Una delegación de Paraguay, encabezada por el monseñor Ricardo Valenzuela, obispo encargado de la Pastoral de Comunicación, participa del Jubileo del Mundo de las Comunicaciones, convocado por el Papa Francisco para este año en Roma, con la presencia de miles de comunicadores, periodistas y agentes de pastoral que venidos de todo el mundo.
“Fue una experiencia hermosa. Un momento de mucha y felicidad”, expresó Valenzuela, en una entrevista difundida por la Conferencia Episcopal Paraguaya en redes sociales, tras una de las actividades. Con el lema “Peregrinos de esperanza”, el evento se inició el viernes 24 de enero y concluye este domingo 26 con una eucaristía dedicada al “Domingo de la Palabra de Dios”, presidida por el Santo Padre desde la Basílica de San Pedro.
Una peregrinación de periodistas y comunicadores se desarrolló en la jornada, encabezada por monseñor Daniel Blanco, obispo auxiliar de San José de Costa Rica y coordinador del Centro para la comunicación, junto con monseñor Ricardo Valenzuela y monseñor Manuel Ochagavía, obispo de Colón-Kuna Yala (Panamá).
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“Un recorrido lleno de alegría y cantos, que arrancó en la Via della Conciliazione, para atravesar la puerta Santa de la Basílica de San Pedro, donde juntos rezaron por una comunicación al servicio del anuncio de la buena nueva”, describió una publicación del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
Otro momento central del programa incluyó la entrada a la Basílica de San Juan de Letrán por la Puerta Santa, un símbolo de renovación espiritual y reconciliación. Posteriormente, los presentes participaron en la celebración de la Santa Misa, que fue concelebrada por monseñor Valenzuela, destacando el compromiso de la Iglesia con la evangelización a través de los medios de comunicación.
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Obispo pide reflexionar sobre el valor de la familia
El obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, exhortó al diálogo en la familia para mantener la unidad, en coincidencia con la apertura oficial del Año Jubilar 2025 “Peregrinos de la Esperanza” y con la Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret que se celebró dentro de la Octava de Navidad.
“Este símbolo de golpear la puerta y entrar en su interior se quitó de la Sagrada Escritura, del evangelio de San Juan cuando Jesús dijo yo soy la puerta, el que entre por mí se salvará”, reflexionó al mismo tiempo de instar a los feligreses a acudir a los templos para ganar esa indulgencia plenaria.
El prelado aprovechó la homilía para hablar de la importancia de la familia y la necesidad de mantener la cohesión dentro de ella, ya sea como matrimonio, entre los hijos y hermanos. “Qué pasa con nuestras familias, cómo no llegamos a comprender este regalo que el Señor nos hizo. Nos regaló una familia”, afirmó.
Dijo que dentro de una familia generalmente cada quien trae sus propias riñas, sus problemas, sus litigios. Así también expresó que muchos pasaron la Navidad con tristeza ya sea por problemas económicos o por la ausencia de algunos en la mesa.
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El Estado debe cuidar los fondos de los aportantes, dice obispo en carta abierta
Previo a la culminación de la misa central, el obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, dio lectura a la tradicional carta de la iglesia católica al pueblo paraguayo, en este caso no solo brindó un mensaje de esperanza y ánimo a la sociedad en general, sino también se hizo eco del reclamo ciudadano y lo extendió a las autoridades que asistieron a la mayor festividad religiosa del país.
“Ojalá sea el Estado el que cuide y vigile esos fondos reservados pensando en un futuro seguro y mejor de los ciudadanos que han aportado”, manifestó. Las expresiones del obispo de Caacupé se dan en medio del debate sobre el proyecto de creación de la Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones, el cual busca establecer un marco de control a las distintas cajas, tanto públicas como privadas.
En su extensa carta el monseñor hizo mención a la problemática de las distintas cajas de jubilaciones y pensiones y pidió a las autoridades que resguarden los recursos de los aportantes quienes tras tantos años de trabajo, buscan acogerse a este beneficio y disfrutar del fruto de su esfuerzo en su etapa de vejez.
“Necesitamos que nuestras autoridades se enfoquen en la búsqueda de soluciones y dejen de lado las rencillas internas, encontrar el centro de gravedad y concentrar toda la fuerza para dar el golpe certero. En nuestro caso la guerra es contra la pobreza, la inseguridad, la corrupción y la impunidad, lo que se exige a las autoridades es determinar la meta que se desea alcanzar”, expuso Valenzuela.
