A esa conclusión llegó la Policía en el marco de la investigación que abrió en relación con la violenta muerte de Marcio Ariel Sánchez Giménez, más conocido en el submundo delictivo como Aguacate, considerado el jefe de los sicarios en toda la zona de frontera.
Según los investigadores, Sabino Ramón Vargas Armoa (40), alias Guaviru, y Fabio Ramón Benítez Gauto, conocido como Máster, fueron los que habrían acabado con la vida de Aguacate el pasado 15 de junio. De acuerdo con los policías, el primero es cuñado de la víctima, mientras que la otra persona se desempeñaba como jefe de seguridad de Marcio Sánchez. Ambos gozaban de su entera confianza.
Informes de inteligencia revelan que Aguacate se encontraba en la planta alta de una vivienda ubicada en el barrio General Díaz de esta ciudad. Lo acompañaban Guaviru y Máster. Todos ingerían cerveza y se preparaban para comer asado. En un momento dado, Sánchez fue ejecutado por sus verdugos por causas hasta ahora desconocidas.
Pericia policial revela que el otrora hombre fuerte del hampa recibió 33 impactos de bala de pistolas calibre 9 milímetros. Su cuerpo, al día siguiente, fue arrojado en una vía pública del mismo barrio.
Según se informó, la casa era arrendada por Aguacate desde julio del año pasado. Pagaba en concepto de alquiler 1.200 dólares americanos. La casa está ubicada a escasos 450 metros de la Dirección de Policía de Amambay, y a unos 150 metros de la línea internacional. A raíz de esa información, la fiscal María Mirtha Martínez ordenó la detención de Guaviru y Máster, quienes, desde la muerte de Sánchez, se encuentran con paradero desconocido.
Aguacate figuraba en la lista de los más buscados por la Policía. Sin embargo, deambulaba tranquilamente por la ciudad de Pedro Juan Caballero. Según fuentes fidedignas, el considerado jefe de los sicarios pagaba a la alta cúpula policial para operar impunemente en toda la región.