El Prof. Dr. Ricardo Iramain, jefe del Departamento de Emergencias Pediátricas de FCMUNA – Hospital de Clínicas, explicó que atendiendo a las estadísticas que apuntan actualmente al dengue, estas registran mayormente casos pediátricos.
En este sentido mencionó que se debe tener en cuenta los signos de alarmas que los niños y adolescentes puedan presentar, como por ejemplo: dolor abdominal, vómitos repetitivos, fiebre, decaimiento, irritabilidad un poco llamativa, sangrados en la nariz, encías, deposiciones y vómitos con sangre. Además, se deben valorar datos laboratoriales que también puede demostrar una posibilidad de dengue.
“Se está manejando que aproximadamente el 30 % de las muertes que se registraron por dengue hasta este momento en esta epidemia actual en el país corresponden a niños menores de 10 años y esto es un dato sumamente relevante, lo cual destaca la importancia en los síntomas y tratamientos adecuados”, acotó.
En el Hospital de Clínicas se atienden casos de dengue, que en los últimos meses rebasaron el porcentaje normal de atenciones, teniendo que utilizar hasta camillas por el aumento de consultas. Aunque actualmente se vio una disminución en los casos febriles, lo cual coincide con lo manifestado por el Ministerio de Salud Pública.
Ante la situación epidemiológica de dengue, el Prof. Dr. Ricardo Iramain instó a no bajar la guardia con los cuidados ante el dengue y sus síntomas.
Recordando que el dengue no se transmite de persona a persona, sino a través de mosquito transmisor; por ende, se deben eliminar los posibles criaderos, también tener en cuenta lo que se denomina nexo epidemiológico, el cual es cuando hay un caso de niño con fiebre que haya tenido contacto social con personas con dengue. Eso significa que el mosquito transmisor puede estar por esa zona donde contagió a otros.
En cuanto a los cuidados, el especialista hizo hincapié en evitar la automedicación, ya que para casos de dengue algunos antifebriles no están indicados. Otro punto resaltante es la consulta precoz ante síntomas, el uso de repelentes, el cual puede ser utilizado a partir del segundo o tercer mes de vida, así como la eliminación de criaderos de mosquitos.