En el centro cívico ubicado en la costanera de Encarna­ción se procedió a la destruc­ción de un total de 95 máqui­nas tragamonedas, las cuales fueron decomisadas en dife­rentes operativos llevados a cabo en el marco del incum­plimiento de las normativas de juego de azar.

Los trabajos de control y regulación se centran en zonas donde estas máquinas son colocadas en la vía pública o a la vista de los niños y jóve­nes, como locales comercia­les, despensas y bodegas, exponiendo a los menores a problemas con la ludopatía.

El contenido de las mismas fue vaciado y contabilizado para posteriormente ser entregado a la tesorería del municipio, ya que el dinero será destinado a la Codeni de Encarnación, que utiliza los recursos para acompañar la niñez afectada por la ludo­patía, a través del programa Carita Feliz.

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El presidente de la Comisión Nacional de Juegos de Azar (Conajzar), Carlos Liseras, en conversación con medios locales, manifestó que la mayoría de las máquinas tra­gamonedas que son incau­tadas durante los procedi­mientos de fiscalización son de procedencia irregular, ya que son traídas de contra­bando desde Brasil o Bolivia.

“Las máquinas que vemos aquí son muy rudimentarias, la mayoría son ensambladas en nuestro país, se importan los componentes, los equipos y la carcaza porque todo eso no se hace en nuestro país, pero estamos haciendo inves­tigaciones para saber quiénes son las personas que están metiendo estas máquinas de contrabando”, dijo.

Liseras mencionó que en pro­medio las máquinas traga­monedas menos sofisticadas pueden ser compradas a par­tir de 1.500.000 a 2.000.000 de guaraníes, y por su acce­sibilidad en muchos casos se da su proliferación en ciertos puntos del país.

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