Carlos Capurro, especialista en seguridad, analizó los incidentes que se dieron en la noche del miércoles 29 de julio, en la que se produjo un enfrentamiento en la zona primaria de Ciudad del Este entre ciudadanos autoconvocados y fuerzas del orden. “El daño institucional al Gobierno es grave”, dijo sobre el anuncio de la medida y posterior retroceso del Gobierno. “Esto deja a cualquiera mal parado”, aseveró.
“Nadie evaluó lo que iba suceder tras el anuncio. Acá se dio un mensaje muy peligroso: yo cometo desmanes y se me da lo que quiero”, señaló el analista para dar a entender el efecto de un anuncio, tal como lo es la medida del retroceso de la cuarentena y cuyas repercusiones no fueron tenidas en cuenta por los estrategas.
“Lo que pasó en Ciudad del Este fue que se anunció una medida, la gente protestó y reaccionó, y se cometieron actos de vandálicos y el Gobierno cedió”, puntualizó e indicó que el mensaje ahí es que el Gobierno eventualmente volverá a permitir que estos actos de violencia surjan en otros puntos del país.
En ese sentido, el analista indicó que “la principal característica de estos fenómenos sociales es que se expanden rápidamente y son ‘contagiosos’, por lo que es importante la gestión de estos conflictos para evitarlos”.
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Sobre el accionar de la plana mayor de Gobierno, encargada del sistema de inteligencia nacional, señaló que las reuniones estratégicas se realizan antes y no después que sucedan los hechos. “Habría que evaluar antes de tomar una medida y cuáles serían las posibles reacciones y no después. Lo ideal es no llegar a esto”, indicó.
Sostiene además que los organismos de inteligencia deben trabajar de manera coordinada con los organismos de comunicación para que anuncios como este no desaten un “estallido social” nuevamente. Uno de los más graves errores del Gobierno tiene que ver con esa descoordinación, sostiene Capurro.
Seguridad en pandemia
El analista mencionó que la seguridad nacional puede entenderse desde tres ámbitos específicos. Uno de ellos es la protoinsurgencia, como lo son los grupos armados como el EPP y sus ramificaciones. El otro frente es la criminalidad organizada transnacional (PCC-Comando Vermelho) y los nacionales. En la tercera línea tiene que ver con lo que atañe a seguridad ciudadana, la criminalidad cotidiana.
En este sentido, indicó que no es que mermaron los hechos ilícitos durante la pandemia, sino que pasaron a un segundo plano, ya que todas las fuerzas se destinaron a atender las necesidades contra el COVID-19. “No es que mermaron, sino que la atención ciudadana se centró en el tema sanitario”, señaló Capurro.