En esta edición del programa “Expresso”, emitido por GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al químico toxicólogo César Arce Rivas, exviceministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) y vicepresidente de la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes), un organismo dependiente de las Naciones Unidas. Rivas sostiene que existe una falta de criterio científico en el debate en torno a la despenalización de la marihuana y señala que la ley de combate a las drogas está desfasada, pues mientras se encierra a consumidores y microtraficantes el negocio ilegal sigue creciendo.
–¿Cuál es su concepto en general sobre la despenalización de la marihuana?
–Primero hay que aclarar que todas las sustancias que están controladas internacionalmente fueron incluidas en una lista. Para que eso se haga en el año 61 primero se reunieron los grandes científicos de todo el mundo para juzgar si una sustancia es peligrosa para la salud, si es dañina, si puede crear adicción, si puede crear efectos colaterales en todos los sistemas del cuerpo humano. Y una vez que salió esa conclusión fue al ámbito político y diplomático. La convención 61 reunió a todos los países, que decidieron votar por controlar estas sustancias. Pero acá el intento de despenalizar comienza por el lado político.
–¿Y cómo se debería iniciar la discusión?
–Debería empezar por el lado científico, o sea reunirles a los científicos de cada país y decirles qué opinan ellos, que digan si ahora ya no es tan peligrosa esa sustancia, esa marihuana, cuáles podrían ser los peligros para que los jóvenes consuman. La sustancia controlada está bajo control para proteger la salud, sobre todo de los jóvenes, porque hasta los 18 años la parte de comportamiento del cerebro no está formada. Entonces un joven que consume alcohol inclusive y marihuana o cualquier otra droga trunca ese crecimiento y tiene un comportamiento diferente al que debería tener. Ese es el razonamiento científico y filosófico del porqué algunas sustancias están controladas para evitar el acceso de los jóvenes.
USO MEDICINAL
–¿Qué debate científico se ha dado en Paraguay respecto a este tema?
–Que yo sepa nada. Inclusive cuando yo estaba en la Senad impulsamos la ley de creación del cannabis medicinal, en donde se llegó a articular algunas partes de la ley para que estos medicamentos sean gratuitos para las personas. Muchos alegan que no son efectivas las sustancias que tiene el cannabis medicinal. Pero esto está abierto a lo que los médicos digan. Si los médicos proponen al Ministerio de Salud que los pacientes consuman marihuana en vez de cannabis medicinal, que consuman THC, que es la droga, el Ministerio de Salud tiene que anotar lo que el médico receta, no va a discutir eso. Además de lo que ha hecho nuestro finado y gran querido amigo el doctor Mime, no hay un médico que ha dicho “vamos a agregar, además del cannabis medicinal, los componentes de la marihuana paraguaya porque eso hace bien a los pacientes”. No hay una discusión científica de los dos bandos.
–¿Qué es Paraguay en el concierto internacional al respecto de la producción de marihuana?
–Paraguay ahora es el productor más importante ilegal de marihuana de la región, inclusive abarcando México, porque México tiene otras drogas que produce con mayor rentabilidad. Pero hay que sacar el mito de que Paraguay produce una marihuana de mejor calidad. Eso ya no es así. Porque actualmente todo lo que sea cannabis se cultiva dentro de las piezas con luz, es artificial y es genéticamente modificado. Tiene mayor cantidad de drogas.
–¿Ese es el mejor cannabis?
–Ese es el mejor cannabis y todos los países que liberaron cannabis ya no usan a los campesinos, por lo que también es un mito que con la despenalización vamos a darle empleo a los campesinos. Las multinacionales producen en invernaderos y no hay ningún campesino que trabaje ahí. En el caso de Uruguay no hay ningún campesino. Son empresas multinacionales que fabrican la marihuana de acuerdo a la preferencia, con contenido alto de droga, medio, bajo. El caso más ejemplificable es el de Uruguay, en el que se venden las farmacias con porcentaje de THC de 22 %, de 15 %, de 10 % y los precios varían de acuerdo a eso.
–Es muy interesante porque es un dato poco difundido. ¿Entonces la calidad es mejor?
