Un policía fue detenido junto a dos hombres, luego de intentar burlar un puesto de control de la Policía Nacional en la localidad de Villa Oliva (Ñeembucú). Los tres sujetos están sindicados como los autores de un violento asalto domiciliario ocurrido en la madrugada del lunes pasado, en el barrio Taruma Vuelta de la ciudad de Alberdi.
El agente policial fue identificado como Ríchar Cáceres Ojeda, de 37 años de edad, quien se desempeñaría como suboficial mayor en la Dirección de Policía de Alto Paraná. Los otros detenidos son Rolando Javier Villalba Florenciañez, de 30 años, y Kevin Andrés Molinas Caballero, de 20 años.
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El comisario Pablo Ortiz comentó que realizaron las señales para que parara la camioneta en la que transitaban estos hombres y que inmediatamente prendieron su señalero para intentar huir del lugar, motivo por el cual les solicitaron nuevamente que se detuvieran, pero se dieron a la fuga, momento en que inició una persecución que culminó con la detención de los tres ocupantes del vehículo.
Del poder de los mismos, además de ser incautada la camioneta, se recuperaron una pistola Glock y tres aparatos celulares, junto con otros indicios relacionados con el asalto. Los tres hombres ya fueron puestos a disposición del Ministerio Público para continuar el proceso correspondiente.
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Según el relato policial, los tres sujetos serían quienes ingresaron a una vivienda de Alberdi y con suma violencia redujeron primeramente al propietario de la vivienda, un adulto mayor, y seguido atacaron a su esposa y a su hijo, el cual quedó gravemente lastimado por defender a sus padres. Fueron los vecinos quienes se percataron de los disturbios y llamaron al sistema de emergencia 911.
“Cuando escuché que reventaron la puerta, me asusté y salí y ya le encontré a uno de ellos golpeándole a mi papá; otro le quiso pegar a mi mamá y ahí me tiré yo para defenderle y me empezaron a pegar, actuaron con suma violencia. Yo en todo momento gritaba para que alguien nos ayude y llame a la policía, pero al final se escaparon”, comentó Diego Vargas, una de las víctimas, en conversación con NPY.