamiento en el plan educativo a distancia que solo evidenció las falencias en gestión.
La falta de resultados también obligó al oficialismo a replantearse los lineamientos, como fue el caso de la renuncia al liderazgo del senador Bacchetta al frente de la bancada oficialista, quien reprochaba algunas figuras del Ejecutivo.
Abdo sumó así más piedras a su zapato, ya que en varias oportunidades tuvo sobre la balanza por un lado a sus ministros de Educación, Eduardo Petta; de Obras Públicas, Arnoldo Wiens; de Trabajo, Carla Bacigalupo; de Agricultura, Rodolfo Friedmann, y el de Salud, Mazzoleni, y por el otro a senadores de su equipo que lo presionaban por la falta de resultados óptimos que desfiguraban la fuerza de su gobierno.
Ante resultados desalentadores, una oposición se afianzó ante situaciones ajenas, como intervenciones a municipios, para marcar postura y advertir al Ejecutivo que no acompañarían más préstamos o proyectos, posición que frenan las estrategias financieras del país.
Con este escenario, más la división de la bancada colorada en el Senado, una constante desde el inicio del gobierno, la visión del Gobierno siempre se vio empañada en varias propuestas. La escena parlamentaria seguirá marcando la pauta, cuando se vislumbra la llegada de una reforma estatal como el parche necesario del Ejecutivo para continuar su marcha hasta el 2023.