Este sábado, varias compañías de bomberos y militares siguen con los trabajos para tratar de controlar los incendios forestales que se iniciaron en zona del Chaco paraguayo. Hasta el lugar llegaron dos equipos del Comando de Ejército para iniciar el operativo “Tata Ñembogue”.
Los incendios iniciaron durante la mañana de ayer viernes y se están propagando rápidamente hacia las zonas boscosas, teniendo en cuenta la alta sequía que se reporta en la zona Occidental del país. A todo esto se suma vientos del sector norte que hacen que las llamas avancen y se descontrolen.
Atendiendo la grave situación por la que están pasando pobladores, la fauna y flora de Chaco, desde ayer el ejército inició el operativo “Tata Ñembogue”, para ayudar a los bomberos de Bahía Negra a combatir el fuego. A esta hora siguen con los trabajos para cortar con las llamas.
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“Personal del tercer Cuerpo del Ejército (III CE) y de la sexta División de Infantería Yrendague (6a DI), comprometido con el pueblo se encuentran realizando tareas de contención de incendios forestales que afectan al Chaco Paraguayo y que están avanzando hacia dos localidades”, reportaron.
Confirmaron que el fuego se propaga específicamente en la zona que une a las localidades de Bahía Negra y Agua Dulce, donde se alojan varias estancias. “El operativo se lleva a cabo en apoyo al Cuerpo de Bomberos del municipio bahianegrense, en el departamento de Alto Paraguay”, aseguraron.
Durante la jornada de ayer, dos equipos con 27 militares en total se desplazaron con sus elementos hacia la zona para realizar un contrafuego, que busca que las llamas ya no avancen y que pueda ser controlada. Sin embargo, existe mucho viento lo que hace que el fuego se descontrole.
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Buscan cadáveres antes que vuelvan los fuertes vientos
- Los Ángeles, Estados Unidos. AFP.
Los equipos de rescate reanudaron este lunes la búsqueda de cuerpos en suburbios de Los Ángeles con el pronóstico de fuertes vientos que amenazan con reavivar los incendios, cuyo balance se eleva ya a 24 muertos. En el séptimo día de esta catástrofe, que ha calcinado comunidades enteras de las afueras de la segunda ciudad más grande de Estados Unidos, empezaron a vislumbrarse los primeros atisbos de vida normal, a pesar de que más de 90.000 personas siguen evacuadas.
Algunas escuelas volvieron a abrir sus puertas y los equipos de baloncesto de la ciudad, los Lakers y los Clippers, anunciaron que retoman la competición. Pero con la previsión de que los fuertes vientos de Santa Ana regresen el martes, las autoridades aseguraron que se preparan para nuevos desafíos.
“El Servicio Meteorológico Nacional (NWS, siglas en inglés) prevé vientos huracanados, por lo que estamos haciendo preparativos urgentes”, alertó la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass. Los reportes advierten de “un comportamiento extremo del fuego y condiciones que amenazan la vida” en los próximos días.
Vientos de hasta 110 kilómetros por hora suponen una “situación especialmente peligrosa” desde primera hora del martes, dijo la meteoróloga del NWS Rose Schoenfeld. De la misma manera, la policía, apoyada por la Guardia Nacional de California, bloqueó carreteras cercanas a las zonas de evacuación para evitar saqueos. Decenas de personas han sido detenidas por robar en zonas bajo toque de queda nocturno, incluido un hombre disfrazado de bombero.
Sin visitas a hogares arrasados
El fiscal del distrito de Los Ángeles, Nathan Hochman, informó el lunes que tiene previsto anunciar los primeros cargos por esta catástrofe. “Estoy trabajando con más de 750 fiscales adjuntos y con toda la comunidad policial para llevar ante la justicia a estas personas, que son despreciables y vergonzosas”, señaló.
El domingo fue interrumpida una iniciativa que permitía a los evacuados realizar visitas cortas y escoltadas a sus hogares, ya que la policía se vio desbordada por las largas filas de damnificados. Esto se sumó a la angustia de quienes se vieron obligados a huir. “Mi casa desapareció, lo sé. He visto fotos y lo único que queda es la chimenea. Pero necesito verlo por mí mismo para creerlo”, dijo Fred Busche a la AFP.
El Departamento Forense del condado precisó el domingo que la tragedia ha provocado al menos 24 muertos, una cifra que se teme que aumente. y que se espera que ese número aumente. El sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, confirmó que equipos con perros rastreadores de cadáveres están recorriendo parcela por parcela las zonas arrasada por el fuego.
