La carpintería es considerada una profesión para la cual es necesaria una destreza manual y una capacidad resolutiva imperante, requisitos que reúne Celia Beatriz Pérez García, una mujer que supo aprovechar sus habilidades para salir adelante en un rubro eminentemente masculino.

Celia Beatriz, más conocida como Chely, relató a La Nación/Nación Media su historia de superación. Ella lleva más de 13 años separada y en este tiempo ha logrado mantener y proveer todo lo necesario para sus tres hijos, gracias a su trabajo honesto, tanto en la carpintería como en otros quehaceres.

“Yo soy ayudante de carpintero desde los 7 años, mi papá es mi mentor, él me enseñó y me enseña todo lo que sé, muchas veces trabajamos juntos, pero también trabajo por mi cuenta. Realmente ahora me dedico más a las reparaciones del hogar, en muebles en general y también confecciono diferentes cosas con pallets”, comentó Celia.

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Si bien tiene formación como masajista, durante la pandemia necesitaba un ingreso extra y decidió volver a realizar algunos productos de madera, en especial con pallets y venderlos con sus amistades más cercanas. Ellos los ofrecían en sus comercios y así se inició nuevamente en el mundo de la carpintería, donde rápidamente le surgieron trabajos grandes.

“Ahora lo que más me pide la gente es la reparación de muebles, cuento con todas mis herramientas y siempre me estoy moviendo mucho; de igual manera, tengo mis pacientes, especialmente de la tercera edad, a quienes brindo mis servicios de masajes para recuperar su movilidad”, destacó.

SUPERÓ PREJUICIOS

Su amor por la carpintería le permitió superar los prejuicios y si bien aceptó que a muchas personas aún les sorprende ver a una mujer trabajando con madera, asegura que su destreza y experiencia la consolidaron en el rubro.

“Muchas veces las personas me ven y se asombran, en especial los hombres. Me pasa, por ejemplo, ahora que estamos reparando algunas cosas en la escuela de mis hijos, que otros padres me ven y se sorprenden al ver a una mujer carpintera, y más cuando uso mis herramientas, porque normalmente son hombres los que trabajan en este rubro, pero para mí es lo más normal”, remarcó Chely.

Su amor por la carpintería le permitió superar los prejuicios

Celia confió a La Nación que si bien ahora está trabajando más en la reparación y acondicionamiento de muebles, le gusta más crearlos y darles una nueva vida, por lo que más adelante no descarta contar con un taller propio.

MENSAJE

En cuanto al desafío que muchas veces representa salir de la zona de confort y emprender en una profesión menos convencional para una mujer, Chely aseguró que todo depende de las ganas que tiene cada mujer y por sobre todo de la dedicación y el esfuerzo que se le pone al trabajo.

“La verdad que yo no me puedo quejar del trabajo que tengo, he trabajado en diferentes cosas para poder sacar adelante a mi familia, siempre de manera honrada; en especial, en la carpintería he tenido mucho éxito y es en gran parte porque le dedico mucho amor a lo que hago. Siempre trato de poner lo mejor de mí en mis trabajos”, finalizó.

Algunos de los muebles creados y reparados por Chely. Foto: Gentileza

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