Por Marycruz- Najle
FOTOS. AFP- ARCHIVO
Hace 110 años, un 6 de julio de 1907, nacía como Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón en el seno de una familia de clase media con un padre fotógrafo, en Coyoacán, México. Hace 63 años, un 13 de julio de 1954, moría como Frida Kalho, consagrada como artista singular en su casa azul de Coyoacán.
Entre esas dos fechas, muchas aguas y sobre todo dramas, pasaron bajo el puente de la vida de Frida, la protagonista de una historia atravesada por grandes dolores, excesos y amores, como para dar letra a las más dramáticas canciones o guiones a los culebrones más lacrimógenos y apasionados que hayan visto la luz en su patria natal.
DE AMOR Y DE SOMBRA
Lo singular de esta vida, además de lo que cuenta la historia, es que en este momento de la historia, ella brilla con luz propia y se ha convertido en una especie de "objeto de adoración" en todo el mundo y es ícono pop, como la define en éstos días la prensa de España y también una figura de enorme influencia en mundos tan dispares como la moda y el feminismo.
Ella, que en vida creció a la sombra de su amor, Diego Rivera, que sí fue el más grande artista de aquel México en el que se expresaba el arte en murales y pinturas de colores fuertes para retratar las luchas populares y la condición del campesinado y la clase obrera.
Diego era "el grande" de la pareja que ella subrayó con sus cejas abundantes, sus trenzas coronadas de flores y sus huipiles y mantones abrigando sus dolores físicos y sus polleras de vuelo que hoy imitan las "influencers" del mundo en sus fiestas.
Sin embargo, a esta altura de las cosas, es ella, Frida y no Diego el que se ha convertido en un ícono de este tiempo.
NARCISISMO Y TALENTO
La Frida que conocemos gracias a sus biógrafos de diferentes tiempos e intenciones, era una niña como cualquier otra, pero con inquietudes artísticas y una sed de libertad que guardaba entre el pecho y la espalda que una tarde desgraciada, le fue atravesada por los hierros de un bus en un accidente que casi le cuesta la vida a ella y a otros.
Ese golpe brutal, que le partió la espalda así y la mantuvo en la cama, además de las secuelas de una polio, que ahora se dice jamás existió de verdad y que era una fuerte escoliosis, pero a ella le pareció más importante decir que tuvo esa enfermedad de niña, fue como la espada que la hirió para siempre y la convirtió además en la artista que fue, la de los autorretratos más descarnados y maravillosos que son admirados y a través de los cuales expresó sus inmensos dolores y pasiones.
"Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida: uno en el que un autobús me tumbó al suelo, el otro es Diego. Diego fue lejos el peor.". Con esa frase, ella respondió a las preguntas que entonces le hacían, fascinados, los entrevistadores que la acosaban cuando ella aparecía con su atavío maravilloso, especialmente en la temporada en que permanecieron en los Estados Unidos, donde Diego fue a pintar un mural especial y vivieron todo tipo de situaciones, hasta la más dramática, que fue nada menos que el aborto espontáneo que padeció ella y que reflejó en uno de sus cuadros.
La militancia política de ambos, en el Partido Comunista, les acercó a una serie de historias de trascendencia, como la llegada de Trotsky al exilio mexicano y su alojamiento en la casa de los Rivera-Kahlo en Coyoacán y la supuesta relación de Frida con el exiliado que luego fuera asesinado en la casa en donde vivió luego de estar con su esposa en lo de los artistas.
"Nunca pensé en la pintura hasta que tuve que guardar cama a causa de un accidente automovilístico. Me aburría muchísimo allí en la cama con una escayola de yeso y por eso decidí hacer algo", diría Frida en una de las entrevistas, cuando le preguntaron porqué se dedicó a la pintura.
No sabemos si es cierto, porque desde la perspectiva de muchos autores, era sumamente narcisista y creaba historias dignas de su fama.
LA FRIDOMANÍA
Según la especialista Martha Zamora, autora de "Frida: el pincel de la angustia", ella está a la altura de Picasso, Dalí , Van Gogh y Andy Warhol.
Se ha convertido en un ícono cultural y ha trascendido lo puramente artístico para llegar a influenciar todos los aspectos que hoy influencia. Su imagen ha salido de los museos y galerías como autora de bellas obras para aparecer ahora en camisetas, bolsos de diseñadores, posters y tazas.
Todo tipo de objetos y merchandising que, según Zamora afirmó hace unos días a la prensa española "a ella le hubiera encantado" ya que era muy afecta al estilo y le encantaba despertar admiración o curiosidad a su paso".
La llamada "fridomanía", también rescata su figura y su libertad a la hora de elegir amores, por quienes la asocian al feminismo por su participación en la vida política y su defensa de lo femenino.
Lo cierto es que su vida sexual es también otro misterio al que muchos han echado leña para crear el fuego y pocos realmente pueden hablar con absoluto conocimiento de causa. Se la ha asociado con varios amantes, tantos masculinos como femeninos, algunas figuras muy importantes en la vida cultural de su país.
ÚNICA Y SINGULAR
Vale la pena tener presente, al hablar de Frida Kahlo, que más allá de cualquier historia o mito sobre su figura o su vida privada, está la artista. Una gran artista que en su tiempo tal vez no trascendió de la manera que debió hacerlo pues su obra –al igual que su vida– siempre estaba precedida por la enorme figura de Diego Rivera.
El mismo, reconoció y habló de su calidad como artista, elogiando a la artista plástica más allá de los avatares de su vida de pareja, sus peleas y divorcio.
Más allá de la mercadotecnia que ha puesto su rostro ovalado, sus cejas y su boca roja subrayada por un bigote, coronada de flores, ella es por sobre todo, una gran artista capaz de sintetizar una historia y un tiempo, a través de su obra.
Su imagen es también objeto de análisis. ¿Porqué Frida se dejó crecer el bigote cuando lo femenino es justamente lo contrario? La razón es que, según lo dijo ella misma en una entrevista, "Diego me dijo que lo dejara que no me lo rasurara, cuando lo rasuraba se enojaba".
Las mujeres de México de la post colonización, se dejaban crecer el bigote para demostrar su ascendencia española. Si no tenías bigote ni vello eras más "indígena", ya que los indígenas eran lampiños.
Sobre la ropa que usaba, con prendas de origen folklórico de su país y de sus pueblos originarios, también tenían un fuerte mensaje: el de rescatar la obra de las mujeres del pueblo, mostrando que lo bello no tiene nada que ver con las sedas y oropeles, sino por los colores de la magia de la autenticidad.
Lo cierto es que su estilo, se convirtió en una "marca registrada" que seduce hasta hoy a todo el mundo. Tanto que la imagen de Frida, así como la de la Virgen de Guadalupe, son dos íconos igualmente presentes en la cultura del sur de Estados Unidos, adonde llegaron en las manos y en el corazón de los millones de inmigrantes mexicanos.