- Por Sara Valenzuela
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Bajo la presidencia de Rafael Franco, en la mañana del 12 de octubre de 1936 se inaugura de manera oficial el Panteón Nacional de los Héroes. Se hace en medio de una estela de solemnidad y patriotismo que acompañaba a su vez el ingreso de los restos de uno de los máximos exponentes de la historia paraguaya, el mariscal Francisco Solano López y los del denominado soldado desconocido.
Ambas urnas representaban no solamente a figuras emblemáticas de la Guerra contra la Triple Alianza, sino que se presentaban como una ofrenda en memoria de cada uno de los paraguayos que sacrificaron su vida en defensa de nuestra nación en una de las guerras más cruentas de nuestra historia.
Francisco Solano López, mariscal y presidente del Paraguay, fue muerto en la última batalla de la sangrienta Guerra contra la Triple Alianza, en Cerro Corá, el 1 de marzo de 1870, y le dieron sepultura allí, que fue su último campamento.
VALOR SIMBÓLICO
Como uno de los máximos exponentes de la Guerra del Chaco, para el propio presidente Rafael Franco y para todos aquellos paraguayos quienes también fueron parte de la contienda, la inauguración del Panteón Nacional de los Héroes y la llegada de los restos del mariscal López enarboló no solo el sentimiento de patriotismo, sino que fue una manera certera de reafirmar la identidad y el valor nacional en aquel tiempo.
“Para esa época fue muy importante, porque López era una figura que para los combatientes de la Guerra del Chaco era muy fuerte, ya que ellos habían recibido durante su infancia y su adolescencia mucho sobre los héroes del Paraguay y especialmente de los héroes de la Triple Alianza y claro, de su comandante”, indicó Chamorro.
RESTOS DE LÓPEZ SIGUEN EN CERRO CORÁ
Aquel día, el homenaje póstumo que se le rendiría primeramente en el Palacio de los López con un multitudinario desfile hasta la última guardia realizada por los excombatientes de la Guerra del Chaco fue hecho a una urna. Sin embargo, no contenía los restos del histórico líder nacional y bélico.
“Los restos que se encuentran en el lugar en definitiva no son del mariscal López; él había sido enterrado en su propia carpa en el lugar donde él dormía durante el tiempo que estuvo en Cerro Corá y el sitio de donde sacaron los restos es donde hoy está la cruz grande en Cerro Corá, la cual está a más de dos kilómetros de donde estaba el campamento principal”, precisó el historiador Fabián Chamorro en conversación con La Nación/Nación Media.
Remarcando que este hecho de ninguna manera le resta valor, y por sobre todo simbolismo a la presencia de las urnas en el Panteón de los Héroes, ya que a pesar de que no sean los restos precisamente del mariscal al frente de aquel ejército, sigue siendo la representación no solo de su legado, sino del de cada soldado caído.
RECUPERACIÓN DE RESTOS
Pero si bien con la inauguración del Panteón Nacional de los Héroes se logró una concurrencia masiva y una reivindicación del nacionalismo admirable para la época, dejando para la posteridad un monumento que recordaría a quien lo visite, quienes fueron y cuál fue el rol de cada una de las figuras que descansan ahí, décadas después surgió la interrogante de si sería posible recuperar los restos del mariscal López.
Ante esta duda, el historiador Fabián Chamorro subrayó que la improbabilidad de encontrar el lugar exacto en donde fue enterrado Francisco Solano López es muy alta, y que de hacerlo los años de desgaste del suelo y las condiciones del mismo harían probablemente que la búsqueda sea muy poco exitosa.
“Es difícil que estén hasta la actualidad sus restos en el sitio, teniendo en cuenta el tipo de tierra de la zona, la cual es muy ácida y si queda algo, probablemente solo sea la bala con la que le terminaron matando y eso con la cantidad de movimiento de suelo hace imposible que esté en el mismo punto donde fue enterrado”, finalizó Fabián Chamorro.