La llegada del papa Francisco a suelo gua­raní un 10 de julio de 2015 marcó sin duda alguna el corazón de los paraguayos que anhelaban esta visita y ser parte de uno de los innu­merables recorridos por el mundo del sumo pontífice, un recorrido que quedaría para siempre en la historia del país y que en estas horas, momento en que se lamenta su partida de la vida terrenal, consuela y alivia.

Pareciera que todo estaba coordinado para que la pre­sencia de Francisco en Para­guay sea inolvidable, pues al terminar el acto de bienve­nida, y luego de que los niños abrazaran al pontífice, caye­ron algunas gotas en el aero­puerto internacional, lo que aceleró a los visitantes, integrantes de la comitiva a abrir los paraguas o a vestir el piloto negro, que formaba parte de la vestimenta oficial requerida.

El papa recibió en Ñu Guasu a una multitud que se dio cita en el lugar a pesar de la torrencial lluvia.FOTO: ARCHIVO

ARMAR LÍO

De esta forma arrancaba la maratónica visita que emprendió el papa Francisco a Paraguay, donde más de 2.000.000 de personas fue­ron a verlo, ya sea en las calles, en las misas, como también en los lugares donde visi­taba. Fueron tres días carga­dos de fe y esperanza, reple­tos de emociones, pues todos querían verlo, tocarlo y si se podía, recibir su bendición. Muchos pudieron lograrlo.

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Su amor por los paraguayos y su gran carisma hicieron que todos los lugares a los que él acudió se llenaran de gente que quería verlo pasar. Algunos se animaron a más y pudieron hablarle, tocarle y pedirle la bendición. A pesar del clima inestable, las calles estaban repletas dando un cálido recibimiento al santo padre. Sin dudas, fueron días históricos, días inolvidables.

El santo padre tuvo en emotivo encuentro con la Virgen de Caacupé y los devotos fieles, en la Villa Serrana.FOTO: ARCHIVO

En la Catedral ofició una misa con los religiosos. En la Fundación San Rafael com­partió con los más necesi­tados, los más desvalidos; mientras que en Ñu Guasu, uno de los momentos cum­bre de su visita, celebró una misa multitudinaria bajo la sombra del altar fabricado por el artista Koki Ruiz, que por su belleza cobró resonan­cia a nivel mundial. También en la Costanera de Asunción dio su histórico mensaje ante una multitud de jóvenes, pues los alentó “a armar lío, pero a organizarlo bien”.

SOLIDARIDAD

Además de las reuniones que mantuvo con los obispos y las autoridades locales de enton­ces, Francisco realizó varias paradas para tener encuen­tros más cercanos con quie­nes más los necesitaban: los enfermos, los desvalidos, los más humildes y los jóvenes.

La visita de Francisco llenó de emoción y esperanza a los corazones paraguayos.FOTO: ARCHIVO

Es así que visitó el Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu, en San Lorenzo; donde compartió con los niños internados y sus familiares y con el plantel médico del centro asisten­cial. Asimismo, llegó hasta el Bañado Norte, donde ofi­ció una misa para la gente de la periferia, dando preferen­cia a los más humildes, a los necesitados y valoró “todo lo que pelean para tener una vida digna, un techo”.

Allí también criticó la fe sin Cristo, la que solo sirve para la apariencia, pero no para ayudar. “Si no tenés un cora­zón solidario, si no sabés lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil o es enferma o está muerta. Es una fe sin Cristo”, fue el contundente mensaje.

La mujer paraguaya, “la más gloriosa de América”

Francisco tuvo un encuentro muy emotivo con la Virgen de Caacupé, de quien se declaró devoto.

En la capital de la espirituali­dad del país, Caacupé, el papa tuvo un encuentro íntimo y emotivo con la Virgen de Caa­cupé, a quien tanto amaba y admiraba. Es así que estuvo en el camerino de la Virgen donde agradeció estar ahí. Luego salió a oficiar una mul­titudinaria misa en la expla­nada, donde una vez más elogió y valoró la fuerza de la mujer paraguaya, “la más gloriosa de América”. Tam­bién dejó clara su admiración, amor y respeto por la Virgen de Caacupé, dejando como regalo la elevación del san­tuario a basílica.

En el estadio del León Con­dou mantuvo un encuentro con la sociedad civil, donde pronunció la histórica frase: “La corrupción es la polilla, es la gangrena de un pueblo”. También pidió a los jóvenes que busquen en sus mayores y abuelos la sabiduría, además de recordar que la riqueza de la vida está en la diversidad.

A casi diez años de esa visita a Paraguay y ante la triste noti­cia del fallecimiento del papa Francisco, es razonable bus­car en tan bellos recuerdos imágenes de alegría, amor y por sobre todo cercanía, pala­bras que indiscutiblemente describen al primer sumo pontífice latinoamericano.

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