“Es una tarea muy sombría y, por desgracia, cada día que estamos haciendo esto, nos encontramos con los restos de miembros de la comunidad”, dijo. “No es un trabajo fácil”. Según las autoridades, el incendio que se inició en el lujoso vecindario de Pacific Palisades, que ya ha consumido casi 9.700 hectáreas, está controlado en un 14%.
En tanto, otro de los mayores focos activos, bautizado como Eaton y que ha consumido más de 5.000 hectáreas, tiene un tercio de su perímetro controlado. De acuerdo con las cifras oficiales, más de 12.000 estructuras han quedado destruidas.
Nuevos recursos
Un gran esfuerzo de los equipos de emergencia se concentra este lunes en la extinción de nuevos puntos calientes. La jefa de bomberos de la ciudad de Los Ángeles, Kristin Crowley, dijo a los periodistas que todos los recursos estaban desplegados antes de que el viento arrecie. “Tengo estratégicamente preposicionados equipos de choque y grupos de trabajo que se dedican a la respuesta rápida a cualquier nuevo incendio que se desate”, precisó.
Las operaciones se han reforzado con nuevo personal de todo el oeste de Estados Unidos y de países vecinos. El bombero mexicano Benigno Hernández Cerino dijo que él y sus compatriotas se sentían honrados de poder ayudar.
“Nuestra misión es apoyar a nuestros hermanos y hermanas de Los Ángeles, y hacer el mejor trabajo posible para ayudarles a prevenir incendios”, aseguró a la AFP. En el devastado barrio de Altadena, nuevas imágenes aéreas han revelado la magnitud de los daños cuando el humo ha empezado a disiparse.
Cámaras de los helicópteros que vuelan a 3.000 metros de altura han dejado ver una enorme franja ennegrecida tras las llamas, con las montañas circundantes como telón de fondo. Los expertos en investigación de incendios rastrean los restos en busca de pistas sobre la causa de las emergencia.
Aunque los incendios forestales pueden ser intencionados, a menudo son naturales y forman parte del ciclo vital del ecosistema. Pero la expansión urbana y el cambio climático exacerbado por el hombre agravan las condiciones que dan lugar a fenómenos cada vez más destructivos.
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Rescatistas buscan cadáveres antes de que el viento arrecie en Los Ángeles
Los equipos de rescate reanudaron este lunes la búsqueda de cuerpos en suburbios de Los Ángeles con el pronóstico de fuertes vientos que amenazan con reavivar los incendios, cuyo balance se eleva ya a 24 muertos. En el séptimo día de esta catástrofe, que ha calcinado comunidades enteras de las afueras de la segunda ciudad más grande de Estados Unidos, empezaron a vislumbrarse los primeros atisbos de vida normal, a pesar de que más de 90.000 personas siguen evacuadas.
Algunas escuelas volvieron a abrir sus puertas y los equipos de baloncesto de la ciudad, los Lakers y los Clippers, anunciaron que retoman la competición. Pero con la previsión de que los fuertes vientos de Santa Ana regresen el martes, las autoridades aseguraron que se preparan para nuevos desafíos.
“El Servicio Meteorológico Nacional (NWS, siglas en inglés) prevé vientos huracanados, por lo que estamos haciendo preparativos urgentes”, alertó la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass. Los reportes advierten de “un comportamiento extremo del fuego y condiciones que amenazan la vida” en los próximos días.
Vientos de hasta 110 kilómetros por hora suponen una “situación especialmente peligrosa” desde primera hora del martes, dijo la meteoróloga del NWS Rose Schoenfeld. De la misma manera, la policía, apoyada por la Guardia Nacional de California, bloqueó carreteras cercanas a las zonas de evacuación para evitar saqueos. Decenas de personas han sido detenidas por robar en zonas bajo toque de queda nocturno, incluido un hombre disfrazado de bombero.
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Sin visitas a hogares arrasados
El fiscal del distrito de Los Ángeles, Nathan Hochman, informó el lunes que tiene previsto anunciar los primeros cargos por esta catástrofe. “Estoy trabajando con más de 750 fiscales adjuntos y con toda la comunidad policial para llevar ante la justicia a estas personas, que son despreciables y vergonzosas”, señaló.
El domingo fue interrumpida una iniciativa que permitía a los evacuados realizar visitas cortas y escoltadas a sus hogares, ya que la policía se vio desbordada por las largas filas de damnificados. Esto se sumó a la angustia de quienes se vieron obligados a huir.