Ante la presencia del presidente de la República, Santiago Peña, la primera dama Leticia Ocampos, el vicepresidente Pedro Alliana, la jefa de gabinete Lea Giménez y varios ministros como el de Justicia, Ángel Barchini; de Educación Luis Ramírez; del Interior, Enrique Riera; de Salud María Teresa Barán; de Defensa Óscar González, entre otros, el obispo pidió el fortalecimiento de las instituciones del Estado.
“Si no hay una decisión política seria en materia de seguridad crecerá la delincuencia cotidiana que se ha convertido en la zozobra nuestra de cada día. Así también, si no se pone en marcha una política económica razonable la injusta pobreza crecerá”, manifestó y animó a las autoridades a no sucumbir en la lucha contra la delincuencia, el crimen organizado y la violencia.
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Corrupción
La corrupción y la impunidad continúan siendo “lacras” que carcomen los cimientos de la nación, afirmó el obispo de Caacupé, quien lamentó que este haya penetrado tanto a la sociedad que nos hemos acostumbrado a ver estos hechos sin que nos genere sobresaltos. Instó a no dejar de exigir castigo para quienes cometen estos delitos.
“En todo ese tiempo no supimos frenar la sangría de la corrupción que está volviendo anémica al país. Es hora de acabar con esto, se necesita patriotismo y coraje para que nuestro país alcance, un sitial destacado en el concierto de las naciones”, remarcó.
Valenzuela no olvidó mencionar el problema educativo y los generados a partir de las denuncias de títulos universitarios falsos. Advirtió sobre el peligro que esto genera puesto que se tiene a personas sin la capacidad necesaria, asumiendo cargos de suma trascendencia en diferentes ámbitos como la salud, la justicia, entre otros.
Mensaje de optimismo
“De ninguna manera el sentido crítico expuesto en esta carta debe interpretarse como una expresión de pesimismo y derrota frente a los problemas que afronta el país. Hemos señalado situaciones de nuestra realidad cotidiana, muchas de ellas circunstancias difíciles; no obstante, Dios promete edificarnos a través de esos padecimientos”, alentó el obispo de Caacupé.
El optimismo es multiplicador de fuerzas, expuso e insistió a la ciudadanía a que no se deje llevar por el mal humor social que se da especialmente en redes sociales y que tiene escaso resultado, hizo énfasis Valenzuela. “Tenemos la convicción de que vendrán tiempos mejores y que nuestras autoridades comprenderán la necesidad de servir al semejante para que todos lleguemos a buen puerto”, concluyó.
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Caacupé: obispo pide atención a la educación y acciones contra la violencia hacia la mujer
La tradicional misa por el día de la Virgen de los Milagros de Caacupé tuvo al obispo de la diócesis Ricardo Valenzuela como el encargado de dar la homilía ante una explanada repleta de feligreses en la basílica y también con la presencia del presidente y vicepresidente de la República, Santiago Peña y Pedro Alliana, además de otros integrantes del gabinete.
Las palabras del obispo de Caacupé estuvieron centradas en la necesidad de orar y recuperar la conexión con Dios. Valenzuela pidió orar por las familias, por los gobernantes, por la educación, por las mujeres, niñas y adolescentes víctimas de violencia, para que estas sean escuchadas y protegidas por la sociedad y la justicia.
“Debemos orar por los gobernantes y por la paz, muchos gobernantes están sufriendo el acoso por parte de poderosos organismos internacionales de forma sistemática, y ciertamente ellos no están exentos de las flaquezas humanas por lo que necesitan del auxilio del Espíritu Santo para ser fieles cada día”, expresó
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Monseñor pidió a toda la comunidad católica rezar por los gobernantes como establecen las escrituras de modo a que sean iluminados con sabiduría y discernimiento, convirtiéndose en instrumentos para promover la dignidad humana, la libertad, la justicia, la paz y el bien común.
“Cuando predominan los justos la gente se alegra, cuando los malvados gobiernan, la gente sufre”, señaló Valenzuela y fue aplaudido por todos los feligreses. También levantó su voz y pidió orar por la educación que ha sido históricamente postergada y lastimosamente un nuevo estudio revela el bajo nivel de comprensión lectora de los estudiantes. Las reformas planteadas para la educación superior tampoco fueron ignoradas y pidieron el debate sobre un tema sensible como este.
