Como todos los años, y pese a la inclemencia climática, ante una concurrencia masiva de fie­les, monseñor Ricardo Valen­zuela, obispo de la diócesis de Caacupé, celebró la misa cen­tral en honor a la Virgen con el tema “testigos de la espe­ranza con la Virgen María y los santos”.

Monseñor Valenzuela des­tacó la fortaleza que tienen los testimonios de los fieles que, a pesar de las adversida­des, continúan firmes en la fe, y confiados en su lucha por un testimonio de fe acorde a los lineamientos de la Iglesia católica darán sus frutos de manera abundante, retribu­yéndoles cada sacrificio.

“Por otra parte, encontramos motivación en la que debemos apoyarnos para que, a pesar de las dificultades que ten­gamos, podamos y debamos seguir ilusionados, fortale­cidos y esperanzados; ¿qué es?, es el testimonio de tan­tas personas que, a pesar de las dificultades del momento actual para vivir y ser testigos de la fe, siguen siendo verda­deros creyentes y agentes de evangelización, que viven y comunican su fe a los demás, apoyados en el Señor que los acompaña siempre y los hace fuertes”, remarcó el obispo.

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En un momento, el obispo dijo que existe dificultades para hacer realidad la evan­gelización que el mundo necesita y que la Iglesia tiene que hacer realidad, porque es la misión confiada y recibida del mismo Cristo. Lamentó la pérdida de la transmisión de la fe de una generación a otra.

“En los últimos veinticinco años hemos vivido, y esta­mos viviendo, una verda­dera y penosa pérdida de valores humanos y cristia­nos. La sociedad, la familia y los agentes de la evangeli­zación tienen la sensación y el sentimiento general de no encontrarse a gusto en la tarea evangelizadora, en la que se ponen muchos esfuer­zos y se obtienen muy pocos frutos”, indicó. Valoró los matrimonios que, en medio de una sociedad que no valora la institución matrimonial ni los compromisos de fide­lidad, luchan, con toda su fuerza, para cultivar y cui­dar su matrimonio y para ser fieles al mismo desde la fe. Asimismo, se refirió a los que no pierden la confianza ni la esperanza en el Señor, sino que la viven con entereza y alegría, siendo un ejemplo auténtico de fe para cuantos los contemplan, porque su testimonio manifiesta que es la fe y la fuerza de Dios.

Asimismo, dijo que no se puede “menos que reconocer las infidelidades al Evangelio que han cometido algunos de nuestros hermanos. Pidamos perdón por las divisiones que han surgido entre los cristia­nos, por el uso de la violen­cia que algunos de ellos hicie­ron al servicio de la verdad, y por las actitudes de descon­fianza y hostilidad adopta­das a veces con respecto a los seguidores de otras reli­giones”, aseguró.

“Confesemos, con mayor razón, nuestras responsa­bilidades de cristianos por los males actuales. Frente a la indiferencia religiosa, al secularismo, al relativismo ético, a las violaciones del derecho a la vida, al desinte­rés por la pobreza, no pode­mos menos de preguntarnos cuáles son nuestras respon­sabilidades”, reflexionó.

Uno de los primeros temas abordados por monseñor Valenzuela se enmarcó en el inicio del Jubileo 2025, el cual se espera abra las puer­tas de la Iglesia católica a una reconciliación en la fe a nivel mundial, de manera en que se pueda celebrar la unidad de todos los católicos en la humildad, el respeto y, por sobre todo, la misericordia del evangelio.

La inclemencia del tiempo no fue impedimento para demostrar la fe de los promeseros.FOTO: MATÍAS AMARILLA

Remarcó que a lo largo de los años la Iglesia católica y todos quienes trabajan para su pro­moción se han visto abatidos por un sentimiento de des­ilusión al ver que el trabajo y esfuerzo de miles de misio­neros, sacerdotes, diáconos y evangelizadores en muchos escenarios apareciera no dar frutos, pero que a pesar de esto se mantienen firmes a la voluntad de Dios gracias al legado de esperanza que se ve en los testimonios de amor de la sociedad católica.

“El momento actual del mundo y de la Iglesia es un momento lleno de dificul­tades para hacer realidad la evangelización que el mundo necesita y que la Iglesia tiene que hacer realidad, porque es la misión confiada y recibida del mismo Cristo. En los últi­mos veinticinco años hemos vivido, y estamos viviendo, una verdadera y penosa pér­dida de valores humanos y cristianos”, indicó monse­ñor Valenzuela.

Así también, destacó que el anuncio de este nuevo jubi­leo será un motor para buscar el perdón y la reconciliación entre todos los creyentes; acto que promoverá el avance hacia nuevos inicios sociales con mayor fortaleza y espiri­tualidad de la mano de la Vir­gen María y todos los santos.