“Mi casa desapareció, lo sé. He visto fotos y lo único que queda es la chimenea. Pero necesito verlo por mí mismo para creerlo”, dijo Fred Busche a la AFP. El Departamento Forense del condado precisó el domingo que la tragedia ha provocado al menos 24 muertos, una cifra que se teme que aumente. y que se espera que ese número aumente.
El sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, confirmó que equipos con perros rastreadores de cadáveres están recorriendo parcela por parcela las zonas arrasada por el fuego. “Es una tarea muy sombría y, por desgracia, cada día que estamos haciendo esto, nos encontramos con los restos de miembros de la comunidad”, dijo. “No es un trabajo fácil”.
Según las autoridades, el incendio que se inició en el lujoso vecindario de Pacific Palisades, que ya ha consumido casi 9.700 hectáreas, está controlado en un 14%. En tanto, otro de los mayores focos activos, bautizado como Eaton y que ha consumido más de 5.000 hectáreas, tiene un tercio de su perímetro controlado. De acuerdo con las cifras oficiales, más de 12.000 estructuras han quedado destruidas.
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Nuevos recursos
Un gran esfuerzo de los equipos de emergencia se concentra este lunes en la extinción de nuevos puntos calientes. La jefa de bomberos de la ciudad de Los Ángeles, Kristin Crowley, dijo a los periodistas que todos los recursos estaban desplegados antes de que el viento arrecie.
“Tengo estratégicamente preposicionados equipos de choque y grupos de trabajo que se dedican a la respuesta rápida a cualquier nuevo incendio que se desate”, precisó. Las operaciones se han reforzado con nuevo personal de todo el oeste de Estados Unidos y de países vecinos.
El bombero mexicano Benigno Hernández Cerino dijo que él y sus compatriotas se sentían honrados de poder ayudar. “Nuestra misión es apoyar a nuestros hermanos y hermanas de Los Ángeles, y hacer el mejor trabajo posible para ayudarles a prevenir incendios”, aseguró a la AFP.
En el devastado barrio de Altadena, nuevas imágenes aéreas han revelado la magnitud de los daños cuando el humo ha empezado a disiparse. Cámaras de los helicópteros que vuelan a 3.000 metros de altura han dejado ver una enorme franja ennegrecida tras las llamas, con las montañas circundantes como telón de fondo.
Los expertos en investigación de incendios rastrean los restos en busca de pistas sobre la causa de las emergencia. Aunque los incendios forestales pueden ser intencionados, a menudo son naturales y forman parte del ciclo vital del ecosistema. Pero la expansión urbana y el cambio climático exacerbado por el hombre agravan las condiciones que dan lugar a fenómenos cada vez más destructivos.
Fuente: AFP.
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Los fuertes vientos de Santa Ana avivan los incendios de Los Ángeles
Los incendios de Los Ángeles se ven favorecidos por los vientos de Santa Ana, un fenómeno meteorológico que seca las colinas al punto de la inflamación. Estos fuertes vientos aparecen cuando el aire frío se acumula en los estados de Nevada y Utah, vecinos de California. A medida que esta masa de aire se dirige hacia el oeste y luego por las montañas californianas, se calienta y se seca.
Los vientos de Santa Ana pueden crear las condiciones para mortales incendios forestales o para atizarlos cuando ya han ganado fuerza, al secar la vegetación. Así es como estos vientos agravaron los incendios en la zona de Palisades, con 9.500 hectáreas quemadas, y el de Eaton, 14.000 hectáreas, haciendo volar las flamas soplando brasas calientes hacia la vegetación seca pero que estaba aún intacta.
Mientras los bomberos seguían combatiendo las llamas, el servicio meteorológico nacional prevé un “comportamiento extremo del fuego”, al estar expuesto a vientos de hasta 110 km/h en una “situación particularmente peligrosa (PDS, en inglés)” desde la mañana del martes.
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Aire más caliente y seco
Los vientos de Santa Ana soplan por lo general entre septiembre y mayo, por series de varios días. Cuando se forma un sistema de alta presión sobre los desiertos del este de California, empuja el aire hacia la costa del Pacífico. A medida que desciende el aire por las montañas de Santa Ana y de Sierra Nevada sopla por los valles, se comprime, se calienta y se vuelve más seco.
