El 12 de enero de 1947, en Belluno (Italia), nació el padre Aldo Trento, a quien el pueblo paraguayo, la Iglesia Católica y todos quienes lo conocieron celebraron su incansable labor humanitaria al despedirlo hacia la eternidad, el 20 de diciembre de 2024. Hoy festejamos su nacimiento, su paso por la tierra y, sobre todo, su amor por el Paraguay, donde decidió sembrar su legado de amor.
A pesar de haber vivido en nuestro país más de tres décadas, siempre recordaba sus orígenes, los mismos que de alguna manera lo mantuvieron fiel a su amor hacia los más necesitados, ya que el propio padre Trento fue un niño que nació y creció en el seno de una familia sumamente pobre, pero con los valores católicos tan sumamente arraigados que la oración en familia y la participación en las celebraciones de la misa eran una cuestión diaria.
Su llamado hacia el servicio sacerdotal no se hizo esperar, ya que, según comentó en una de sus últimas entrevistas con la organización católica Infinito+1, en su programa “Hagan lío”, recordaba su camino al sacerdocio, destacando que a la corta edad de 11 años había ingresado al seminario por su propia voluntad tras sentir el llamado al servicio y, luego de 14 años de preparación, fue ordenado sacerdote en 1972.
Podés Leer: Código Mariposa, una iniciativa que busca facilitar el duelo y humanizar las despedidas
El servicio, una vocación
Recordó que una de las películas que lo inspiró profundamente fue una que relataba la vida del padre Damiano, quien por su labor de cuidar leprosos se había contagiado de la enfermedad y, a pesar de eso, continuó cuidando de los más necesitados. “Yo le dije a mi mamá: ya he decidido qué hacer de mi vida, quiero ser sacerdote y cuidar de los enfermos, de ser posible de los leprosos”, comentaba.
El 11 de septiembre de 1989, el padre Trento pisó suelo guaraní, por primera vez. Tras varios años siendo sacerdote en Italia, llegó a un pueblo diferente, pero por sobre todo sumamente necesitado, y no tardó mucho en entender que era necesario un cambio y, por sobre todo, un involucramiento religioso en la vida de aquellos más desprotegidos e incluso abandonados.
Así fue que en uno de sus recorridos dando la palabra de Dios y conociendo las calles de Asunción, conoció a un niño, en estado de abandono, que mendigaba por las calles con una condición médica grave. De inmediato y sin pensarlo mucho intervino, lo auxilió, lo cuidó y hasta lo adoptó, brindándole inclusive una identidad, ya que carecía de la misma, y fue bautizado bajo el mismo nombre que su benefactor, Aldo Trento, aunque de cariño siempre fue “Aldito”.
Meses más tarde y con el coraje y determinación que caracterizaba al sacerdote italiano, logró rescatar también de un estado de abandono a un hombre mayor llamado Mario y luego a un segundo llamado Hipólito, a quienes llevó a su propia casa para cuidarlos, iniciando quizá de manera inconsciente uno de los movimientos de caridad más importantes que Paraguay haya conocido hasta ese momento.
Los brazos acogedores
Con el pasar de los meses y posteriormente los años, el padre Aldo Trento se dio a la tarea incansable de construir un refugio para todos los desafortunados, y que no solo sea un espacio donde los mismos lleguen a resguardarse, sino que sea un espacio decente, limpio, cómodo y por sobre todo digno, ya que la mayoría de sus acogidos desde el principio eran personas que no tenían hogar o que habían sido abandonados por sus familias debido a enfermedades terminales.
Así nace en la comunidad el Centro de Ayuda a la Vida en 1999 para asistir a todo tipo de personas carenciadas, en particular madres embarazadas y niños con asistencia de alimentos y vestimenta. Alrededor de 70 familias carenciadas son asistidas todos los días martes, donde se les acompaña e invita a un proceso educativo, lo contrario al mero asistencialismo. Cuenta con asistentes sociales que verifican cada caso. Brinda asesoramiento jurídico y bolsa laboral. Aproximadamente 16.500 personas han sido atendidas desde el 2003.
Siguiendo con la misión de ayudar a los más necesitados, en el 2002 nace el Policonsultorio “Juan Pablo II” con el objetivo de asistir a los pobres y enfermos. En el Policonsultorio se cuenta con el servicio voluntario de médicos para todas aquellas personas que necesitan recibir atención en las áreas de cardiología, cirugía vascular, clínica médica, dermatología, ecografía, electrocardiograma, psicología, ginecología, servicios de enfermería, nutrición, odontología, oftalmología, pediatría, PAP y traumatología. Desde su creación ya fueron atendidos más de 28.803 pacientes.
“Cuando encuentras a Cristo, encuentras un imán y ese imán activa a otros imanes y fue así, una cadena de imanes que me han empujado y rodeado también de otros amigos hasta este punto”, comentaba el padre Trento durante una entrevista con el medio internacional.
En el 2003, con el objetivo de responder a las necesidades educativas de tantos niños pobres y de escasos recursos de la comunidad parroquial, se crea la escuela “Pa’i Alberto” y seguidamente se funda el Colegio Católico Politécnico “Pa’i Lino”, ya que de lo contrario estos niños quedarían fuera sin posibilidades de crecer en el entorno donde han sido educados desde el 2003, además de quedar privados de una educación media esencial y proyección laboral.
Por su parte, la Casa Divina Providencia nace en el 2004, la cual tiene como desafío brindar atención especializada gratuita y devolver la dignidad humana a los hermanos abandonados, de modo que cuando llegue el momento final puedan descansar verdaderamente en paz. Es una clínica de cuidados paliativos donde se alberga a enfermos terminales, todos ellos de escasos recursos, con preferencia abandonados. Aproximadamente 1. 425 pacientes ya fueron atendidos en esta clínica.