–Lógico y el precio es mucho más alto, porque tienen los cuidados de que no tengan agroquímicos. Es totalmente cerrado y se impide el ingreso a plagas. Hay análisis químicos a ver si hay metales pesados, el precio es mayor y es más seguro para el consumidor. Pero esto no impidió que entre el mercado ilegal de Paraguay a Uruguay. Igual hay un mercado negro porque el precio es más barato. Los narcotraficantes juegan con el precio, entonces cuando ven que hay un precio alto ellos bajan el precio, no pierden, ganan menos, pero es así. A lo que voy es que si nosotros pensamos que vamos a darles trabajo a nuestros campesinos, eso no es así. En el programa de cannabis medicinal, todas las empresas que fueron licenciatarias para producir, que son 12, cultivan en invernadero, no hay una sola mano de obra campesina.
“La sustancia controlada está bajo control para proteger la salud, sobre todo de los jóvenes, porque hasta los 18 años la parte de comportamiento del cerebro no está formada. Entonces un joven que consume alcohol inclusive y marihuana o cualquier otra droga trunca ese crecimiento y tiene un comportamiento diferente al que debería tener. Ese es el razonamiento científico y filosófico del porqué algunas sustancias están controladas para evitar el acceso de los jóvenes”.
PRODUCCIÓN EN PARAGUAY
–¿Cuál es el volumen de producción de Paraguay?
–Con el volumen de producción se hace un cálculo indirecto de acuerdo a lo que se llama prevalencia de consumo de los brasileños, argentinos y chilenos, que son el mercado. Para satisfacer el mercado de ellos se necesitan 15.000 hectáreas y cada hectárea produce tres toneladas. Brasil es el mayor comprador. El 80 % se lleva a Brasil y por eso hay un programa con Paraguay para erradicar el cultivo antes de que salga. Ellos solventan todo eso. Supongamos que en Paraguay se opte políticamente por liberar la marihuana. Para satisfacer el mercado paraguayo se necesitan solamente 300 hectáreas para que todo el mundo tenga acceso como el alcohol o lo que sea. El resto va a ser ilegal.
–Todo el proceso en un país que no produce tiende a ser mucho más controlado que en un país que produce.
–Totalmente, porque no hay forma que en Uruguay crezca ilegalmente porque no le da al clima ni la tierra y acá es al revés. Entonces ellos comenzaron por una voluntad política de aquella época a liberar y desde ahí en más comenzaron a ver cómo hacer porque no tenían. Y entonces comenzaron a traer multinacionales para hacer los cultivos. Aparte de eso tienen los clubes cannábicos. Yo visité Uruguay el año pasado y sin hacer el juicio de valor del por qué hacen o no hacen, me pareció una organización muy controlada la que hacen, dónde plantan los clubes cannábicos y dónde consumen están muy controlados.
–¿Qué significa muy controlado?
–Por ejemplo, ellos tienen que comunicar a la autoridad el local donde están plantando y se va cada mes un inspector a ver eso. Ellos tienen que pagar impuestos por lo producido, lo cual ya hace un control indirecto porque al pagar el impuesto por una cantidad definida se sabe cuánto producen, o sea no hay forma de que produzcan de más. Siempre va a haber fugas, pero menos. Entonces el Estado tiene un control casi remoto. El problema para Uruguay y para otros es el cultivo casero. Eso es imposible controlar porque no vas a ir a todas las casas a ver si tienen tres plantas, cuatro plantas. Si uno abre el abanico de posibilidades y “cada ciudadano puede o cada familia puede plantar”, no hay forma de controlar.
–Aquí hubo un caso reciente muy controversial de una persona que fue localizada con un par de plantas. ¿Qué es lo que tendrían que hacer las autoridades ante una situación así?
–Acá tiene que tomar la posta el Ministerio de Salud, porque esa señora cultivó para fines médicos. Entonces si hay una necesidad de fines médicos, además de lo que ya tiene, debería certificar y promover. “Vengan acá nosotros le vamos a producir, le vamos a hacer lo que usted necesita de acuerdo a una indicación médica”, porque tampoco se puede hacer al aire.
DEBATE
–¿Pero eso sigue estando en la nebulosa prácticamente o el campo médico está más definido?
