La unidad motorizada Lince de la Policía Nacional incorpora el uso de pistolas Taser, arma considerada de baja letalidad. Unos 20 agentes especiales están siendo capacitados en el manejo del dispositivo electrónico que será utilizado para reforzar el combate a la delincuencia.
El oficial inspector Alfredo Gómez, instructor del curso, habló del efecto del disparo y la forma de cómo debe ser empleado el elemento para neutralizar a un criminal.
“Estamos iniciando este curso con una duración de cinco días y está aprobado por el Instituto Superior de Educación Policial. El curso en sí está dividido en dos etapas: la teórica donde se incluyen asignaturas como ética profesional, derechos humanos aplicados a la función policial, el manual de uso de la fuerza de la Policía Nacional que está aprobado por la Comandancia”, comentó a C9N.
ENTRENAMIENTO
La segunda etapa consiste en el entrenamiento de los agentes. Este bloque también se divide en dos: conocimientos en habilidades en el uso del dispositivo. Y el segundo, conocimientos práctico-tácticos, que se concreta a través de simulacros y la prueba voluntaria del dispositivo de energía conducida.
El Taser tiene un llamativo color (amarillo) y se utiliza del lado opuesto al arma de fuego para diferenciar de que es de menor potencial agresivo. Se trata de un dispositivo electrónico (como el celular), tiene una batería y dos cartuchos. El de color azul es de entrenamiento.
50.000 VOLTIOS
“Al activar o disparar sale en dos dardos: positivo y negativo. Y la característica de la pistola en sí: posee 50.000 voltios y 0,012 amperios. Los amperios son los que le pueden matar a una persona, sin embargo, este está regulado de fábrica”, detalló.
El efectivo policial aclaró que es un arma de menor potencial lesivo o arma no letal. “Y las armas de menor potencial lesivo son de baja letalidad, no de letalidad cero. Es decir, mal utilizada por supuesto todo tipo de arma puede llevar a algunas lesiones graves. Por eso la importancia de las capacitaciones para los que van a operar todo tipo de armas”, puntualizó.
En el procedimiento, el dispositivo debe ser apuntado de tal manera a acertar la espalda del sospechoso. “De fábrica viene la recomendación disparar en zonas en donde el cuerpo tenga más músculos que sería la espalda. Eso no quiere decir que esté prohibido disparar hacia el frente”, informó. Se debe evitar disparar en zonas sensibles como el rostro, el cuello o genitales.
REACCIÓN EN EL SUJETO
En cuanto a la reacción que produce la descarga, no es comparable con una picana eléctrica, por lo que no implica un riesgo para el sujeto a ser aprehendido, conforme expresó el instructor. “Es importante saber que no produce dolor porque trabaja el sistema nervioso muscular. Produce una incapacitación neuromuscular. Sin embargo, la famosa picana eléctrica trabaja el sistema nervioso sensorial y produce dolor”, significó.
El uso de la novedosa pistola amarilla apunta a brindar protección a la ciudadanía ante el auge de la delincuencia. “No puede ser considerada tortura porque en primer lugar este dispositivo no produce dolor. Hace una incapacitación neuromuscular, lo cual es muy importante para un personal policial en situaciones de calle. Porque se presentan diferentes casos en que ellos pueden estar en peligro inminente en su integridad física o de terceras personas”, afirmó.