Desde hace tiempo, el sur de California es presa de los vientos calientes y secos que provocan la caída de árboles y crean nubes de polvo. En 2017, el incendio Thomas fue avivado por los vientos de Santa Ana y destruyó más de mil estructuras. Dichos vientos alcanzaron la semana pasada una intensidad inédita desde 2011 con ráfagas de hasta 160 km/h, según los meteorólogos.
Fuente: AFP.
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“Purgatorio”, el vino que quedó tras la destrucción en Los Ángeles
Kyle Kucharski encuentra una caja de vino en la acera con la leyenda “Purgatorio”. Es lo que quedó del que fuese el hogar que compartía con su esposa e hijos en un lujoso vecindario ahora carbonizado por los incendios forestales de Los Ángeles. Kucharski y su familia vivían en Pacific Palisades, el hermoso suburbio enclavado en las colinas de la Costa Oeste de Estados Unidos, diezmado por un infierno que se desató el martes.
“La compramos cuando nos mudamos. Compramos este vino para celebrar nuestro lugar y nunca nos lo tomamos”, dice a la AFP Kucharski, de 38 años, cargando la caja de madera. “¡Nunca nos lo tomamos!”, repite su esposa Nicole Perri, de 32. “Es gracioso”, observa Kucharski. “Purgatorio”, precisa mientras baja la cabeza. “Qué ironía”.
La pareja abandonó la vivienda, junto a sus bebés de diez semanas y 18 meses, en un dramático escape por una calle que serpenteaba colinas en las cuales el fuego caía como lava. Volvieron por primera vez este viernes, acompañados por una patrulla policial que les dio algunos minutos para encarar su nueva realidad. “Sólo quiero ver si hay algo que pueda salvar (...). No sé, algo que llevarme para recordar este lugar”, dijo Perri mientras, con sus manos protegidas por guantes amarillos, removía escombros.
“Ya no existe”
El incendio de Palisades fue el primero de los varios fuegos que oscurecieron el cielo de Los Ángeles, dejaron al menos once muertos, más de 150.000 desplazados y consumieron unas 10.000 estructuras. Columnas de humo aún se alzan en las colinas en las cuales se asentaba la comunidad. Mientras cientos de bomberos trabajan para extinguir el fuego por aire y tierra, algunos vecinos comienzan a enfrentar la realidad.
“Esta era nuestra cocina”, comenta Perri, señalando hacia la izquierda del mar de escombros, aún calientes y humeantes. El crujido de sus pasos sobre los indescifrables escombros rompe el silencio. “Este era, de hecho, mi clóset”, dice mientras señala al piso con el rostro cubierto por una máscara, dejando expuestos apenas los ojos aguados.
“El cuarto del bebé era allí”, añade al apuntar al aire donde antes se alzaba la casa. “La cocina allá. Nuestro cuarto aquí mismo. Y este es el garaje”, pausa Perri para un sollozo. “Lo que era el garaje”, asimila. Rompe en llanto y abraza a Kucharski. Juntos contemplan el vacío que dejaron las llamas, avivadas por ráfagas de viento de hasta 160 kilómetros.
“Estoy destruida, perdida, devastada”, dijo. “No quiero tener que decirle a mis hijos que su hogar ya no existe. Es tan trágico”. El lugar en el que hizo una familia ahora le produce emociones encontradas. “Estoy feliz porque tengo muchos recuerdos aquí, era mi primer hogar. Estaba muy orgullosa”, dice. “Pero esta devastación dificulta mirar atrás”.
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Falleció intentando proteger su hogar
Uno de los cinco muertos en los incendios que acechan a Los Ángeles intentaba proteger su hogar, ahora carbonizado, relató su hermana este miércoles. Victor Shaw, de 66 años, murió en el masivo infierno que consumió la localidad californiana de Altadena, en el norte de Los Ángeles.
Su hermana Shari relató a la televisora KTLA que cuando era hora de abandonar la casa llamó a su hermano, quien se recusó a seguir las órdenes de evacuación. “Él no respondió y me tuve que ir porque las lumbres eran muy grandes y volaban como una tormenta de fuego”, narró visiblemente apesadumbrada.
“Tuve que salvarme a mí misma. Y miré atrás y la casa estaba comenzando a prenderse en fuego, y me tuve que ir”, prosiguió. “Me dijeron que estaba en el suelo, que se veía sereno, como si estuviese en paz”, agregó al borde de las lágrimas. Al Tanner, amigo de la familia, encontró el cuerpo de Shaw en el frente de la casa con una manguera en las manos.
