Cuatro paragua­yos residentes en España fueron dete­nidos por la Policía Munici­pal de Madrid cuando cir­culaban por la Plaza de Castilla a bordo de un auto­móvil bebiendo alcohol. Los sujetos son sindicados de haber robado una casa en la zona de Santander.

Según el informe presentado por las autoridades españo­las, en el poder de los hom­bres se encontraron un total de 150.000 euros en efec­tivo, varias joyas, relojes de marca, entre ellos un Rolex, pulseras, monedas antiguas, un iPad, material informá­tico, tarjetas bancarias y un pasaporte que no pertenecía a ninguno de los cuatro ocu­pantes.

Con la verificación de la información del pasaporte se corroboró que su propie­tario presentó una denuncia de robo a su domicilio días atrás, luego de encontrar la puerta trasera violentada.

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Los detenidos se encontra­ban en evidente estado etí­lico y consumiendo estupefa­cientes, por lo que alertaron a las autoridades, quienes rápidamente inspecciona­ron el vehículo y encontra­ron restos de marihuana y diversas herramientas, las cuales se presumen fueron utilizadas para violentar la entrada de la casa; y varias botellas de whisky que tam­bién pertenecían a la víctima del robo.

Los compatriotas contarían con frondosos antecedentes, los cuales involucran el robo de viviendas; en este caso en particular, todo su actuar quedó registrado en las imá­genes de circuito cerrado con las que contaba el propietario del lugar.

DETENIDA EN BRASIL

Óscar Benítez, el paraguayo cuya pareja, Lucía Insfrán, está detenida en Brasil por supuesto hecho de insultos racistas, dijo que sigue sin poder verla. Benítez afirmó que la mujer sigue detenida en la Penitenciaría Vander­lei Tartari Monteiro, que se encuentra en el municipio de Tupi Paulista, en el estado de San Pablo, Brasil.

Los abogados solicitaron un habeas corpus que aún no fue resuelto. Mientras tanto, Lucía sigue incomuni­cada, ya que su marido aún no puede visitarla, según dijo en conversación con la 1020 AM. Indicó que está sumamente preocupado, ya que su entrada el país tam­bién ya está venciendo. “No puedo visitarla, no puede recibir visitas. Me pidieron que le escriba una carta, lo hice llorando para que sepa que sigo solo acá”, relató entre lágrimas el hombre que teme que su esposa sea condenada en el vecino país y sea tras­ladada a la penitenciaría de San Pablo, que está ubicada a 700 kilómetros de donde se encuentran.

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