Con la imposición de las cenizas comenzó ayer la Cuaresma, un tiempo propicio para avanzar en el camino de conversión y acercarse a Dios de todo corazón. Desde el Arzobispado de Asunción, que celebró dos misas en la Catedral Metropolitana, señalan que el recorrido cuaresmal ha comenzado en los fieles, con el firme propósito de fortalecer el espíritu, purificar el alma y afianzar la caridad hacia los más necesitados.
El tiempo litúrgico de la Cuaresma es de 40 días, y es un tiempo de hacer penitencia, ayuno, oración, compartir la palabra de Dios y por sobre todo ser caritativo con el que más necesita. En este tiempo los fieles están llamados a trabajar de manera especial en la conversión personal, exhortación que hace el celebrante durante la imposición de las cenizas: “Convertíos y creed en el Evangelio”.
De esta manera, con la expresión “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”, se recuerda la caducidad y fragilidad de la vida humana, en la que la muerte es un destino inevitable. Los fieles son marcados con una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos del año anterior.
MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO
“La ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz. Era precisamente lo que necesitaban Pedro y los demás discípulos. Para profundizar nuestro conocimiento del Maestro, para comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, realizada en el don total de sí por amor, debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades”, expresa el mensaje del papa Francisco al inicio de la cuaresma.
“Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal”, agrega parte del manifiesto del sumo pontífice desde el Vaticano.
AYUNO Y REFLEXIÓN
“La Cuaresma es el inicio de un tiempo de oración, de penitencia, de ayuno y limosna en la que los cristianos durante su vida ordinaria deben practicar”, explicó el monseñor Amancio Benítez, secretario de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), en diálogo con la 650 AM. “El tiempo de Cuaresma es el tiempo donde la iglesia hace un llamado para acercarnos más a Cristo, para que cada uno tome conciencia, primero que somos polvo y al polvo volvemos, pero llevamos el sello de la inmortalidad y la eternidad, por ser imagen y semejanza de Dios y porque somos redimidos por Cristo”. En cuanto al ayuno, el religioso señaló que es para profundizar y no solo llevarlo a la práctica exterior. En tal sentido, dijo que el Concilio Vaticano Segundo nos ha abierto más a las reflexión. Llama a renunciar de forma libre a una ración de comida, sea desayuno, almuerzo o cena, a disminuir la cantidad y así ayudar al prójimo que no come.