En el departamento de Caazapá, a 330 kilómetros de la capital del país, se encuentra la compañía San Gabriel perteneciente al distrito de Tavaí. En ella, desde siempre, 38 familias experimentan a diario penurias y obstáculos para poder acceder al consumo de agua potable. Estas personas caminan alrededor de mil metros varias veces al día hasta llegar a un arroyo y poder de esta manera abastecerse del líquido vital para su supervivencia.
Unos pocos sobre motos, otros utilizando caballos o simplemente cargando bidones en sus espaldas, estos compatriotas deben ingeniárselas todos los días para trasladar hasta sus hogares un poco de agua y así poder lavar sus ropas, utensilios e higienizarse.
“Nos duele la indiferencia de las autoridades ante nuestra situación. Duele ver que ancianos y niños tengan que caminar mil metros para poder llegar a un arroyo y así acceder a una fuente de agua. Ni siquiera sabemos cuan potable puede llegar a ser, pero no nos queda de otra, es nuestra única fuente y debemos sobrevivir”, fueron las palabras de Gabriel Britos poblador del lugar.
También comentó que la última visita que recibieron de las autoridades fue hace 3 años, posteriormente no recibieron aviso alguno ni respuestas a sus reclamos. Resignado explicó que se tuvieron que acostumbrar a este modo de vida, ya que desde que tiene memoria se manejaron de esta manera.