Acorde a la celebración del Día del Niño, que se conmemora hoy en Paraguay como homenaje a la dolorosa batalla de Acosta Ñu, ayer durante su acostumbrada homilía en la Basílica Menor de Caacupé, el obispo Ricardo Valenzuela hizo una dura reflexión y un llamado a la acción a la ciudadanía y, en especial, a las autoridades del Gobierno. Pidió poner mayor énfasis en las políticas públicas de protección para los niños, no abandonarlos y velar por sus derechos.

El religioso dijo que en Paraguay cada vez son más los niños que son marginados, abusados, abandonados, que no tienen posibilidades de acceder a la educación ni a atención médica de calidad. En tal sentido recordó que en cada uno de ellos se encuentra un Cristo desatendido y que el compromiso de cada paraguayo debe ser velar por su integridad física y espiritual.

“Grabemos esto en nuestro corazón y memoria, los niños son el futuro; lo que hoy hacemos con ellos será el día de mañana”, aseguró. Y agregó que no basta con colmarlos bienes materiales si no se los acompaña en cada etapa de la vida. Ellos requieren de una orientación, por eso el rol de los padres es vital, pues son ellos quienes deben enseñarles a caminar por las sendas del amor, la justicia y respeto.

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Por otra parte, aseguró que para lograr este cometido, se necesita un país más solidario con gobernantes que busquen erradicar la pobreza y brindar oportunidades de crecimiento para sus padres. De esta manera, se construye el cambio y se garantiza a los más pequeños sus derechos.

Como reflexión final, recordó las palabras del papa Francisco, quien en el 2013 dijo que “una sociedad que abandona a los niños, que margina a los ancianos, corta sus raíces y oscurece su futuro y que cada vez que un niño es abandonado y un anciano es marginado se realiza no solo un acto de injusticia, sino que se ratifica el fracaso de esa sociedad”.

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