Belén Arce es una joven paraguaya que ha decidido hace siete años vivir y estudiar en el extranjero. Y si bien salir de su zona de confort fue claramente un desafío para ella, hacerlo enfrentando su realidad como persona no vidente es un plus innega­ble. Su historia se convierte en un testimonio de valen­tía y superación personal, que despierta admiración en quienes la conocen y es un ejemplo para otros.

Belén es la trilliza de otros dos varones y si bien no fue la única de sus hermanos que sufrió problemas de salud tras el nacimiento, fue a quien semanas posteriores le diagnosticaron una ceguera total de manera permanente.

Belén es la trilliza de otros dos varones, quienes siempre le demuestran su apoyo incondicional.FOTO: GENTILEZA

Si bien podría considerar esta condición como un obstáculo o limitante, el espíritu y el testimonio de la joven para­guaya demuestra que muy lejos de sentirse derrotada, ella siempre tuvo claro sus objetivos y lucha por ellos, siempre con el apoyo incondi­cional de su familia, la cual no solo es testigo de sus logros y triunfos, sino parte impor­tante de los mismos.

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En conversación con La Nación/Nación Media, Belén Arce nos comentaba que desde pequeña sintió una pasión hacia los idio­mas, en especial por el inglés, por lo que siempre le pedía a sus padres que le permi­tieran estudiar esta lengua, ya sea en cursos de verano o de tiempo completo. Llegó inclusive a ser inscripta en un colegio americano, ya con la meta puesta en un futuro poder viajar a los Estados Unidos.

“El colegio americano en el que estuve era muy riguroso y digamos que académicamente eso me preparó para la transición que daría en la facultad. Cuando llegué allá me dijeron que mi inglés era bueno, igualmente, antes de ir a estudiar allá me preparé, leí todo lo que necesitaba y fui adelantándome en ciertos contenidos”, indicó Belén.

Relató que uno de los prin­cipales temores, tanto de sus padres como de ella, era considerar el hecho de que debía vivir en el campus uni­versitario casi de manera autónoma. Esto era algo que jamás había experimentado, motivo por el cual antes de tomar la decisión final de continuar sus estudios en los Estados Unidos, realizaron un tour por las instalaciones.

EL DESAFÍO DE LA INDEPENDENCIA

“Con respecto a lo acadé­mico, ellos ya lo tenían todo cubierto prácticamente, porque se encuentran regi­dos por la ley en materia de inclusión, donde se estipula que cuenten con una oficina que se encarga de darte los recursos si sos una persona con alguna discapacidad. Ver y darte adecuaciones en el tiempo para entregar los trabajos o exámenes y los profesores saben eso”, indicó Belén Arce.

En cuanto a la independen­cia en general, sí debieron de explicar que necesitaba de cierta ayuda para conocer el campus, saber dónde queda­ban los salones en los cuales debía dar sus clases y tam­bién adecuarse a los meca­nismos generales de manejo en los dormitorios.

“Cuando empecé, recuerdo que escribí en un grupo de Facebook de los alumnos de primer año y comenté que era una persona no vidente y necesitaría de mucha ayuda, y pedí si alguien quería ser mi compañera de cuarto. Ense­guida una chica se ofreció y ella me ayudaba, lo que es muy diferente con Paraguay. Allá la sociedad ya es mucho más inclusiva”, comentó Arce.

Recordó además que en las primeras semanas su prin­cipal sorpresa se dio en el marco de la dinámica social en la que empezó a desenvol­verse, ya que desde la institu­ción promueven actividades recreativas y de integración para que los alumnos pue­dan conocerse y sepan más sobre sus compañeros. En ese momento ella tuvo un excelente recibimiento y se sintió de inmediato una más, sin mayores diferencias.

ALUMNA DESTACADA

Belén se recibió de licen­ciada en Ciencias en Estu­dios Bíblicos y Teológicos, recibiendo a su vez el reco­nocimiento como alumna destacada en esta carrera. Rápidamente realizó una pasantía este verano y al fina­lizarlo empezó un máster que le permitirá también ampliar sus conocimientos en conse­jería bíblica.

Para sus pasantías, por ejem­plo, debió mudarse y convivir durante todo el verano con un grupo de chicas, al cual rápidamente logró adap­tarse, según ella, gracias en gran parte a la colaboración y solidaridad que siempre ha encontrado por parte de toda la comunidad.

“Yo creo que si no hubiera tantas diferencias y estu­vieran tan preparados aquí, tanto en el campo académico como en el social, creo que no hubiera durado tanto tiempo, porque realmente la dife­rencia es enorme. Yo recibí mucha ayuda al principio, y hasta ahora, es impresio­nante el nivel de inclusión”, comentó Belén Arce.

LUCHAR POR SUS METAS

La joven paraguaya destacó que desde su juventud tuvo claro que necesitaba su inde­pendencia y por sobre todo quería ser una persona profe­sional, con una vida comple­tamente normal, no dejando que su discapacidad la limi­tara en ningún sentido y menos en perseguir sus sue­ños.

Reconoció que no fue fácil, en especial porque al principio no sabía cómo sería su vida en el extranjero, pero que con el acompañamiento de su familia y amigos logró supe­rar muchos de los obstáculos que jamás pensó poder hacer. Además, ha conquistado nue­vos desafíos, viéndose victo­riosa en ellos, hecho que hace que cada vez se sienta más en confianza con su desarrollo personal.

“Cuando pensé en venir a estudiar, pensaba en que sería difícil que pueda des­envolverme en Paraguay, yo no me quise quedar en un ambiente que sabía que no iba a poder desenvolverme del todo ni explotar todo el potencial que tengo. Yo siem­pre quise tener una vida estable e independiente”, mani­festó Belén.

Ahora, a sus 25 años, asegura que se siente feliz de haber tomado la decisión de vivir sola en el extranjero y pro­bar sus capacidades, a pesar de cualquier tipo de limita­ciones. Alentó a las perso­nas a que sigan sus sueños y luchen por las metas.

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