–Ese es el problema que se tiene hasta ahora. No hay una disposición del Círculo Paraguayo de Médicos, por ejemplo, para que los médicos puedan tomar en serio esto. A nivel mundial el cannabis medicinal resulta. Eso ya está comprobado, pero no es autónomo, sino complementario con los otros medicamentos. ¿Por qué no abrir un debate entre el Círculo Paraguayo de Médicos y ayudarle a esa gente que necesita para que no se meta en el problema en cultivar en la casa, conseguir del narcotráfico la semilla, la planta? Para mí el Ministerio de Salud tiene que tomar la posta o Dinavisa (Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria) o la Senad, y ofrecer la medicina hecha a base de lo que ellos necesitan a partir del cannabis.
–¿Hay mediciones al respecto del volumen del consumo recreativo en Paraguay?
–La verdad que Paraguay hace 20 años no tiene más mediciones de nada. Hay una deficiencia muy grande en cuanto a saber el nivel de consumo de todas las drogas en Paraguay. Hay una percepción sobre los famosos chespi que le dicen, pero no hay una medición científica de consumo real en Paraguay. En 2005 fue la última encuesta que se hizo.
–¿Y recordás lo que decía esa encuesta?
–Y en esa época no era voluminosa.
–¿Cuál es el debate científico concreto que existe al respecto de cómo se inicia esta nueva generación en el consumo de la marihuana, cuándo, en qué contexto, en qué ámbitos, cómo empieza?
–Lastimosamente el consumo de marihuana se da en los jóvenes y menores de edad Hay conceptos equivocados en el sentido de que es preferible consumir marihuana antes que crack. El que consume un tipo de droga no se muda. Difícilmente comienza con marihuana y va al crack. Generalmente consume lo más accesible y lastimosamente algunos van a la droga más peligrosa, pero el consumo de marihuana se ha distendido mucho, se ha esparcido a jóvenes menores de 18 y ahí es el problema. Ya no representa un problema si por ejemplo personas grandes fuman marihuana. No digo que sea saludable, pero el daño que puede ocasionar no es casi nada comparado con lo que es cuando un chico consume, incluso alcohol. Ni siquiera el alcohol podemos controlar. Cada vez hay más chicos borrachos en la calle, gente manejando ebria. Qué sería cuando se libere la marihuana, porque los métodos de detección de marihuana son 100 veces más caros que la detección de alcohol.
RECLUTAMIENTO
–¿Cuáles son las nuevas o siguen siendo las mismas formas de expansión del consumo alrededor de los colegios y compañía?
–Es el mismo, solamente que se profundizaron. A mí me apena cuando se muestran las películas de los narcos en las cuales algunos tienen éxito, es muy dañino. Yo hice una miniencuesta en colegios públicos y muchos de los estudiantes quieren ser gente que tenga dinero a corto plazo y qué hacen. Son utilizados por los narcotraficantes para la venta en el colegio o en otros lugares. Crecen en eso profesionalmente y lo estiran a otros compañeros porque tienen dinero rápido, fácil, tienen celular de alta gama, vehículos. Entonces cuando uno ve la deserción escolar, habría que hacer una investigación cruzada de estos fenómenos. Muchos chicos llegan al cuarto, quinto curso y se dedican al tráfico. En los barrios está lleno. Uno puede ver la deserción escolar enorme en los colegios públicos y una de las razones es por eso.
–¿Y cuál sería la droga más distribuible para los chicos de esa edad?
–El crack. Las dosis son pequeñas y cada vez se requiere más porque termina rápido el efecto, pero la ganancia es mucho más. Eso no quiere decir que la marihuana no se consuma, acá sigue siendo después el alcohol la droga de mayor consumo, porque es en todos los estratos.
–En el caso de los chicos que están distribuyendo y que tienen sus ingresos con eso, ¿cómo podemos identificar la cadena que viene antes?
–El esquema que hacen es que estos distribuidores de menor escala van a los barrios y ahí tienen la gente que recluta y hace en pequeña cantidad. Hay familias que se dedican a eso, que reducen, fraccionan y eso después sale a la venta. Y hay que atacar el foco de distribución, no a ellos, porque si usted ve las noticias siempre caen los microtraficantes y no se soluciona agarrando y llevando a la cárcel a esa gente. Momentáneamente van a la cárcel por cinco años, pero el distribuidor grande siempre va a seguir trayendo gente. Muere uno y trae otro. Y la estrategia hay que hacer lo más rápido posible para evitar eso.
CONVENCIÓN
–Este discurso al respecto de que con la liberación de la marihuana se alivia el problema del narcotráfico se derrumba con el dato que acabás de dar de que en Paraguay solamente se necesitan 300 hectáreas para cubrir la demanda. El narco no dirá “voy a dejar de producir esto porque alguien ya está generando”.
