Hoy, 7 de enero, se rememoran 30 años del terrible acci­dente en el que fallecieron 11 personas en Hugua Hû, zona del cerro de Caacupé, luego de que una ambulancia y un bus de larga distancia choca­ran de frente. Se presume que la colisión se dio ante un ade­lantamiento indebido y desde aquella oportunidad se conoce a la zona como la bajada de la muerte.

Desde la cima del cerro de Caacupé, zona conocida como Hugua Hû hasta Pedrozo (Ypa­caraí), se conoce a la ruta PY 02 como “la bajada de la muerte” y esta fue bautizada así luego del segundo accidente con deri­vación fatal que se registró en el año 1995. Los poblado­res afirman que ese accidente siempre será recordado, ya que desde aquella vez cada boci­nazo o frenado brusco sirven de alarma para ellos.

Mayores datos sobre este fatídico accidente no se tie­nen, solo recuerdan que fue­ron 11 personas las que falle­cieron, entre ellas pasajeros, conductores y paramédicos. “Este tramo de la ruta PY02 (desde el kilómetro 40 al 48) ha sido bautizado como ‘la bajada de la muerte’ o ‘el tramo del infierno’, lugar que está envuelto de leyendas y mis­terio”, detalló el historiador Ángel Piccinini, en entrevista con La Nación/Nación Media.

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Señaló que entre estos ocho kilómetros se encuentran las compañías de Hugua Hu y Pedrozo, cuyos pobladores han sido testigos de innumera­bles tragedias. “Los registros de accidentes en esta zona se remontan a la década de 1930. Desde entonces, más de 200 vidas se han perdido en este corto tramo, que equivale aproximadamente a una cruz cada 15 pasos”, apuntó.

Más de 200 vidas se perdieron en este tramo conocido como “la bajada de la muerte”.FOTO: GERNTILEZA

HACE 30 AÑOS

Piccinini indicó que el acci­dente que se reportó hace exac­tamente tres décadas fue un choque entre una ambulan­cia del Ministerio de Salud y un colectivo de la empresa La Santaniana, incluso se habla de dos buses, esta terrible coli­sión arrojó como resultando la muerte de 11 personas.

“Si bien el primer registro documentado de accidente en publicaciones periodís­ticas data del 15 de julio de 1978, cuando un colectivo de la empresa Rápido Yguazú SA (RYSA) colisionó fron­talmente contra un camión sojero, cobrándose la vida de 19 personas, el accidente más recordado por la población local ocurrió el 7 de enero de 1995″, refirió.

ADELANTAMIENTO INDEBIDO

Vecinos de la zona recuerdan este accidente y afirman que se trató de un adelantamiento indebido en una ruta que era bastante angosta. Hace 30 años el lugar era más despo­blado, al menos los vecinos no corrían peligro como en estos tiempos, donde pese a la imple­mentación de buena infraes­tructura y mantenimiento de la ruta siguen reportándose terribles siniestros.

“Tenía 9 años cuando ocu­rrió ese accidente, fue real­mente impactante. Los veci­nos siempre recuerdan este siniestro, fue en el kilómetro 40, conocida como Hugua Hû en inmediaciones del Kurusu Pablito. Antes la ruta era más angosta, solo de 2 carri­les, uno subía y otro bajaba. En ese entonces había muy poca gente, era un lugar deso­lado”, apuntó Cristina Caba­ñas, pobladora de la zona, en entrevista con LN.

Afirmó que este percance rutero se desencadenó a causa de un adelantamiento inde­bido por parte de un bus de larga distancia que chocó a la ambulancia que llevaba a un paciente grave. “Esta ambu­lancia iba rumbo a Caacupé, llevaba a un paciente que estaba muy grave y La Santa­niana iba rumbo a Asunción, realizó el adelantamiento y embistió contra la misma”, apuntó.

Detalló que la ambulancia volcó y el bus avanzó hasta que detuvo la marcha, otro bus de la misma empresa que circulaba por la zona también resultó afectado. “En el lugar perdieron la vida siete personas y por el camino rumbo al hospi­tal fallecieron cuatro personas más, completando 11 fallecidos. Hasta ahora en el lugar antes de alcanzar un conocido hotel se encuentra el nicho que se ins­taló en nombre de los falleci­dos”, manifestó.

¿UNA MALDICIÓN?

El historiador Piccinini refi­rió que desde la época de la Guerra del Chaco, en 1930, prisioneros bolivianos fue­ron forzados a trabajar en la construcción del Tapé Tuyá, camino que conducía al cerro de Caacupé. Estos prisione­ros sufrieron condiciones infrahumanas durante su cautiverio.

“Según la leyenda local, la maldición comenzó cuando uno de estos prisioneros, ago­tado por el trabajo forzado y el maltrato, maldijo el cerro mientras trabajaba bajo el sol abrasador. Se dice que en ese momento una tormenta de nubes negras cubrió la cima del cerro, y las rocas que se desprendieron cobraron su primera víctima: uno de los guardias”, apuntó.

Pese a las mejoras en la infraestructura y todas las metodologías que se imple­mentan para evitar acci­dentes graves, los siniestros viales se siguen reportando. “La historia de la ‘bajada de la muerte’ tiene un para­lelo significativo en Bolivia: la famosa carretera de Los Yungas, conocida mundial­mente como ‘la carretera de la muerte’ que irónicamente fue construida por prisione­ros paraguayos durante la Guerra del Chaco, y los boli­vianos atribuyen sus numero­sas víctimas a una ‘venganza paraguaya”’, puntualizó.

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