La Navidad en Para­guay está marcada indudablemente por la tradición del montaje del pesebre; sin importar el tamaño, la forma en que es montado o los adornos, su impacto está siempre mucho más ligado al amor con que es construido y al sinónimo de unidad que hace que las familias revivan el senti­miento de felicidad del naci­miento del Niño Jesús.

A contados diez días para esta fiesta central del pueblo cató­lico, en Paraguay ya se han inaugurado innumerables pesebres, destacando entre uno de ellos el famoso pese­bre gigante de la familia Sán­chez en la ciudad de Itauguá, el cual lleva siendo montado cada año desde hace 100 años.

Si bien el montaje y la expo­sición del mismo son para todo público que quiera lle­gar a este gigante pesebre, se vio interrumpido por la pan­demia. Tras casi cuatro años, este fin de semana volvió a ser habilitado y visitantes de diferentes puntos empezaron a llegar, reavivando la tradi­cional costumbre conocida dentro y fuera de la localidad.

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La misma remarcó que cada año se eligen diferentes temá­ticas para ir cambiando y, si bien la mayoría de las piezas son de la colección de la fami­lia, algunas son cambiadas o reemplazadas según nece­sidad; este año, en particu­lar, comentó Elsa González que la escena montada se ins­piró en la ciudad de Belén, con casas que adornan el pesebre, animales, pastores, ángeles y el tradicional establo donde se encuentra el Niño Jesús, logrando así contar parte de la historia.

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