POR CAROLINA VANNI

“Llegan gracias y muy impor­tantes”, dijo la hermana Maura Melgarejo al hablar de las intercesiones ante Dios de la beata María Felicia de Jesús Sacramen­tado. Para lograr la canoni­zación se necesita un segundo milagro probado; es decir, un hecho que no tenga explica­ción científica.

Uno de ellos trata de una recién casada que no podía engendrar debido a un tumor. Llegó hasta el Convento de las Carmelitas Descalzas pidiendo ayuda. “Si le quitaban el tumor perdía la posibilidad de ser madre. Entonces rezamos juntas con mucha fe porque Dios hace los milagros. Luego nos avisan que a la señora se le cae el tumor íntegro y ella queda embara­zada, y ya nos mandaron la foto de la bebé que está sana. La señora no fue operada”, explicó la hermana Maura al indicar que están aguardando los documentos referentes a este caso para analizar y ver si se trata de un milagro, que de ser así consagrará a Chiqui­tunga en los altares de la Igle­sia Católica.

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El retrato de María Felicia, hecho por el artista Koki Ruiz, durante la ceremonia de beatificación en 2018.FOTO:ARCHIVO

UNA SANTA DE LA GENTE

“Chiquitunga entra en la historia de la Iglesia para­guaya como alguien que no murió; o si murió –hablando espiritualmente–, está viva entre nosotros. Ella no se va a quedar en el altar tiesa, sino va con la gente porque la gente así le siente, en medio de ellos. La figura estará en el altar, pero ella está viva caminando entre nosotros cada día”, aseguró la hermana Maura al indicar que los devo­tos sienten a Chiquitunga en pequeñas cosas, por ejemplo, cuando ve o huele un jazmín.

“Cuando estaba en el convento, ella formaba la palabra Jesús con las flores del jazmín. Enton­ces, cuando la gente venía, sabía que Chiquitunga estuvo allí. Y eso es como que quedó, cuando se huele jazmines siempre se la siente a ella”, dijo.

La hermana Maura fue la encargada de transcri­bir todos los escritos de la beata, por lo tanto es la que mejor conoce a Chiquitunga. Agregó que debido a las accio­nes –vida apostólica que llevó María Felicia–, ella tenía fama de santidad.

“La gente le quería mucho porque ella tenía mucho amor para dar. Ella conoció todas las facetas del amor: amaba a Dios, a Jesús, a sus padres, sus hermanos (…), también amó a un joven (Ángel Sauá) que le había ayudado mucho a entender su vocación, porque ella se sintió plena cuando entró al convento y se entregó por completo a Dios”, explicó la hermana Maura.

La capilla de las Carmelitas Descalzas reboza de fieles cada 28 de abril.FOTO: ARCHIVO

VIDA DE SANTA

María Felicia Guggiari Eche­verría nació el 12 de enero de 1925 en Villarrica. Familia­res cuentan que tras su naci­miento, la partera pidió que se abran las ventanas porque nació un ser de luz y el mundo tenía que saber sobre ello.

Sus primeros años vivió en Villarrica, donde se destacó por sus acciones solidarias y por servir a la Acción Cató­lica. Cumplido 25 años –por cuestiones políticas–, la fami­lia migró a Asunción, donde Chiquitunga siguió la vida de apostolado.

A los 33 años ingresó al Con­vento de las Carmelitas Descal­zas, decidida a dedicar su vida a Dios. Cayó enferma y dedicó el sufrimiento que padecía a Dios, ya que se ofreció como “pequeña víctima” por las vocaciones sacerdotales.

Estando internada en la Cruz Blanca, el 27 de abril de 1959 –día antes de su fallecimiento– escribió: “Ya bien tarde fui al oficio humilde. ¡Ya no tuve fuerza, madrecita, para levan­tarme! Me arrastraba de 4 patas por el suelo hasta lle­gar a una silla que me habían puesto dentro y, haciendo un esfuerzo grande, pude incor­porarme ya, cuando iba a pedir que me ayuden (…) ¿¡Cuánto más debo pasar aún!?”.

Hoy se recuerdan 60 años de aquel 28 de abril de 1959, día en que Chiquitunga había pedido que le leyeran la poesía de Santa Teresa de Jesús, “Muero, pero no muero”. Y tras pronunciar sus últimas palabras “¡Jesús, te amo! ¡Que dulce encuentro! ¡Virgen María!”, falleció.

María Felicia fue beatificada el 23 de junio del 2018.

AGENDA DE HOY

La conmemoración en la Capilla de las Carmelitas Des­calzas de Asunción por los 60 años “del dulce encuentro con Jesús” de la beata María Feli­cia se inicia a las 14:45, con la bienvenida y confesiones. A las 15:00 será el rezo de la coronilla de la Divina Mise­ricordia de Jesús.

La animación con cánticos, rezos, avisos y proyección de audiovisuales arrancará a las 15:30 y se extenderá hasta las 17:30, hora en que se iniciará el rezo del Rosario para luego dar lugar a la misa central, que será oficiada por el arzo­bispo metropolitano, monse­ñor Edmundo Valenzuela, a las 18:30.

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