“La pandemia nos cambió a todos. Si antes era impensable para nosotros, más afines con el método tradicional de enseñanza del yoga, trabajar online hoy es la herramienta indispensable para llegar a todos y cada uno de nuestros alumnos”, contó Nathalie Aguilera, instructora de la academia Hari Gopal Yoga.

Lo hace mientras muestra cómo sus alumnos se conectan por la plataforma Zoom para seguir las recomendaciones sobre movimientos, respiraciones, los pequeños grandes secretos de esta técnica milenaria. “Abrazamos los cambios. Trabajar con esta herramienta nos abrió un panorama nuevo, nos hizo ver y aceptar nuevos desafíos en cuanto a la transmisión de ideas, conceptos, sugerencias, etc., con respecto a la práctica, y con todo ello también despejamos prejuicios y derribamos mitos”, agrega.

“Enseñar online no nos volvió más fríos, mecanizados y distantes. Todo lo contrario, y tal vez sea precisamente debido a la pandemia, nos sentimos más cerca de todos, como nunca antes. Descubrimos que nos hace muy felices conectarnos a través de la pantalla con nuestros alumnos, los más antiguos, y dar la bienvenida a los más nuevos (aquellos que no llegaron a conocer la dinámica peculiar dentro de una sala de yoga), y sentimos muy similarmente a cuando nos conectamos con algún ser amado, más cercano, con el que tenemos que guardar distancia temporalmente”, siguió contando.

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“A pesar de la distancia física, de algún modo se acortó la brecha. Al conectarnos a través de la plataforma que estamos usando en la actualidad, nuestros alumnos nos permiten ingresar a sus vidas, mucho más que antes. De pronto, estamos en la intimidad de sus hogares, los vemos más naturales, no tan ‘producidos’ como cuando venían a nuestro espacio; los vemos corriendo muebles para desplegar su colchoneta en medio de la sala o del living comedor, o en el dormitorio de los chicos lleno de juguetes desparramados por el lugar o en el matrimonial, apretujándose en el espacio entre la cama y el placar, o en una terracita con planteras o un balcón”, dice describiendo la situación.

Quienes quieran sumarse a las clases pueden enviar un mensaje de Whatsapp al (0971) 347-938 y (0971) 347-934 o buscar a Hari Gopal en sus redes sociales.

“Ofrecemos clases grupales durante toda la semana en turnos de mañana y de tarde; brindamos clases personalizadas a quienes así lo solicitan y los vamos acomodando en horarios exclusivos. De tanto en tanto compartimos alguna clase abierta, gratuita, de iniciación, apta para todo el público, como una que realizamos recientemente y que contó con la masiva participación de curiosos incluso del exterior: casi 60 participantes no solo de Paraguay, también de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Uruguay”, expuso Aguilera.

A continuación, contó que los sábados “nos reunimos frente a la pantalla para compartir un tecito y hablar de la práctica de yoga y de temas relacionados al mundo de la espiritualidad y filosofía yogui”.

Los domingos los ashtanguis practican bajo la guía de la profe Nathalie Aguilera (esta clase es solo para los alumnos que ya tienen una práctica establecida, y no es para iniciantes). También, han sorteado clases de Kundalini Yoga y de Ashtanga Yoga entre todos los usuarios y visitantes de las cuentas en Facebook e Instagram.

“Grabamos y compartimos videos donde mostramos algunas sencillas técnicas de respiración, para aprender a relajarnos en días difíciles, y otro material donde mostramos cómo se hace el famoso té yogui que nuestros alumnos siempre disfrutaban al finalizar su clase en nuestro espacio. Así aprenden a prepararlo en su casa y nos invitan a saborearlo online”, comentó.

“Nosotros seguiremos, de una manera o de otra, y el yoga está a tu alcance en el lugar que te encuentres… ¡Y muy, muy pronto, llegará el día en que nos volveremos a abrazar!”, concluyó.

Conectados, todos se ven corriendo muebles para desplegar su colchoneta en medio de la sala o guardando juguetes de los chicos.

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