Sin dudas, el problema del consumo de la droga en Paraguay va creciendo cada día; y los niños tienen contacto con estas sustancias peligrosas e ilícitas cada vez a más temprana edad. De acuerdo con el Informe Nacional de la Situación de Drogas en el Paraguay 2017, el momento crítico para el inicio de consumo de las drogas es la adolescencia, sobre todo entre los 13 y 15 años de edad.
Este informe de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) no incluye la creciente y lacerante problemática en la población penitenciaria, donde los principales consumidores son los “pasilleros” ni abarca la realidad de los niños y adolescentes en situación de calle, quienes viven un día a día cruel por el olvido y las necesidades, tal como se ven en las inmediaciones de la Terminal de Ómnibus de Asunción.
De acuerdo con el informe de la Senad hay casos en que chicos con ocho años de edad ya tienen contacto con las drogas. “Cuando hablamos de medidas de tenencia central, estamos hablando de 14,8%, pero cuando hablamos de medidas de dispersión encontramos chicos que se están iniciando desde los ocho años”, dijo la licenciada Nancy Delvalle, directora del Observatorio Paraguayo de Drogas, aunque aclaró que la edad promedio de inicio es entre los 13 y 15 años. En ese sentido, la profesional indicó los casos de consumo a muy temprana edad son esporádicos, pero que sí se dan, por lo que sugirió iniciar el trabajo de prevención con los niños de preprimaria, de modo a alertar sobre los daños causados por las drogas.
Asimismo, de acuerdo con el Centro Nacional de Control de Adicciones –de la Unidad de Desintoxicación– son 16 los tipos de drogas utilizadas habitualmente. No obstante, el chespi o la cocaína fumable es la que se considera de mayor daño y la que más motiva tratamientos, seguido de la marihuana y luego de la cocaína.
Sin embargo, los estudios refieren que 8 de cada 10 personas en tratamiento reportaron un patrón de policonsumo, ya que solo 2 de cada 10 personas tratadas asumieron el consumo de una sola sustancia, mientras que 8 de cada 10 señalaron que consumen entre dos y cinco sustancias diferentes.
El informe sostiene que el inicio a las drogas ilícitas son el alcohol y el tabaco, aunque también se da por el consumo indebido de medicamentos sin prescripción.
Los estupefacientes más utilizados son la marihuana, la cocaína fumable (crack o chespi), la cocaína clorhidrato y otros narcóticos. De acuerdo con los estudios, el crack va desplazando incluso el uso de la cola de zapatero, según la profesional.
Sin embargo, la Senad ha detectado el consumo indebido de las siguientes sustancias entre adolescentes y jóvenes escolarizados: opiáceos, sedantes, tranquilizantes, ansiolíticos, antidepresivos, barbitúricos, anabólicos, ketamina, benzodiacepinas, marihuana, cocaína fumable, cocaína clorhidrato, solventes, basuco, hachís, éxtasis, LSD y alucinógenos.
De entre todos, la marihuana es la droga ilícita más consumida en Paraguay. De cada 100 estudiantes adolescentes entrevistados en el 2014, seis refirieron haberla fumado alguna vez, cuatro lo hicieron en el último año y dos en el último mes, según el informe; seguida de la cocaína fumable, considerada la de mayor consumo problemático, adicciones y la droga que ocasiona el mayor daño.
El consumo de esta droga está aumentando, sobre todo en territorios vulnerables, debido a un incremento de la oferta en el ámbito del microtráfico. La edad promedio de inicio es a los 13,8 años, un año antes que la marihuana, refiere el documento.
FACTORES DE RIESGO
Si bien los jóvenes acuden a las drogas por diferentes motivos, existen ciertos factores que inciden en un mayor riesgo a la hora de las adicciones, especialmente entre los adolescentes, explicó Delvalle.
Se pueden citar la menor afectividad y comunicación con los padres; actitudes y comportamientos permisivos ante las drogas; ausencia de límites y normas claras; mal uso del tiempo libre; antecedentes familiares de consumo; bajo rendimiento académico; poca integración con los compañeros; modelos de referencia débiles de los profesores con los alumnos y nula actividad de prevención en el ámbito escolar, entre otros.
“Los chicos cuyos padres no se involucran en la vida de sus hijos, que no saben quiénes son los amigos, que no acuden a las reuniones, esos son los que registran un mayor consumo”, reveló Delvalle.
POCAS CONDENAS
Si bien el trabajo de desarticulación de las bandas de tráfico de drogas no cesa, uno de los problemas a la hora de la lucha contra este flagelo es la baja condena por este tipo de delito. El informe indica que cuando se analiza la situación procesal de los expedientes se puede verificar la baja proporción de condenas y juicios orales de los casos.
Como ejemplo citan que durante el 2016, de 238 expedientes relacionados con el narcotráfico solo 11% estaban en etapa de juicio oral, 11% habían recibido un procedimiento abreviado, 16% tenían una suspensión condicional de procedimiento. Asimismo, el 4% estaban con suspensión a prueba de ejecución de condena; 6% con sobreseimiento definitivo, 9% con sobreseimiento provisorio, 3% en rebeldía, 38% en etapa preparatoria y los demás en otras etapas procesales.