A lo largo de las últimas décadas, el Centro de Informaciones y Recursos para el Desarrollo (CIRD) ha evolucionado significativamente en sus paradigmas para el abordaje de los desafíos que enfrentan los jóvenes en Paraguay, con programas pioneros de prevención al consumo de drogas y ayuda a los jóvenes en situación de vulnerabilidad.

Desde el año 2003, con la transición hacia lo que ahora se conoce como el Área de Juventud, el CIRD comenzó a adoptar un modelo más amplio y holístico de prevención integral, implementado desde 2010 temas de abordaje que van más allá de la prevención del consumo de drogas al centrarse en la participación activa de los jóvenes en la construcción de su futuro y el de sus comunidades.

Este nuevo modelo, al que se le denominó “Sistema de Respuestas Múltiples”, se implementó por primera vez en un proyecto piloto en el barrio San Carlos de la ciudad de Luque, y aunque el objetivo principal del proyecto era reducir la violencia y el consumo de sustancias, se centró en alcanzar esta meta fomentando la inserción social y económica de los jóvenes mediante una serie de módulos de intervención específicos.

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La primera fase del modelo, el diagnóstico participativo local, se centró en la recopilación y análisis de información mediante encuentros participativos con la comunidad. En la segunda fase, la planificación estratégica, se utilizó la metodología PROBES (Maciel, 1997) junto con herramientas de planificación situacional para analizar las causas profundas de los problemas identificados y formular estrategias de intervención adecuadas.

Ya la tercera fase se enfocó en la implementación de los módulos de intervención, diseñados específicamente para abordar las necesidades identificadas en el diagnóstico. Estos módulos incluyen: el uso positivo del tiempo libre, la nivelación educativa, la prevención de las adicciones, la inserción productiva y también la prevención de la violencia intrafamiliar y de género.

Cabe destacar que el modelo aplicado en este proyecto culmina con una evaluación participativa, que permite medir los resultados y el impacto de las intervenciones, facilitando un aprendizaje continuo y la mejora de las estrategias para futuras implementaciones.

Este nuevo modelo, al que se le denominó “Sistema de Respuestas Múltiples”, se implementó por primera vez en un proyecto piloto en el barrio San Carlos de la ciudad de Luque. Foto: Gentileza

La visión del centro es justamente que a través de proyectos que fomentan la educación, formación y empoderamiento juvenil, se promueva la prevención comunitaria, colocando al joven en el centro de la intervención. La metodología busca mejorar la calidad de vida mediante acciones colectivas y fomentar un ambiente de cuidado y colaboración en la comunidad.

Desde el CIRD destacaron que las entrevistas realizadas con diversos actores involucrados en la experiencia, entre ellos jóvenes, gerentas de seguridad ciudadana, líderes comunitarios, estudiantes de formación en oficios, alumnos de colegios, mujeres que han encontrado empleo y otros, han validado claramente la efectividad del modelo de intervención territorial.

Este proyecto es un ejemplo significativo de cómo el arte y la educación positiva pueden ser utilizados efectivamente en la prevención. Foto: Gentileza

Los datos obtenidos en la evaluación de la experiencia en San Carlos, también se respaldan en la medición de la victimización que mostró, en la línea de base, el 31,6% de las personas consultadas comentó que ellas mismas o alguien de su hogar había sido víctima de algún delito en los últimos 12 meses y este porcentaje disminuyó a 19,4% después de 18 meses de implementación del proyecto.

Asimismo, se observó un descenso en el porcentaje de hogares donde se permitía que los hijos consumieran drogas, pasando del 27,8% en 2017 al 20,4% en 2019, mostrando así evidencias claras de la gran influencia positiva de las tareas enmarcadas en el proyecto.

Actualmente, en Paraguay, como en otros países de Latinoamérica, se implementa la iniciativa Smashed. Este proyecto es un ejemplo significativo de cómo el arte y la educación positiva pueden ser utilizados efectivamente en la prevención del consumo de alcohol entre los adolescentes.

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