Miles de fieles se llegaron hasta San Ignacio, para vivir una experiencia religiosa marcada por el arte y la religiosidad de la pasión y muerte de Jesucristo.
Tañarandy, la comunidad de San Ignacio, Misiones, vivió ayer otra experiencia religiosa inolvidable de la religiosidad popular, arte y turismo. Bajo la dirección del arquitecto y artista Koki Ruiz, esta Semana Santa en Tañarandy celebra su edición número 32.
Desde tempranas horas, los miembros de la comunidad colocan en el camino las velas con apepú y a las 17:00 comenzó la procesión de La Dolorosa o Virgen de los Dolores, con el acompañamiento de los estacioneros y miles de fieles portando luminarias.
Un trayecto de mil metros fueron iluminados por 20.000 velas con apepú, 2.000 faroles y 300 antorchas, que siempre preparan los pobladores de Tañarandy. Después el descendimiento de la Cruz, se tuvo los cuadros vivientes representando la pasión y muerte de Jesucristo, representados por los actores de la comunidad, como se realizó el año pasado, frente a la Barraca, la propiedad del artista Koki Ruiz.
La gente se agolpó en esa zona para observar las maravillas y sacar fotografías de la noche magnífica que se vivió en la pequeña comunidad de San Ignacio, Misiones.
Desde las primeras horas de la mañana antes de la procesión los fieles se congregan en la capilla Santa Cruz para la veneración a la Virgen de los Dolores, conocida como La Dolorosa. El artista y coordinador de esta gran puesta en escena el arquitecto Delfín Roque “Koki” Ruiz, en entrevista con Unicanal, destacó que este año volvieron a estar presentes los mejores cuadros vivientes, que retratan momentos claves como la Última Cena y el beso de Judas a Jesús, ya que esto es uno de los atractivos más aclamados por los visitantes.
“Como años anteriores también tenemos la procesión de la Virgen Dolorosa como siempre con el acompañamiento de los estacioneros, en este caso serán tres grupos diferentes que vienen desde Luque, Capiatá y Areguá, y transitaremos lo que nosotros llamamos el camino al cielo que estará completamente iluminado”, remarcó Ruiz.
Ruiz señaló que este año la procesión fue de un kilómetro de extensión a diferencia de otros años, donde incluso se llegaba a los 8 kilómetros. Tuvo mucho impacto espiritual teniendo en cuenta que todas las personas pudieron recorrer el camino debido a que no es una distancia tan amplia.
Otra de las actividades que este año se llevó a cabo es el concierto fúnebre en la capilla de Tañarandy, luego de la finalización de las actividades en la Barraca, de este concierto fueron parte varios músicos que ejecutaron violines, violonchelos y bajos en un recital que tocó el corazón de la gente que participa de la vigilia pascual.