Por Sara Valenzuela (sara.valenzuela@nacionmedia.com).

Si bien el 6 de enero es una fecha que se ha vuelto sinónimo de festejos, regalos y alegría para los niños por la llegada a sus hogares de los tres Reyes Magos, la realidad de la desigualdad no es posible eludirla, al punto que una de las canciones más populares del país hace referencia a la tristeza de aquel niño que en algún lugar se lamenta porque no ha tenido la suerte de recibir su obsequio, a pesar de su buen comportamiento y de merecer un presente tanto como cualquier otro.

El poeta, periodista, orador guaraní y sastre Clementino Ocampos inmortalizó esta dualidad dolorosa al escribir la poesía 6 de enero, inspirado en un episodio de su vida y la de su hija Ramona Belarmina, quien un Día de Reyes debió de hacerle a sus padres una pregunta que punzó en el pecho de Ocampos como una daga afilada, pregunta que años más tarde no sería olvidada, sino que perpetuaría en la memoria colectiva, haciendo este hecho en particular el espejo colectivo de aquellos niños que aguardaban a unos reyes del Oriente que no llegarían.

“Cuando él escribió la letra de la actual canción, él se encontraba en Formosa, ya que huyeron tras la revolución del 47 y en el vecino país empezó a trabajar como sastre, y fue en la víspera de esa festividad de Reyes que tenía un traje que se puso a terminar rápidamente para recibir su pago, pero finalmente quien se lo encargó no vino a retirar nunca la prenda y él quedó sin la posibilidad de ir a comprarle un obsequio a su hija y ese hecho de no poder cumplir con el regalo lo llevo a escribir”, recordó Miguel Isasi, nieto de Clementino Ocampos, en conversación con La Nación/Nación Media.

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Clementino Ocampos se consagró con sus escritos y composiciones poéticas tales como Ocara poty cue mi, Ysyry, Ñane retã, Ko’eju rory, Eireteñu, entre otras, que fueron publicadas en todas las revistas folclóricas, así como con sus versos musicalizados que siempre están de moda, como 6 de enero, Kuña guapa y varias otras, logrando, tras cuarenta años de escritura, compilar todos sus trabajos en el libro Pyhare memby.

Isasi subrayó que su abuelo siempre tomó el éxito de sus piezas de poesía con mucha humildad, evitando destacar que él las había creado, ya que para él escribir era una manera de vivir y expresar sus sentimientos mucho más superior que cualquier reconocimiento que pudiera llegar a obtener por sus obras, al punto de que muchos de sus escritos eran sumamente personales y dedicados a honrar a sus seres queridos.

Clementino Ocampos siempre tomó el éxito de sus piezas de poesía con mucha humildad, contó su nieto Miguel Isasi. Foto: Gentileza

Soñador y amante de la vida

“Él era un soñador, muy romántico, era un amante de la vida, podríamos decir, porque él describía muchas partes de su vida en sus poesías. Si algo le ocurría, él plasmaba esos sentimientos en sus escritos, ya sea en guaraní o en castellano, porque se expresaba muy bien en ambos idiomas debido a un vasto léxico”, dijo Isasi.

Hay que destacar que, si bien la poesía del 6 de enero por su contenido desde un principio mostró el potencial de conmover y llamar la atención de cualquiera que le escuchara, de la mano del dúo Quintana-Escalante es que toma la forma de canción y casi de inmediato se convierte en un himno en estas fechas que nos recuerda que no todos los niños, a pesar de merecerlo, reciben un obsequio de parte de los Reyes del Oriente.

Tras cuarenta años de escritura Clementino Ocampos logró compilar todos sus trabajos en el libro Pyhare memby. Foto: Gentileza

Datos claves

  • El poeta, periodista y sastre Clementino Ocampos escribió la poesía 6 de enero, que posteriormente se convertiría en canción.
  • La poesía fue inspirada en un episodio de una triste anécdota de un Día de Reyes de su pequeña hija.
  • De la mano del dúo Quintana-Escalante se convierte en canción y en un himno de estas fechas.

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