POR CAROLINA VANNI
“Llegan gracias y muy importantes”, dijo la hermana Maura Melgarejo al hablar de las intercesiones ante Dios de la beata María Felicia de Jesús Sacramentado. Para lograr la canonización se necesita un segundo milagro probado; es decir, un hecho que no tenga explicación científica.
Uno de ellos trata de una recién casada que no podía engendrar debido a un tumor. Llegó hasta el Convento de las Carmelitas Descalzas pidiendo ayuda. “Si le quitaban el tumor perdía la posibilidad de ser madre. Entonces rezamos juntas con mucha fe porque Dios hace los milagros. Luego nos avisan que a la señora se le cae el tumor íntegro y ella queda embarazada, y ya nos mandaron la foto de la bebé que está sana. La señora no fue operada”, explicó la hermana Maura al indicar que están aguardando los documentos referentes a este caso para analizar y ver si se trata de un milagro, que de ser así consagrará a Chiquitunga en los altares de la Iglesia Católica.
UNA SANTA DE LA GENTE
“Chiquitunga entra en la historia de la Iglesia paraguaya como alguien que no murió; o si murió –hablando espiritualmente–, está viva entre nosotros. Ella no se va a quedar en el altar tiesa, sino va con la gente porque la gente así le siente, en medio de ellos. La figura estará en el altar, pero ella está viva caminando entre nosotros cada día”, aseguró la hermana Maura al indicar que los devotos sienten a Chiquitunga en pequeñas cosas, por ejemplo, cuando ve o huele un jazmín.
“Cuando estaba en el convento, ella formaba la palabra Jesús con las flores del jazmín. Entonces, cuando la gente venía, sabía que Chiquitunga estuvo allí. Y eso es como que quedó, cuando se huele jazmines siempre se la siente a ella”, dijo.
La hermana Maura fue la encargada de transcribir todos los escritos de la beata, por lo tanto es la que mejor conoce a Chiquitunga. Agregó que debido a las acciones –vida apostólica que llevó María Felicia–, ella tenía fama de santidad.
“La gente le quería mucho porque ella tenía mucho amor para dar. Ella conoció todas las facetas del amor: amaba a Dios, a Jesús, a sus padres, sus hermanos (…), también amó a un joven (Ángel Sauá) que le había ayudado mucho a entender su vocación, porque ella se sintió plena cuando entró al convento y se entregó por completo a Dios”, explicó la hermana Maura.
VIDA DE SANTA
María Felicia Guggiari Echeverría nació el 12 de enero de 1925 en Villarrica. Familiares cuentan que tras su nacimiento, la partera pidió que se abran las ventanas porque nació un ser de luz y el mundo tenía que saber sobre ello.
Sus primeros años vivió en Villarrica, donde se destacó por sus acciones solidarias y por servir a la Acción Católica. Cumplido 25 años –por cuestiones políticas–, la familia migró a Asunción, donde Chiquitunga siguió la vida de apostolado.
A los 33 años ingresó al Convento de las Carmelitas Descalzas, decidida a dedicar su vida a Dios. Cayó enferma y dedicó el sufrimiento que padecía a Dios, ya que se ofreció como “pequeña víctima” por las vocaciones sacerdotales.
Estando internada en la Cruz Blanca, el 27 de abril de 1959 –día antes de su fallecimiento– escribió: “Ya bien tarde fui al oficio humilde. ¡Ya no tuve fuerza, madrecita, para levantarme! Me arrastraba de 4 patas por el suelo hasta llegar a una silla que me habían puesto dentro y, haciendo un esfuerzo grande, pude incorporarme ya, cuando iba a pedir que me ayuden (…) ¿¡Cuánto más debo pasar aún!?”.
Hoy se recuerdan 60 años de aquel 28 de abril de 1959, día en que Chiquitunga había pedido que le leyeran la poesía de Santa Teresa de Jesús, “Muero, pero no muero”. Y tras pronunciar sus últimas palabras “¡Jesús, te amo! ¡Que dulce encuentro! ¡Virgen María!”, falleció.
María Felicia fue beatificada el 23 de junio del 2018.
AGENDA DE HOY
La conmemoración en la Capilla de las Carmelitas Descalzas de Asunción por los 60 años “del dulce encuentro con Jesús” de la beata María Felicia se inicia a las 14:45, con la bienvenida y confesiones. A las 15:00 será el rezo de la coronilla de la Divina Misericordia de Jesús.
La animación con cánticos, rezos, avisos y proyección de audiovisuales arrancará a las 15:30 y se extenderá hasta las 17:30, hora en que se iniciará el rezo del Rosario para luego dar lugar a la misa central, que será oficiada por el arzobispo metropolitano, monseñor Edmundo Valenzuela, a las 18:30.