Por Karina Ríos (karina.rios@nacionmedia.com)

El 21 de marzo de 1989, hace más de tres décadas, Augusto Roa Bastos volvió a su tan añorado y amado país tras estar exiliado por 42 años. Se trata del escritor paraguayo más importante del siglo XX y uno de los grandes novelistas de la literatura hispanoamericana, ganador del Premio Cervantes.

En 1947, Roa Bastos se vio obligado a abandonar Paraguay en medio de una guerra civil, conocida como la Revolución de los Pynandí, por soñar con un país democrático. Su retorno propició una celebración por parte de todos los paraguayos, sus familiares y allegados, pero especialmente por parte de él mismo.

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Desde que dejó su terruño solo añoraba con volver al escenario de sus tantas obras. “La idea de Roa era que todos los intelectuales que estuvimos en exilio en distintos países europeos volvamos juntos a Paraguay, como para tener mayor trascendencia de lo colectivo. Rubén Bareiro regresó antes. Luego, volvió Roa, el más esperado”, dijo el escritor y poeta Víctor Jacinto Flecha en entrevista con La Nación/Nación Media.

Augusto José Antonio Roa Bastos falleció el 26 de abril en su amado Paraguay. Foto: Archivo

Ansiedad y felicidad

Flecha afirmó que días previos a su retorno Roa se mostraba bastante ansioso, con una mezcla de felicidad y también tristeza al recordar todo lo que se perdió al estar lejos de su amada tierra. El laureado escritor fue muy amigo de Flecha, con quien compartía visitas frecuentes en Europa y horas de llamadas, porque así se sentían cerca de Paraguay.

Para Augusto poder regresar fue esa mezcla de entusiasmo y felicidad, de poder encontrarse con algunos sabores de su vida que dejó aquí, como la comida; escuchar el guaraní en la calle, mostrar a sus hijos pequeños el país, todo fue como recuperar un tesoro que perdió”, manifestó Flecha.

Aseguró que con el exilio perdieron grandes momentos de sus vidas, como ver crecer a sus hermanos y no disfrutar de los últimos días de sus seres queridos que partieron a la eternidad. “El exilio es el peor castigo que te pueden dar, porque te apartan de tu familia, de tu rutina, de tu labor y cuando regresamos nos damos cuenta de que hemos perdido la cotidianeidad de años. No es fácil y Augusto pasó por eso”, aseguró.

Lo envolvieron con la bandera

Roa Bastos vivió 42 años en exilio. Foto: Archivo

Para Mirta Roa Bastos, hija del ganador del Premio Cervantes, el retorno a Paraguay fue celebrado con mucha emoción por su padre. Sin embargo, aclaró que ella no pudo estar para acompañarlo porque en ese momento vivía en Venezuela.

“Sé que fue un día de gran emoción para él. Lo recibieron con la bandera de Paraguay, que mi padre firmó. Lo envolvieron con la bandera como un abrazo nacional, fue muy emocionante. A partir de ahí ya no lo dejaron nunca solo, siempre tuvo el apoyo del país y de los compatriotas”, afirmó a La Nación / Nación Media.

De Argentina a Francia y luego a España

En 1947, tras ser exiliado de Paraguay, Roa Bastos decidió radicarse en Buenos Aires, Argentina, donde estuvo hasta 1976, cuando volvió a ser exiliado por el golpe cívico militar. El escritor emprendió rumbo a Francia.

Antes de partir al país europeo, específicamente en 1956, Roa Bastos tuvo la primera posibilidad de volver a Paraguay. Su madre enfermó y estuvo a punto de morir, por lo que le permitieron verla. “Recuerdo que logró visitar a su querida madre”, aseguró Flecha y agregó una segunda oportunidad en la que Roa visitó el país.

En la década del 70 Roa Bastos fue invitado por una conocida revista para una serie de entrevistas en Paraguay, por lo que pudo volver fugazmente, para luego ser expulsado a Argentina con toda su familia.

Augusto vivió en Argentina y España por cuatro décadas. Foto: Archivo

“Fue expulsado sin nada, ni siquiera los documentos pudo llevar. Lo pasaron a Clorinda en un bote, con toda su familia. Argentina en ese tiempo tenía una dictadura atroz, igual que Paraguay. Fue cuando comenzó a escribir nuevos versos y retomó su amor por la poesía. Con ayuda de amigos pudo llegar hasta Buenos Aires”, resaltó.

Por casi tres décadas y pese a estar sin documentos, el escritor pudo enseñar literatura española en una universidad francesa y fue muy querido por sus alumnos. Sin embargo, esa etapa de su vida nuevamente se vio truncada y tuvo que exiliarse a España, donde le concedieron la nacionalidad.

Augusto regresó en marzo y yo volví en abril. Regresar a un país donde te prohibieron el ingreso es algo que no se puede dimensionar y estábamos con mucha ansiedad de retornar al lugar que dejamos tantos años atrás, pero que ya no es el mismo”, manifestó Víctor a LN.

A poco más de un año de su retorno a Paraguay, específicamente el 23 de abril de 1990, le fue entregado a Roa Bastos el Premio Cervantes, correspondiente al año 1989, ya que se falla a finales de año y se entrega el 23 de abril del siguiente, coincidiendo con la fecha en que se conmemora la muerte de Miguel de Cervantes.

Sus obras han sido traducidas al menos a 25 idiomas y producidas en su mayor parte en el exilio. Foto: Gentileza

Augusto, el supremo

Augusto José Antonio Roa Bastos, escritor, periodista y guionista paraguayo, nació en Asunción el 13 de junio de 1917 y falleció en la misma ciudad el 26 de abril del 2005. Sus obras han sido traducidas al menos a 25 idiomas y producidas en su mayor parte en el exilio. Se caracterizan por el retrato que hace de la cruda realidad del pueblo paraguayo, su novela “Yo el supremo” (1974), considerada su obra maestra y una de las cien mejores novelas del siglo XX en lengua castellana.


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