El sector de la construcción no es ajeno al parate de actividades y en la ciudad de Tobatí (Cordillera), donde el 90% de los habitantes se dedica ya sea a la olería o a la cerámica, se resiente aún más la situación.
Producir y vender para poder comer era hasta hace unas semanas el día a día de muchos trabajadores, pero hoy, con la paralización de actividades, esa rutina cambió y sin ingresos, solo les queda depender de la ayuda que el Gobierno pueda brindarles.
Los obreros de las industrias cerámicas atraviesan por esta situación, pero con algo de respiro, en comparación con los oleros. La patronal, además de efectuar pagos, los asiste con víveres, pese a la sensible situación que vienen arrastrando por las obras no impulsadas en el sector público en el 2019.
El presidente de la Unión de Ceramistas Industriales de Tobatí (UCIT), Miguel Rojas, habló con La Nación sobre el complicado escenario y el panorama nada alentador que se presenta a todo el sector de la construcción a raíz de la pandemia del COVID-19.
“El sector de la construcción no venía luego bien; el año pasado fue un año malísimo y este año iba a comenzar a moverse, pero hoy hay un parate total”, expresó Rojas.
Sobre la situación de los obreros que emplea el sector cerámico, comentó que en su caso están siendo asistidos con kit de víveres. Es consciente de la posibilidad de que la situación perdure y analizará recurrir a créditos.
“Si esto continúa una semana más, ya se nos une con Semana Santa y ahí está la parte pesada de la situación porque habrá muchísima gente sin trabajar, y vamos a tener que seguir apoyando a nuestros obreros, tampoco podemos dejarlos en las calles. El Gobierno está dando posibilidades de crédito de AFD, al que muchos vamos a tener que recurrir”, manifestó el representante de la UCIT, que nuclea a unas 150 cerámicas.
OLEROS, EN CRISIS
Dependen de la producción y la venta de ladrillos para llevar el sustento a sus familias. Comprenden las medidas sanitarias dispuestas para mitigar la pandemia que castiga al mundo, pero piden al Gobierno empatía y pronta respuesta.
“Nuestra situación está muy difícil con el tema de la pandemia, entendemos la situación, pero la realidad es que la gente ya no tiene qué comer”, dijo el secretario del Gremio de Oleros de Tobatí, Cristian Quiñónez, en comunicación con este diario.
Sobre cómo enfrentan la situación actualmente, contó que se ayudan compartiendo alimentos.
Actualmente están a la espera de la ayuda monetaria anunciada por el Gobierno que, según cálculos de Quiñónez, no alcanzará pese al aumento del monto que inicialmente se planteó.
La ayuda monetaria para la adquisición de alimentos aumentó de G. 230.000 a G. 500.000.
“He visto que va a aumentar el monto de la ayuda, pero representa un promedio de G. 125.000 semanal y si en la familia están entre cinco, no va a alcanzar para un mes”, indicó.
Otro problema es que no a todos les va a alcanzar, afirmó Quiñónez, y es que muchos oleros ni siquiera tienen teléfono celular. Recordemos que la ayuda, que sustituye al kit de víveres, se recibirá vía giros.
En la ciudad de Tobatí hay 2.000 olerías y unas 10.000 personas se ven afectadas de forma directa. El gremio lo integran 10 comités de oleros.
TODA UNA CADENA
Pero esta es una cadena y son más los rubros afectados dentro del sector de la construcción. Se suman los transportistas y los “tumberos”.
Darío Toñánez, de la asociación Locos de la Cantera de Tobatí, afirmó que la situación afecta y mucho.
“En la ciudad está todo parado; cerámicas, olerías, trabajos de cantera. Afecta muchísimo en la economía y ya se empieza a sentir; hay gente que la está pasando mal”, expresó.
APOYO
Construyen pabellón por pandemia. El nuevo espacio de unos 300 metros de superficie servirá en este tiempo para atender a personas con cuadros respiratorios.
La idea es que la obra termine en 45 días, de acuerdo con la municipalidad local.
El pabellón tendría 8 salas climatizadas con 4 camas por sala, una para enfermería y baños sexados.
El intendente de la ciudad, Dan Alberto González, indicó que adquirirán, en principio, 5 balones de oxígeno.
Adelantó que apelarán al Ministerio de Salud en lo que respecta a personal, una vez finalizada la obra.
La inversión aproximada, con todos los equipamientos, ronda los G. 1.000 millones, aporte entre la municipalidad, la gobernación y la ciudadanía tobateña.
“La municipalidad solamente aporta una parte, este es presupuesto de apoyo ciudadano de los sectores trabajadores de la ciudad”, expresó el jefe comunal a La Nación.