Eran las 2:00 de la madrugada de aquel 3 de julio del año 2020, cuando nuestro país amaneció con la terrible noticia de una verdadera masacre registrada en el barrio San Miguel de la ciudad de Capiatá por el agente policial Isidro Casco, quien asesinó, sin piedad, a cinco miembros de su familia y luego se suicidó.
El tremendo suceso fue tan impactante que no solo conmocionó al país. Medios internacionales se hicieron eco debido a que el homicida realizó una videollamada mostrando a su esposa cómo mataba a sus hijos. Ella estaba viviendo en Málaga, España, y había migrado al viejo continente para ofrecer una mejor vida a su familia.
Aquella trágica madrugada, Casco llegó a la vivienda realizando primeramente una videollamada a su madre, quien estaba residiendo en España junto a su pareja Beatriz Romero. Durante la comunicación relató a ambas mujeres el crimen que iba a cometer, e incluso, llegó a transmitir en vivo parte del asesinato, mientras les pedía que vuelvan al país, ya que las dos estaban trabajando en ese momento en España y no podían volver por la pandemia del covid-19.
Fueron víctimas de aquel trágico hecho Alberto de la Cruz Riveros Benítez y Amalia Beatriz Portillo Caballero, padres de Beatriz. También falleció Liliana Mariel Gómez Caballero, cuñada de Beatriz, y dos niños, de tan solo 1 y 2 años de edad. Otras dos personas quedaron heridas.
Poco antes de cometer el crimen, Isidro Casco se comunicó al 911 a fin de solicitar asistencia policial, pues supuestamente una persona quería ingresar a su casa para robar, refiriéndose a otra vivienda. Algunos cuerpos tenían hasta 6 disparos de arma de fuego.
VIOLENCIA FAMILIAR
La comisaria María Elena Andrada, entonces jefa de Relaciones Públicas de la Policía Nacional, había manifestado que el agente policial tenía una denuncia por violencia familiar, realizada por su anterior pareja en el 2017. El hombre además contaba con serios problemas de adicción al alcohol y las drogas, según sus familiares.
La Fiscalía investigó el hecho y el juez a cargo del caso dispuso apenas una multa contra el uniformado, que realizó donación para luego seguir ejerciendo sus funciones como policía hasta la madrugada del 3 de julio de 2020, fecha que mató a 5 personas y se quitó la vida.
“ENTRÓ DIRECTAMENTE A MATAR”
Isabel Caballero, sobreviviente del trágico suceso, narró de qué forma el agente policial ingresó a la casa, donde estaban sus hijos y exsuegros para acabar con sus vidas. Ella es la prima de la expareja del uniformado, y comentó en su momento a los medios que estaba dentro de la casa cuando Casco pateó la puerta e ingresó a matar a quemarropa a sus hijos y exsuegros. “Entró primero a la habitación de sus suegros y después a la de sus hijos. Uno de sus hijos, un bebé, estaba con nosotros en la pieza. Él quería asesinar solo a sus hijos. Cuando mi hija salió corriendo con el bebé en brazos, vino y le disparó a la criatura en la cabeza. Gracias a Dios no le disparó también a mi hija”, fue el escalofriante relato de Isabel.
Sostuvo que el suboficial no dijo palabra alguna durante el crimen. “Por la forma en que lo vimos, estaba drogado. Estaba muy nervioso, se alteraba y consumía drogas. Siempre decía que nosotros nos sentábamos a hablar de él”, agregó.
EXCELENTE PERSONAL
El entonces subjefe de la Comisaría 21.ª, Mboi’y, Itauguá, Jorge Villalba, señaló que el uniformado Isidro Casco era un buen profesional y no tuvo problemas con nadie durante los cinco meses de servicio que estuvo en esa dependencia. “En su tiempo de trabajo, con nosotros, al menos, fue un excelente personal”, había dicho. Sostuvo el jefe policial que él, como subjefe de la comisaría, y los demás superiores del uniformado, nunca tuvieron conocimiento del problema de Casco con las drogas y el alcohol, como manifestaron algunos allegados.