Abandonada a la suerte en el lejano puesto de salud del barrio Obrero se encuentra actualmente la Unidad de Salud Mental de la ciudad de Pedro Juan Caballero, gracias a la discriminación que sufren por parte del director de la XIII Región Sanitaria, doctor Nelson Collar. El local no cuenta con las mínimas condiciones para brindar asistencia psicológica-psiquiátrica a sus pacientes. La primera Unidad de Salud Mental del país podría clausurarse y con ella el servicio de internación, situación que, de darse, repercutirá en perjuicio de los enfermos mentales de escasos recursos económicos de la zona.

“Realizamos aún internación, pero con mucha dificultad. No contamos con alimentos para los internados y mucho menos servicios disponibles para realizar estudios complementarios. Nuestros pacientes son insolventes, están pasando hambre. Los que vienen de lejos son los que más sufren”, sostuvieron funcionarios del lugar.

La Unidad de Salud Mental se vio obligada a entregar el pabellón que ocupaba en el predio del hospital regional durante la cuarentena sanitaria impuesta por el Gobierno Nacional, pero que debía ser transitoria.

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El pasado 16 de octubre, el presidente Mario Abdo Benítez habilitó un moderno pabellón de contingencia con capacidad de 32 camas de internación para albergar a enfermos con el nuevo coronavirus.

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