“Hoy más que nunca nece­sitamos pedir perdón. A la vez que alabamos a Dios que, en su amor misericordioso, ha suscitado en la Iglesia una cosecha maravillosa de santidad, de celo misionero y de entrega total a Cristo y al prójimo, no podemos menos de reconocer las infidelidades al Evange­lio que han cometido algu­nos de nuestros herma­nos. Al mismo tiempo que confesamos nuestras cul­pas, perdonemos las culpas cometidas por los demás contra nosotros”, comentó monseñor Valenzuela. En la misma tesitura, fortale­ció el mensaje de amor que da Dios a través del perdón y la reconciliación, fomen­tando no solo el crecimiento espiritual de los cristianos, sino un encuentro con la verdadera fe, la cual podrá guiar sus caminos hacia un futuro mejor y mucho más próspero. “Solamente la esperanza de la transfigu­ración total en Dios, en un eterno cara a cara con él, es lo que enciende la chispa de la certeza. María es su gran señal, que asegura nuestra esperanza y confirma nues­tro aliento. Ella ha sido coro­nada como reina, cuida con caridad maternal de los her­manos de su Hijo para que, superando las pruebas de la vida, puedan alcanzarla en la patria bienaventurada”, comentó monseñor Ricardo Valenzuela.

Salud: cobertura exitosa

El ministerio tuvo a disposición 29 puestos fijos y 49 puestos provisorios.

Ayer domingo, el vicemi­nistro de Atención Integral a la Salud, Santiago García; el director de la III Región Sanitaria, Fabián Correa, y el director del Hospital Regio­nal de Caacupé, Luis Gómez, brindaron una conferencia de prensa en el marco del ope­rativo de cobertura sanitaria por las festividades de la Vir­gen de Caacupé. “Con relación a la cantidad de gente atendida el año pasado, la cifra superó ampliamente la expectativa de atención. El operativo para nosotros es un éxito este 2024, tenemos una cantidad de per­sonas atendidas de 13.805 a lo largo del operativo con rela­ción a un poco más de 9.000 que tuvimos el año pasado”, destacó el viceministro de Atención Integral a la Salud.

Dijo que durante la cober­tura los visitantes de la Villa Serrana tuvieron a disposi­ción 29 puestos fijos, 49 pues­tos provisorios, 48 ambulan­cias, un helicóptero, 6 tanques de agua y 80 sanitarios por­tátiles. Recordó que el opera­tivo de cobertura por parte de la cartera sanitaria conti­núa hasta el 15 de diciembre, teniendo en cuenta que se sigue aguardando la visita de peregrinos durante la octava.

En cuanto a las atenciones realizadas, el director del Hospital Regional de Caa­cupé detalló que en total se realizaron 104 derivaciones, de las cuales solo una debió ser enviada a un centro especiali­zado. Resaltó que afortunada­mente no se dieron asistencias de casos médicos graves ni se reportaron fallecidos.

Promeseros visitaron el Tupãsy Ykua

Una historia que data de la Guerra contra la Triple Alianza.

Desde muy tempranas horas de ayer domingo 8 de diciembre se pudo observar a gran cantidad de perso­nas ingresando en la sede de la emblemática capilla del Tupãsy Ykua, como la conocen los feligreses que acuden a Caacupé.

El manantial guarda con­sigo una historia que data de la Guerra contra la Triple Alianza, además de varios milagros y sanaciones que son atribuidos a las aguas cristalinas que salen de la naciente y que luego de la visita a la Basílica, es un sitio donde los feligreses acuden casi como una obligación.

El agua de la Virgen es muy milagrosa, es por eso que las personas se acercan al lugar para cargar sus botellas y en la mayoría de las veces se usa cuando las personas están enfermas. Tupãsy Ykua es el segundo lugar más visi­tado de Caacupé, luego de la Basílica, atendiendo a que los promeseros llegan hasta la citada capilla para refres­carse y llevar el agua mila­grosa.

De acuerdo a los datos, los peregrinantes de diferentes zonas del país ya pasaron por Tupãsy Ykua. Grupos de reli­giosos de San Pedro, Coro­nel Oviedo, Caazapá, Villa­rrica, Asunción y otros sitios ya pasaron por la zona.

Inclemencia del tiempo no fue impedimento

Fieles se acercaron a pagar sus promesas pese a las condiciones climáticas.

Como en otras ocasiones, la inclemencia climática no fue impedimento para que los fie­les cristianos lleguen hasta la Villa Serrana para pagar su promesa o simplemente para dar gracias por los favores o las gracias recibidas.

Desde distintos puntos del país, algunos a pie, otros en colectivo y también en vehí­culo particular, los fieles cató­licos llegaron hasta la capital de la fe paraguaya para hon­rar a la Inmaculada Concep­ción, más conocida como la Virgen de Caacupé. Sin dis­tinción de edad ni sexo, los promeseros llegaron, chicos, jóvenes y adultos, todos con fe, la devoción y la esperanza.

Para los creyentes, estar junto a la Virgen de Caacupé en este día especial es la mejor manera de agradecer por su bendición en este año que va terminando.

“Es muy emocionante estar junto a ella en este día. Cada uno le agradece y le sirve como puede”, dijo una pro­mesera que llegó desde Misio­nes, caminando desde el des­vío de Piribebuy. Sofía tiene 49 años y viene caminando con sus hijos para agradecer que terminaron los estudios, uno en la universidad y otro del colegio.

Protegidos con paraguas o con pilotines, la gente llegó en las últimas horas utili­zando distintos métodos: a pie, en auto, colectivo, bici­cleta, caballo y carreta. Los que llegaron más temprano pudieron descansar algo antes de emprender nueva­mente regreso.

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