El trabajo de voluntariado le hizo conocer Paraguay y su vocación de investigadora le abrió el camino para cruzar fronteras desde hace 31 años consecutivos, consolidar proyectos y trabajar con las mujeres paraguayas en la mejora de su calidad de vida. La doctora Yoko Fujikake, exrectora de la Universidad Nacional de Yokohama y actualmente decana de la Facultad de Ciencias Urbanas de la misma casa de estudios, es una destacada japonesa con corazón paraguayo, reconocida entre 100 ciudadanos sobresalientes de su país a nivel internacional, constituye una revelación en Paraguay en la tarea de empoderamiento de miles de mujeres, especialmente del área rural que se han convertido en pequeñas emprendedoras, impactando positivamente en sus comunidades.

¿Qué puede comen­tar sobre la expe­riencia de tra­bajo de más de 30 años con las mujeres rurales del Paraguay?

–Es un aprendizaje mutuo continuo. Cuando yo llegué hace 31 años atrás y comencé a trabajar para el mejora­miento de la calidad de vida para las mujeres rurales y los niños, ellos nos enseña­ron muchas cosas de amis­tad o ayudar a la gente eso es como mi aprendizaje princi­pal porque en Japón a veces nosotros vivimos como núcleo familiar; entonces, no colaboramos de casa y casa vecinas. Esto no ha cambiado desde el princi­pio hasta ahora. Entonces, para mí es muy importante como ser humano.

Las mujeres paraguayas son muy sufridas y en muchos casos les cuesta tener con­fianza en sí misma. Yo observo cómo al comienzo hay a veces miedo de expresar su opinión, pero eso con las capacitaciones, con el cono­cimiento van cambiando, van mejorando, se van empode­rando, convirtiéndose en microempresarias. Muchas que al comienzo eran tími­das, me explican “ya no soy mujer incapaz, yo estoy capacitada, yo soy empode­rada”. Ya tiene alguna tienda en frente de su casa, con o sin apoyo de sus parejas o exparejas.

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–¿La autoestima es el prin­cipal problema que usted observó en nuestras muje­res rurales?

–En principio, sí. Pero una vez que se capacitan, adquieren técnicas. Todas dicen “ya tengo confianza y yo no soy como antes y somos empo­deradas, mujeres empodera­das”. Y ganaron, sí, como no mucho, mucho, pero ganaron suficiente para dar educación para sus hijos.

Y algunas son parejas y su esposo también le ayuda mucho. Ellas dicen que su visión se amplía, porque antes nunca pensaron, por ejemplo, vender sus produc­tos, manualidades. Muchas mujeres me dijeron que ellas quieren tener una tienda de su negocio para vender y ya no solo ser una ama de casa en su identidad.

–¿Cuáles son estos proyec­tos en los que están traba­jando?

–El primero es el mejora­miento de la Calidad de Vida de las Mujeres Rurales del Paraguay y en una segunda etapa el de Desarrollo Rural Integral, hacia el Agrotu­rismo. Los objetivos se con­centran en La Colmena, departamento de Paraguarí y Coronel Oviedo, departa­mento de Caaguazú.

Ya estamos cumpliendo ocho años de este proyecto en la primera y segunda etapa. Y en la segunda etapa estamos haciendo agroturismo, que es un poco diferente como meta y en La Colmena es muy linda la naturaleza y ellos tienen muchos tés con yuyo, com­binación riquísima, y enton­ces ellos quieren vender y ahí como nosotros estamos ense­ñando cómo hacer.

Y ahora con algunas muje­res, no todo, porque no todo tiene tierra grande, pero la que tiene tierra grande o la que tiene su padre o pariente tiene como muy lindo lugar, ellos están queriendo ofre­cer su lugar a extranjeros posadas para que duerman y para que coman, para que cosechen y para que disfru­ten de la naturaleza. También ellos como nosotros quere­mos ofrecer cosas muy nutri­tivas y orgánicas. Estamos hablando de microempresa­rias en el rubro agroturismo, también la parte comida, gas­tronomía, servicio de hotele­ría y turismo, cómo preparar, cómo ellos pueden recibir a huéspedes en su casa, cómo tienen que preparar sus camas, que ellas no necesi­tan muchos recursos para ofrecer esos servicios.

–¿Y cuántas mujeres bene­ficiarias forman parte del proyecto?

–Son más de 1.000 mujeres del área rural. En noviembre que viene estamos llevando el tercer grupo de mujeres rurales de La Colmena y Coro­nel Oviedo a capacitarse en Japón.

La primera parte del pro­yecto que duró cinco años se evaluó y tuvo buenísima calificación. La JICA es la que financia y la Universi­dad Nacional de Yokohama, Japón, administra y trae directo al beneficiario, por eso pueden viajar las mujeres a Japón, viajan para capaci­tarse, no hay intermediarios. Tenemos alianzas con la Uni­versidad Nacional de Asun­ción, la Universidad Nihon Gakko, la Universidad Nacio­nal de Caaguazú y la Senatur.

–¿Qué capital necesitan para emprender sus nego­cios en el marco de los pro­yectos mencionados?

–Primeramente, nosotros les enseñamos cómo usar sus propios recursos o de su entorno. Cuando una mujer decida poner una tienda enfrente de su casa por supuesto ellas tienen que ahorrar, pero mientras ganan su dinero, ellas ya tie­nen técnica. Y están ven­diendo día a día, mejorando y ahorrando día a día y este dinerito, o sea, algún monto, ya ellas comenzarán a dar una partecita y después se agranda el negocio.

–¿Hay que trabajar en polí­tica pública para que ellas tengan acceso de crédito?

–La mitad estoy de acuerdo, la mitad no estoy de acuerdo, porque si hay algunos institu­tos para tener crédito, el por­centaje es muy alto; entonces, si ellas pueden ahorrar por sí mismas, mejor. Si una quiere agrandar mucho el negocio, hay que calcular bien, hay que pensar bien, hay que contem­plar bien y cuántos tiene para ganar y cuántos tiene que devolver.

Hemos enseñado el cálculo de costo y ayer y anteayer hici­mos el taller participativo y todas las mujeres, hasta la universitaria, nunca han pen­sado en cálculo de costo, eso es muy importante. Si quieren hacer crédito, sí pueden hacer, pero no todo, no es necesa­rio, porque el porcentaje es muy alto y tienen que pensar bien este porcentaje. En pri­mera etapa creo que un poco hay que esperar y después ir pensando.

–¿Si usted tuviera que decir­nos algo a nosotras, mujeres paraguayas en general, cuál sería el mensaje?

–Para salir adelante tiene que tener sueño. Si uno tiene sueño, realiza. Eso es lo que yo siempre estoy diciendo. Tiene que soñar porque si uno no tiene sueño no pode­mos pensar. Y para no aban­donar, debe tener sueño. Y también nunca tiene que decir no puedo. Yo puedo. A veces ocurre un poquito de conflicto, pero se tiene que superar.

FOTO: NÉSTOR SOTO

PERFIL

  • * Prof. Dra. Yoko Fujikake, es antropóloga, PHD en Género y Desarrollo, decana de la Facultad de Ciencias Urbanas de la Universidad Nacional de Yokohama.
  • * Conoció Paraguay al cum­plir su misión como volun­taria de JICA en el año 1993. Su campo de acción siempre se enfocó en los sectores de extrema pobreza, principal­mente en Coronel Oviedo. Desde ahí trabaja de forma ininterrumpida en proyectos sociales de empoderamiento de las mujeres rurales.

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