El obispo de Coronel Oviedo, monseñor Juan Bautista Gavi­lán, presidió la misa en honor a la Virgen de Caacupé y pidió a los servidores públicos ejercer la función con gene­rosidad y sin corrupción. “Cuando salpica la corrup­ción, el Estado debe prescin­dir de esos servicios que solo endeudan al pueblo”, afirmó.

El religioso abordó la proble­mática de los indígenas en el departamento de Caaguazú donde niños y adultos deam­bulan por las calles. Clamó una respuesta de las autori­dades y se refirió puntual­mente a los nativos de Hugua Po’i, del distrito de Raúl Arse­nio Oviedo.

Existe un déficit significativo. Urge la formación de líderes políticos comprometidos con el bien común, guiados por una perspectiva humanitaria y desprovistos de intereses personalistas. No debemos eludir el compromiso con la paz y la justicia, dijo.

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En gran parte de su homilía pronunciada en jopará, mon­señor Gavilán habló de la vida consagrada y el rol de los curas y laicos en la construcción del nuevo país, que incluya a los desfavorecidos. Dijo que los religiosos son signos de espe­ranza para la feligresía.

“La vida religiosa es preludio del cielo. El sacerdote mues­tra la belleza de la caridad en su trajinar diario por la parroquia. Somos peregrinos de esperanza por el camino de la paz. Aquí estamos de los distintos sectores de nuestra patria”, refirió.

A los peregrinos, sugirió acer­car a la Virgen de Caacupé su felicidad como también sus dificultades. “Pidan a la Vir­gen contar con la gracia de su hijo Jesucristo. Hagamos el esfuerzo de abrir nuestros corazones para que, saliendo de esta casa, vayamos con esperanza de construir una patria nueva e hijos sin mal”, expresó.

Monseñor Gavilán hizo espe­cial mención a la juventud caaguaceña que se empeña en trabajar y estudiar. Igual­mente, destacó dos signos positivos propiciados por los laicos del departamento. Una de las obras es una casa de alojamiento para jóvenes con adicciones, que actual­mente acoge a 17 personas. Otro “signo de esperanza” es que un laico logró dar cobijo a 23 ancianos en situación de calle que ahora ya cuen­tan con un hogar.

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