La Fundación San Joaquín y Santa Ana, que alberga a adultos mayores en situación de abandono y extrema vulnerabilidad, comienza con un “sí” del padre Aldo al llamado de auxilio de un ancianito tirado en un barranco. De ahí nace, en el año 2009, el Hogar San Joaquín con un abuelito; hoy día alberga a 75 abuelitos y abuelitas.
A medida que la fundación abría más y más servicios, los necesitados que acudían crecían, y los trabajos aumentaron, por lo que con el tiempo se logró consolidar la creación de la casa de acogida Chiquitunga, que nace el 24 de diciembre de 2010 para acompañar a niñas embarazadas que sufren abusos y maltratos, ya sea por ignorancia o abandono de los padres de sus hijos o familiares. Esta iniciativa no se trata simplemente de brindar comida o medicamentos, sino de asistir de manera integral a niñas y jóvenes muy solas e indefensas.
Actualmente, también existe el servicio del comedor semanal “Santa Magdalena de Canossa”, donde más de 120 personas se acercan cada martes de lugares muy alejados y, en ocasiones, sin haber consumido ningún alimento antes de llegar. El comedor se encuentra en el tinglado de la Fundación, en donde los asistentes, además de recibir sus víveres, rezan juntos el rosario y pueden compartir fraternalmente el almuerzo preparado por trabajadoras y voluntarias.
“Esta obra depende completamente de Dios. Ha nacido de la fe y, por tanto, solo la falta de fe puede destruirla. Si Él ve su utilidad, la llevará adelante siempre”, comentaba el padre Aldo Trento en la página oficial de Fundación San Rafael.
La bendición del Papa
Si bien el padre Aldo Trento nunca buscó ser reconocido por sus obras, sino más bien apoyado para continuar asistiendo cada vez a más personas, era imposible que quienes conocían de sus actos no buscaran apoyarlo y a su vez hacerse eco de su buena voluntad, al punto que fue comparado en muchas ocasiones con la madre Teresa de Calcuta por su vocación de ayuda hacia los enfermos y su entrega a causas sociales.
Fue tal el impacto de su trabajo que, durante la visita del papa Francisco a nuestro país en el 2015, una de las paradas que el pontífice reconoció como obligatorias era en la Fundación San Rafael, para no solo conocer a su fundador, sino a quienes se encontraban acogidos bajo su amparo, dándole no solo un abrazo en representación de la iglesia, sino que animándole a continuar con su trabajo inspirado claramente por Dios.
Posteriormente, en 2018, la Cámara de Senadores otorgó un reconocimiento al sacerdote por la asistencia a personas de escasos recursos y enfermos terminales; su popularidad por su destacado trabajo a favor de los más necesitados inclusive traspasó fronteras, consiguiendo la ayuda en muchas ocasiones de organismos católicos internacionales para continuar con su labor al frente de la organización San Rafael.
A los brazos del creador
El pasado viernes 20 de diciembre se confirmaba el fallecimiento del padre Aldo Trento, luego de que el sacerdote llevara meses con una situación frágil de salud. El fallecimiento se habría dado por un infarto, que no sería el primero que sufrió, ya que su estado de salud había empeorado en los últimos meses debido a patologías de base que presentaba y las últimas semanas se encontraba hospitalizado en terapia intensiva.
El reconocido sacerdote italiano falleció a los 77 años, luego de haber vivido en Paraguay por 35 años y haberse dedicado por completo a atender y visibilizar las necesidades. Su velorio fue abierto a todo público las 24 horas y duró tres días, hasta que finalmente sus restos fueron enterrados en el cementerio italiano.
“Fue internado en varias ocasiones en sanatorios privados, pero desde hace unas semanas estaba intentando en la Divina Providencia, su clínica donde él recibía a sus enfermos, porque él nunca toleró estar mucho tiempo internado fuera y será enterrado en Paraguay porque su deseo siempre fue permanecer en Paraguay”, comentó el padre Hacin, a través del programa “Dos en la ciudad”, emitido por el canal GEN y Universo 970 AM/Nación Media.
Lea Tambien: Hogar Las Tías: un modelo familiar que mejoró la calidad de vida de muchos niños
Datos clave
- Un 12 de enero de 1947 en Belluno, Italia, nacía el padre Aldo Trento.
- Un 11 de septiembre de 1989 pisa suelo guaraní el padre Trento.
- Con el pasar de los meses y posteriormente los años, el padre Aldo Trento se dio a la tarea incansable de construir un refugio para todos los desafortunados.
- El Centro de Ayuda a la Vida nace en 1999 para asistir a todo tipo de personas carenciadas.
- Siguiendo con la misión de ayudar a los más necesitados, en el 2002 nace el Policonsultorio Juan Pablo II con el objetivo de asistir a los pobres y enfermos.
- En el 2003 y con el objetivo de responder a las necesidades educativas de tantos niños pobres y de escasos recursos de la comunidad, se crea la escuela Pa’i Alberto y seguidamente se funda el Colegio Católico Politécnico Pa’i Lino.
- Fue tal el impacto de su trabajo que, durante la visita del Papa Francisco a nuestro país en el 2015, una de las paradas que el pontífice reconoció como obligatorias era en la Fundación San Rafael.
- Posteriormente, en 2018, la Cámara de Senadores otorgó un reconocimiento al sacerdote por la asistencia a personas de escasos recursos y enfermos terminales.
- El pasado viernes 20 de diciembre se confirmaba el fallecimiento del padre Aldo Trento.