Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat, Marruecos, y cardenal español nacionalizado paraguayo, comentó: “Los africanos son muy alegres, dinámicos, rítmicos, muy... ruidosos, podemos decir. Y a los europeos les gusta al principio, pero luego piden un poco de silencio, de tranquilidad, que la cosa sea más reposada. Está bien que la misa sea un poco larga, pero más de dos horas no, por favor (ríe). Ves que el estilo de celebración es distinto”, manifestó.
Lo hizo en una entrevista con Rome Reports, la agencia de noticias del Papa y el Vaticano, en un artículo sobre la crisis en los países que sirven de tránsito para los migrantes que quieren llegar a España, uno de ellos Marruecos, país de tránsito entre África y Europa donde desarrolla su misión.
“En una noche el padre que está allá (en Marruecos), el párroco que además es mi vicario general, puede levantarse cinco, seis, siete veces para abrir la puerta a jóvenes, jóvenes normalmente... algunos menores que llegan. Y durante la pandemia ha tenido viviendo dentro de la parroquia durante uno, dos o tres meses hasta 150 personas que no podían moverse por el confinamiento”, dijo López Romero a Rome Reports.
Según el reportaje sobre migrantes y los países de tránsito, así como la ayuda que brinda la Iglesia Católica a las personas que piden ayuda y techo para tomar fuerzas y retomar el camino, el problema migratorio no es la única cuestión que afronta una iglesia como la de Marruecos, que Francisco visitó en el 2019.