–Y es por desconocimiento de los activistas. Las únicas autoridades que puedan hacer eso son los mismos países. Se reúnen en regiones y presentan ante Naciones Unidas y dicen “nosotros queremos que esta sustancia se quite de la lista de control”. Se vota, si pierden, paciencia; si ganan, perfecto. Ahora Bolivia está con el tema de la hoja de coca, que se quite la lista controlada. Yo le doy la razón a Bolivia, la hoja de coca no es droga, debe estar controlada, pero en otro capítulo.
–¿Y el caso de Uruguay?
–Y está transgrediendo la convención.
–¿Un país tiene la potestad de transgredir una convención?
–No, no tiene la potestad porque hay consecuencias después.
–¿Cuáles por ejemplo?
–Ahora el sistema bancario de Uruguay tiene un serio problema para la transferencia, igual que Rusia, el código SWIFT no le dan. La máxima penalización, que no es la JIFE la que impone, sino Naciones Unidas a través de los países, es que Uruguay no pueda comprar ni vender más medicamentos controlados. Esa es la máxima sanción. Por ejemplo, sedantes o morfina o sustancias esenciales para el dolor. Las sanciones son graduales. Primero se habla con el país y después se va viendo.
–¿Por qué debería ser liberada la hoja de coca?
–No liberada, sino no controlada como droga. Actualmente la hoja de coca se considera droga, está en la misma lista de la marihuana. Y no debe ser así, porque la hoja de coca, si uno lo masca, no tiene ningún efecto.
–¿El mascado de la coca es ilegal?
–No, no es ilegal, pero si uno tiene hoja de coca en el bolsillo, le regalan en Bolivia o lo compra y viene a Paraguay de acuerdo al humor de la policía o el fiscal usted puede ir preso cinco años. A mí me parece una legislación internacional absurda porque la hoja de coca no es droga. Para extraer la droga se necesita un proceso en el cual se utilizan 7 u 8 productos químicos. No digo que no debe estar controlada porque de ese se puede extraer la droga, pero vamos a mudar a otra lista más flexible que no sea la del 61, que es la estricta donde se catalogan las drogas, pero hay otra lista controlada de lo que se llaman precursores.
ESTRATEGIAS
–¿Cuál es la incidencia del consumo de cocaína en Paraguay?
–En Paraguay la variedad de cocaína que más se consume acá es el crack, porque es una variedad de cocaína. Si bien la producción de clorhidrato, el punto final refinado, paró hace mucho. Más se exporta la forma básica, que es el crack, incluyendo a Europa, donde creció 300 % el consumo de pasta básica de coca, que es el crack. Nosotros comenzamos a investigar cómo si esta gente tiene dinero. Lo que pasa es que el tráfico más simple era exportar a Europa la coca semiterminada y allá a los químicos de Colombia, Perú, Bolivia le enseñaban los químicos europeos cómo refinar. Porque en Europa es más fácil conseguir los productos químicos que importar a Sudamérica. Entonces esa es la estrategia. Los narcotraficantes tienen un sistema de estrategia más dinámico y más rápido que nosotros y por eso nos ganan, siempre están adelante.
–¿Hay una estratificación social que se relaciona con tipos de drogas?
–Sí, totalmente. La gente de un nivel medio alto consume más clorhidrato de cocaína, que el que se esnifa o se inyecta. No digo que es más saludable, pero es mucho menos dañino que el crack. En el mundo, no en Paraguay, es una droga de consumo casi tan habitual como el el traguito de whisky antes de empezar a hacer un trabajo para mucha gente ejecutiva. El consumo de cocaína en los niveles ejecutivos es alto. No representa un consumo problemático, pero casi todo el nivel ejecutivo consume en el mundo. Por eso es que la producción, para cubrir la demanda de cocaína solamente en Europa Central, se necesitan cinco toneladas por día. O sea, una incautación de 10 toneladas no es nada, porque es para dos días de consumo de toda la población.
–¿Sigue en aumento el número de consumidores en nuestros países?
