Como signo de unidad católica entre las iglesias del Oriente y Occidente, este domingo a las 11:00, se procederá a la entro­nización de la imagen de San Chárbel en la Catedral de la Santísima Asunción.

Entronizar una imagen es darle un lugar dentro del tem­plo para que la gente pueda venerarla y a la vez puedan ocupar un lugar en el cora­zón de los fieles. Este acto es considerado histórico, pues se pedirá a San Chárbel que proteja al Paraguay en estos tiempos difíciles.

Las personas que deseen participar de la celebración podrán hacerlo por agenda­miento, llamando al (0984) 600-777 (Abuna Pedro) o al (0971) 503-965 (Sra. Celeste).

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

¿QUIÉN ES SAN CHÁRBEL?

Conocido como “el hombre de los milagros”, o el “ermitaño del Líbano”, San Chárbel es el primer santo del Líbano y uno de los más conocidos y milagrosos santos orientales. Etimológicamente, Chárbel, nombre arameo, se deriva de dos palabras: “Charb”, que quiere decir “historia”; y “El”, que significa “Dios”. Chárbel significa, pues, his­toria de Dios.

Nació en Beqakafra, Líbano, cercano a los famosos Cedros. Era el quinto hijo de Antun Makhlouf y Brigitte Chidiac, piadosa familia de campesi­nos. Fue bautizado a los ocho días, recibiendo por nombre Yusef (José). A los tres años, su padre es requerido en el ejército turco y muere en la guerra contra los egipcios. Su madre cuida de la familia siendo buen ejemplo de virtud y fe. Pasado un tiempo, ella se casa de nuevo con un hombre devoto, quien eventualmente será ordenado sacerdote (en los ritos católicos orientales, hombres casados son elegi­bles al sacerdocio diocesano). Yusef ayudó siempre a su padrastro en todas las ceremo­nias, notándose en él un raro ascetismo a la vida de oración.

LA VOCACIÓN

A los 20 años de edad, Yusef es el sostén de su casa. Es el tiempo de contraer matrimo­nio, pero él se siente llamado a otra vida. “Deja todo, ven y sígueme”. Después de tres años se decide, y sin despe­dirse de nadie, una mañana del año de 1851 se dirige al convento de Nuestra Señora de Mayfouq, donde será reci­bido como postulante y luego como novicio, llevando una vida ejemplar, sobre todo en lo referente a la obediencia. Es precisamente cuando Yusef toma el hábito de novicio, cuando renunció a su nom­bre, escogiendo el de su con­sagración: Chárbel.

Déjanos tus comentarios en Voiz