Alegre, jovial, siempre pendiente de lo que ocurría en su ámbito. Así era Édgar Venerando Ruiz Díaz, quien se desempeñó como periodista en varios medios de comunicación, entre ellos Hoy, La Nación y en los últimos años en Abc Color, donde se jubiló y empezó a trabajar de forma independiente en Punto y Coma, donde realizó sus últimas publicaciones. Este domingo, Édgar Venerando Ruiz Díaz partió a la eternidad y sus restos están siendo velados en el salón Marrudi (Avda. Rodríguez de Francia y Parapiti).
Vivía con los auriculares puestos y aunque ya era jefe, igual iba de cobertura. En los pasillos del Poder Judicial todos los conocían. Cuando las papas quemaban él siempre estaba atento para conocer la noticia de primera mano, lector incansable, siempre informado, excelente persona, se destacaba siempre por lo que hacía. Bohemio romántico, casado con Nacha Sánchez desde muy joven, pero siempre decía que ella era su novia.
Tenía un humor punzante y casi siempre se lo veía con los lentes negros, aunque esté en la sombra. Solidario, llegó a publicar videos en sus redes sobre temas bastante controvertidos. Algunos de sus amigos lo llamaban cariñosamente “el informante negro”, a lo que él siempre respondía con una carcajada.
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“Era muy buen periodista, uno de los pocos que se tomaba el tiempo para enseñar a los jóvenes que se iniciaban en la profesión. Como jefe, era muy estricto en la buena escritura, el uso sinónimos para evitar repeticiones. Y lo mejor es que nunca dejaba que se publiquen temas que no tengan profundidad o algún elemento de investigación o averiguaciones. Nutrir el tema con detalles era su lema”, comenta Blas López, quien trabajó con él muchos años.
El periodista Ignacio Martínez recordó que trabajó con Édgar el libro “Ingeniería Delictiva”. “Como buen conversador, estará ya hablando con Pablo y Christian. Él, como los otros dos grandes citados, eligió un fin de semana para explotar ese mundo que también nos espera”, escribió para despedir a su amigo.
En La Nación, trabajó en el área judiciales/policiales, primero como cronista del área y luego asumió como jefe. “Fue un gran periodista, apasionado de las informaciones e investigaciones relacionadas al Poder Judicial”, expresó la periodista Francisca Pereira.
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Otros calificativos que recibió para ser despedido son: “gran maestro”, “gran tipo”, “un tipazo, gran persona y sobre todo un gran profesional”, “excelente persona”, “buen compañero”. Ahora se despide a un colega, amigo y excelente persona. Vivirás por siempre en las anécdotas de quienes lo conocieron.