–En algunas drogas como que se queda en una meseta y no sube ni no baja por dos años. Pero las drogas tradicionales como cocaína, marihuana y crack van subiendo. Y el caso de América del Norte lo que ahora se registró es el consumo masivo el fentanilo y la de uso veterinario que son ketamina, que usan mucho en Estados Unidos. Es un anestésico para cirugía para uso animal, pero también se usa en humanos, que es una droga muy barata. Y la gente descubrió que también pueden usar para drogarse.
PREVENCIÓN
–¿Qué conceptos nuevos hay, si hay, para solucionar no voy a decir el fracaso, pero la falta de incidencia de los tradicionales métodos de educación en prevención?
–Son un fracaso los métodos de prevención. Los métodos de prevención que tienen en algunos países asiáticos son demasiado duros, es imposible, la pena de muerte inclusive a consumidores, pero yo no he visto en ningún país un programa de prevención agresiva como la del tabaco. Hoy en día el que fuma es un leproso. En el consumo de la droga no hay eso. ¿Qué significa el programa de prevención? Que todos los días estén en los sistemas de comunicación víctimas o que muestren qué hace la droga, pero todos los días. No hay eso, nunca hubo en ningún lado.
–¿Por qué las drogas no tienen un sistema de prevención que sea de tal calibre?
–No sabría decirle, pero me parece una falta de voluntad, porque si uno dice “la droga es peligrosa, no consuman”, no le entra a nadie.
–¿Y qué pueden hacer los padres al respecto?
–Impulsar una campaña de prevención, impulsar en serio y en forma agresiva, tomando a la gente que cayó en las drogas y que ellos mismos muestren cómo quedó su familia. El consumo de droga, primero, es una enfermedad incurable y es más desastroso que el cáncer, porque el cáncer tenés una esperanza de que se va a curar. El caso de consumo de drogas no es curable, en cualquier momento reincide y cae, y aparte de eso, el daño que ocasiona a toda la familia es tremendo, porque el chico comienza a robar, puede matar, no estudia, no trabaja y si consigue que deje de consumir un año, uno siempre está con el miedo de que vuelva a caer.
MARCO LEGAL
–En Paraguay hay un consumo recreativo aceptado legal. ¿Los niveles que existen en materia de dosis son adecuados, tendría que haber mayor permisibilidad?
–La ley de drogas actual es obsoleta. No se le puede castigar a una persona con cinco años de cárcel por tenencia de 10 gramos de marihuana, eso es absurdo. La ley castiga con cinco años mínimo a quien porte la sustancia mayor a la recetada. ¿Quién guarda una receta en el bolsillo? Eso se queda en la farmacia o uno se olvida y uno de acuerdo al humor del policía o del fiscal legalmente puede ir cinco años preso. Entonces esa ley es obsoleta, es absurda, controla la importación de jeringa, pero la jeringa es libre en todas las farmacias. Entonces el castigo por la tenencia de droga es demasiado grande. El tráfico sí hay que castigar, pero habría que darle un poco más de flexibilidad a la tenencia para el efecto de lo que tenga la persona, para consumo, para remedio, para lo que sea.
–¿Qué futuro le ves a este problema a nivel mundial y a nivel Paraguay?
–A mí no me preocupa tanto el tema del consumo porque es algo natural la intoxicación del ser humano. El ser humano tiende a hacerse daño, aunque sea temporalmente y algunos quedan permanentes. A mí lo que me preocupa es el nivel de criminalidad por la corrupción, porque ese es el factor imperante en todo el mundo, la corrupción. Por qué crecen las bandas criminales no solamente de drogas, sino todo el crimen organizado. Y este es un factor fundamental de la corrupción de todos los niveles. Primero habría que atacar eso.
–O sea, el problema de la droga no es un problema solamente de salud pública, sino también de corrupción.
–Y Paraguay no es el único país. El año pasado escuché al presidente de Uruguay que dijo que la criminalidad subió 25 %. O sea, el objetivo por el cual ellos liberaron la marihuana era para evitar la criminalidad, pero subió el 25 %. Entonces, el crimen organizado se mudó a otra modalidad.
“La ley de drogas actual es obsoleta. No se le puede castigar a una persona con cinco años de cárcel por tenencia de 10 gramos de marihuana, eso es absurdo. La ley castiga con cinco años mínimo a quien porte la sustancia mayor a la recetada. ¿Quién guarda una receta en el bolsillo? Eso se queda en la farmacia o uno se olvida y uno de acuerdo al humor del policía o del fiscal legalmente puede ir cinco años preso?”.