El obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela exhortó al diálogo en la familia para mantener la unidad, en coincidencia con la apertura oficial del Año Jubilar 2025 “Peregrinos de la Esperanza” y con la Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret que se celebra hoy dentro de la Octava de Navidad.
“Este símbolo de golpear la puerta y entrar en su interior se quitó de la Sagrada Escritura, del evangelio de San Juan cuando Jesús dijo yo soy la puerta, el que entre por mí se salvará”, reflexionó al mismo tiempo de instar a los feligreses a acudir a los templos para ganar esa indulgencia plenaria.
El prelado aprovechó la homilía para hablar de la importancia de la familia y la necesidad de mantener la cohesión dentro de ella, ya sea como matrimonio, entre los hijos y hermanos. “Qué pasa con nuestras familias, cómo no llegamos a comprender este regalo que el Señor nos hizo. Nos regaló una familia”, afirmó.
Dijo que dentro de una familia generalmente cada quien trae sus propias riñas, sus problemas, sus litigios. Así también expresó que muchos pasaron la Navidad con tristeza ya sea por problemas económicos o por la ausencia de algunos en la mesa. “Nos preguntamos por qué desbarataría la familia. Y qué hacer para volver a unirla. Tenemos que reflexionar”, subrayó.
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El celebrante siguió diciendo que hay elementos que no van a cambiar y que sostienen la célula familiar. “Cuando falla uno de sus miembros pone en grave peligro el riesgo de la propia familia. Quizás sea esto lo primero que tendríamos que nosotros rescatar al mirar alrededor de la familia. Uno reconocer y segundo valorar la centralidad que tiene la familia”, puntualizó.
Monseñor Valenzuela pidió dejar de lado el individualismo para no quebrantar la familia y toda la sociedad. “Lo primero que tenemos que rescatar es la importancia primordial de la familia. Qué lugar le estamos dando nosotros a mi propia familia. La familia es la promotora educadora de la fe”, remarcó.
Por otro lado, el religioso exteriorizó su preocupación porque los niños y jóvenes pasan demasiado tiempo solos y con celulares y juegos. “O bien desde muy pequeños son obligados a trabajar para sostener y aportar para la familia. Pero no en compañía de los padres sino con riesgos y peligros del trabajo en la calle”, mencionó.
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