La feligresía católica debió conformarse ayer con seguir todo el rito desde el sillón de su casas, ya sea por radio, televisión o por las redes sociales. No obstante, mucha gente se preparó, compró el ramo de palma y esperó frente a su casa al párroco de su iglesia para que le bendiga. En Caacupé, el obispo Ricardo Valenzuela oró nuevamente por los enfermos del COVID-19 y pidió ser generosos en esta semana con los más necesitados como fue Simón de Sirene que ayudó a Jesús a llevar su cruz.
La tradicional celebración de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén fue representada en diversas manifestaciones televisivas o transmitidas en vivo por internet, cumpliendo el rigor de la cuarentena que establece el distanciamiento social y la imposibilidad de asistir a las iglesias.
Para lo que sigue de la Semana Santa, desde la Arquidiócesis Metropolitana se instó a los feligreses que adornen sus casas con los ramos de palma, de modo a que cuando salga el párroco por el lugar pueda bendecirlos.
Desde que arrancó la cuarentena sanitaria y los templos fueron cerrados, numerosos sacerdotes salieron al encuentro de los fieles, haciendo procesiones con la imagen de santos y también con el Santísimo Sacramento. El domingo pasado, monseñor Edmundo Valenzuela hizo un sobrevuelo en helicóptero, portando el Santísimo y bendijo desde el aire a todos los fieles católicos.
La Semana Santa es la recordación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Arranca con el Domingo de Ramos, con la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén, montado en un burro y recibido con palmas; y termina con el Domingo de Pascuas, con la celebración de la resurrección de Cristo, conmemorando así el triunfo de Jesús sobre la muerte.