Fundada y dirigida por el padre Aldo Trento, desde 1999 atiende numerosas obras sociales en distintas áreas como salud, educación, alimentación, atención a niños y niñas desamparados, sobre todo en situación de riesgo, ancianos y enfermos terminales de cáncer y sida.
En el lugar, a todos se les acompaña espiritual y materialmente. Para muchos es la luz en medio de las tinieblas, es un techo, es comida, es la dignidad que en algún momento han perdido.
Trento, en entrevista con el canal GEN, contó ayer que hace más de 30 años que está en nuestro país. “Son muchos y son pocos, pero me han podido responder a una pregunta: ‘¿qué puedo hacer para ofrecer una esperanza a esta gente pobre, humilde, abandonada y que no tiene a nadie?’”, expresó.
Explicó que cuentan con una clínica para enfermos terminales y cuidados paliativos, que tiene 48 camas. “Era triste ver cómo los pobres no tenían nadie quien les ayudara y despacito fuimos construyendo esta clínica que tiene 3 pisos con ascensores, que tiene todas las características que tiene un hospital moderno. Hemos logrado lo que humanamente es inexplicable porque costó miles y miles de dólares hacer todo esto”, aseguró.