Los testimonios de las mujeres víctimas de violencia no deben ser ignorados, exhortó monseñor y pidió rezar para que estas sean protegidas por la sociedad y la justicia de modo que se pueda dar fin a su sufrimiento. De la misma manera pidió orar para dar fin a la violencia contra las niñas y adolescentes.
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“Urge rezar contra la violencia hacia la mujer, sigue habiendo mujeres que sufren violencia psicológica, verbal, física y sexual, es impresionante el número de mujeres golpeadas, ofendidas y violadas. Hace días sucedió otro feminicidio, ya son como 40 este año, las distintas formas de malos tratos que sufren las mujeres son una degradación para toda la humanidad”, lamentó.
Valenzuela solicitó retomar las oraciones en familia y rezar por la unidad de estas, de modo que recuperen la autoridad sobre sus hijos, la que se ha ido diluyendo y actualmente los hechos de rebeldía y falta de respeto hacia los padres y los profesores en las escuelas, que han ido en aumento. “No vamos a ceder al cansancio, vamos a intensificar esfuerzo por unidad de todos los paraguayos”, sostuvo.
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Obispo de Caacupé instó a practicar el espíritu de la verdad
En la misa dominical de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela reflexionó sobre el Día de la Independencia Nacional e instó a las autoridades a dar respuestas a los problemas sociales que acucian al pueblo y alentó a trabajar por la paz. Basándose en el pasaje bíblico y lo que decían los profetas en el Antiguo Testamento, el obispo de la diócesis de Caacupé pidió “consolar al pueblo sufrido del Paraguay”.
“Cuánto dolor y aflicción hay en el pueblo de Dios. La violencia y la injusticia necesitan siempre de la mentira para asegurarse de cierta respetabilidad en la opinión de la sociedad. La violencia quiere excusarse y quiere entrar entre nosotros”, expresó. También condenó la mentira que desata violencia: “Bien sabemos hermanos que con la mentira no se construye nada digno de verdadero respeto. No, de ninguna manera”.
Dijo que uno de los grandes engaños en lo que caemos constantemente los hombres “es pensar que con tal de lograr un determinado objetivo decimos que es legítimo y positivo usar cualquier arma, cualquier cosa, cualquier instrumento”. Manifestó que para algunos no importan los medios con tal de conseguir el fin. “Y de esa manera vamos colocando las bases de una sociedad cada vez más inhumana, intolerante e insensible. Hemos endurecido nuestro corazón y así qué podemos pedir y qué podemos construir”, lamentó.
Instó a poner en práctica el espíritu de la verdad, de modo de “vivir en la verdad de Jesús”. “En la verdad de Jesús en medio de una sociedad donde con frecuencia –entre nosotros– la mentira se llama estrategia, la explotación se llama negocio, a la irresponsabilidad se le llama tolerancia, a la injusticia: orden establecido”, señaló.
En tanto, la arbitrariedad para algunos significa libertad. “¿Qué sentido puede tener la iglesia de Jesús si dejamos que se pierda en nuestras comunidades el espíritu de la verdad? Somos muy mentirosos y no vamos a conseguir nada. Al contrario, nos engañamos a nosotros mismos”, aseveró.
El prelado insistió en que la sociedad está muy necesitada de aliento y de esperanza, al tiempo de exhortar erradicar la mentira. “Necesitamos el espíritu de la verdad que nos defienda. Qué necesario es que todos, pero de manera especial los que tienen alguna responsabilidad en la sociedad –los que son autoridad– que podamos creer en la fuerza humanizadora de la verdad. Sí, ellos son los primeros que tienen que vivir la verdad”, clamó.
Por último, exhortó a las autoridades y a los ciudadanos a empeñarse en una “búsqueda sin cansancio” de la honradez y sinceridad social, tan necesarios, conforme indicó. En este punto, el obispo propuso “trabajar con tesón” por la paz social. “Finalmente, afirmamos que buscando la verdad arrima a las personas. Da gusto estar al lado de las personas que dicen la verdad. Porque esa su verdad va a llevar siempre al diálogo. El que dice la verdad encamina a la verdadera paz y si queremos progreso y bienestar debemos buscar la paz”, manifestó.