El periódico digital irlandés Irish Times se hizo eco del modelo del “Queso suizo” para la protección de la población ante el covid-19. Se trata de un mecanismo de defensa que propone aglutinar la mayor cantidad de medidas sanitarias posibles para ampliar la protección contra el virus.
Se trata de múltiples capas de protección, imaginadas como rebanadas de queso, bloquean la propagación del coronavirus, SARS-CoV-2, el virus que causa el covid-19. Ninguna capa es perfecta; cada una tiene agujeros, y cuando los agujeros se alinean aumenta el riesgo de infección.
Pero varias capas combinadas (distanciamiento social, más máscaras, más lavado de manos, más pruebas y rastreo, más ventilación, más mensajes gubernamentales) reducen significativamente el riesgo general. La vacunación agregará una capa protectora más.
El concepto del “Queso suizo” se originó con James Reason, un psicólogo cognitivo, ahora profesor emérito en la Universidad de Manchester, en su libro de 1990 “Error humano”. Una sucesión de desastres en la década de 1980, incluida la explosión del transbordador Challenger, la fuga de gas fatal en Bhopal y la explosión del reactor nuclear de Chernobyl, motivaron el concepto, que se conoció como el “modelo de accidentes suizo”, con los agujeros en las lonchas de queso que representan errores que se acumulan y conducen a eventos adversos.
La metáfora del queso ahora combina bastante bien con la pandemia del coronavirus, según indica el Irish Times. Ian Mackay, virólogo de la Universidad de Queensland, en Brisbane, Australia, vio una versión más pequeña en Twitter, pero pensó que le vendría bien más cortes, más información. “Este enfoque de múltiples capas para reducir el riesgo se utiliza en muchas industrias, especialmente en aquellas donde las fallas pueden ser catastróficas”, dice Mackay.
“La muerte es catastrófica para las familias y para los seres queridos, así que pensé que el enfoque del profesor Reason encajaba muy bien durante la circulación de un virus respiratorio nuevo, ocasionalmente oculto, a veces severo y ocasionalmente mortal”, agregó.
En el informe se señala que no se trata realmente de una sola capa de protección o del orden de las mismas, sino del éxito aditivo de usar múltiples capas o rebanadas de queso.
Cada rebanada tiene agujeros o fallas, y esos agujeros pueden cambiar en número, tamaño y ubicación, dependiendo de cómo nos comportemos en respuesta a cada intervención. Se pone como ejemplo a las mascarillas faciales como una de las capas de queso. Cualquier máscara reducirá el riesgo de que, sin saberlo, infecte a quienes le rodean o de que inhale suficiente virus para infectarse.