Los niños necesitan jugar y ejercitarse para crecer sanos y fuertes. En la era en que la tecnología predomina en todos los ámbitos, es importante motivarlos a estar menos tiempo sentados frente a las pantallas y a mantenerse activos para el desarrollo físico y mental.
En recordación al Día del Niño, desde la Dirección de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles se alienta a las familias a compartir un momento de juego al aire libre con sus hijos. Además de fomentar la conexión y comunicación de los adultos con los niños, se logra reducir el estrés y llevar una vida más activa y saludable.
Cada vez que un niño se mueve activa una gran cantidad de moléculas que determinan una serie de eventos interconectados, entre ellos, las emociones positivas que le permiten redescubrir su mundo más y menos próximo de una manera creativa y dinámica. De esta manera, se multiplican y extienden sus conocimientos y sensaciones con el mundo exterior, y si los estímulos son adecuados y oportunos para su edad cronológica y funcional, el aprendizaje se potencia y las relaciones interpersonales con sus pares y los adultos se tornan más favorables.
La Dra. Mirta Ortiz, de Promoción de la Actividad Física del Ministerio de Salud, nos cuenta que el tiempo destinado a moverse en la infancia es de vital importancia, realizando así una amplia gama de gestos motores que pueden ser sencillos como los ejercicios naturales de caminar en diferentes direcciones, correr, saltar, lanzar, trepar, traccionar. A medida que van teniendo más edad, se agregan ejercicios más complejos, coordinando los brazos con las piernas, con la respiración y con otros segmentos corporales (cabeza, cuello, abdomen).
Al realizar ejercicios físicos (jugar a la pelota, correr, saltar la cuerda, andar en bici) se estimula el desarrollo que se traduce en mejora de sus habilidades neuromusculares, así como las funciones orgánicas, entre ellas, la capacidad cardiocirculatoria, respiratoria, tener huesos más calcificados y más resistentes a las fracturas, mayor masa muscular y más centímetros de altura, mediada por el movimiento que incrementa la producción de la hormona de crecimiento.
“Recuerde que todo juego, y mejor aún si es activo, realizado por los niños y acompañado de sus padres y otros adultos que los cuidan, suman minutos para más salud y fortalecimiento de la calidad de vida de toda la familia, con mejores funciones vitales físicas y mentales que protegen de numerosas enfermedades muy prevalentes hoy día”, agregó la doctora.