“Parecía que estaba tratando de salvar el hogar que sus padres mantuvieron por casi 55 años”, comentó a KTLA. El incendio en Altadena se desató la tarde del martes y en 24 horas devoró más de 2.000 hectáreas, destruyendo edificios, casas y vehículos.
Las llamaradas colocaron a más de 100.000 personas de la región bajo órdenes de evacuación, y algunos vecinos regresaron este miércoles para constatar la desolación que el fuego dejó a su paso. El cuerpo de Shaw permanecía al frente de su casa la noche del miércoles, según KTLA, debido a que los servicios forenses no habían podido llegar al lugar.
Varios incendios han ardido los últimos dos días de forma simultánea alrededor de Los Ángeles, que incluso vio este miércoles a las colinas de Hollywood prenderse en fuego. Los infiernos han destruido unos 1.500 edificios y dejado varios heridos.
Cientos de bomberos batallan en varios frentes en condiciones desfavorables debido a la pronunciada sequía y a los fuertes vientos que azotaron la región en el oeste de Estados Unidos. El combate ha extralimitado los recursos del sur de California, que comienza a recibir apoyo de estados vecinos.
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“Lo hemos perdido todo”
Hogares reducidos a cenizas, comercios en llamas y residentes atónitos reflejan el desolador panorama de la comunidad de Altadena, al norte de Los Ángeles, severamente golpeada por un incendio fuera de control que desató un infierno este miércoles. “Aquí estaba nuestra vivienda con mis hermanas”, dijo a la AFP William Gonzales frente a una pila de escombros.
“Y lo hemos perdido prácticamente todo, las llamas han consumido todos nuestros sueños de años aquí. Quedó vuelto cenizas todo acá”, comentó. Los Ángeles es acechada desde el martes por múltiples incendios voraces que arden de forma simultánea y se han cobrado hasta ahora cinco vidas.
Más de 100.000 personas están bajo órdenes de evacuación, y poderosas ráfagas de viento de hasta 160 kilómetros por hora avivaron las llamas. El fuego en Altadena comenzó la tarde del martes y se expandió rápidamente al punto de carbonizar más de 2.000 hectáreas en 24 horas.
“Esta tienda era toda mi vida”, sollozaba un señor que pidió privacidad mientras contemplaba la tienda de bebidas alcohólicas que regentaba hacía tres décadas. El hombre, visiblemente desolado, llamó a su familia para mostrar las ruinas de lo que era su emprendimiento.
A pocos metros, Jesús Hernández miraba atónito los restos de la casa de sus padres, carbonizada por las llamas. “Espero que la compañía de seguros pueda cubrir los gastos, de lo contrario tendremos que quedarnos en casa de amigos”, dijo.
“Nada como esto”
En cuestión de horas las brasas han desatado un panorama apocalíptico alrededor y en Los Ángeles. Más de 1.000 edificios fueron consumidos por los diversos fuegos, y nubes grises y anaranjadas recubrieron la ciudad de la costa oeste de Estados Unidos durante todo el día.
Los vientos de Santa Ana, tradicionales en California en esta época del año, alcanzaron su mayor magnitud en una década, han explicado los especialistas. Esto, aunado a la atípica resequedad de los últimos meses, creó un escenario de pesadilla para los bomberos que luchan en desigualdad de condiciones en todos los frentes.
El desafío es tal que varios hidrantes se secaron en medio del, por momentos, imposible combate contra las llamas. En medio del desespero, David Stewart decidió quedarse para proteger su casa de las llamaradas en Altadena. “El condado nos cortó el suministro de agua, así que salimos con palas a echarles tierra a las llamas”, dijo Stewart, de 50 años. Agobiado por el humo, respirando con dificultad, señala los carbonizados restos de la que era su calle.
“Esto era una pequeña tienda de antigüedades, y una pizzería. Estos lugares han estado aquí desde siempre, desde que estoy vivo”. Jesse Banks, quien trataba de encontrar a su hijo que huyó del incendio por separado, expresaba incredulidad ante la fuerza del fuego. “He vivido en esta área por 20 años y hemos visto incendios en las montañas, pero nunca nada como esto”, comentó.
“Está mal”
Las autoridades advierten que la situación está lejos de mejorar. La noche del miércoles un nuevo incendio se desató en las famosas colinas de Hollywood, forzando a más evacuaciones en el área conocida por el Paseo de las Estrellas, entre otras atracciones turísticas. Los vientos han amainado, pero las condiciones climáticas desfavorables deben continuar hasta el viernes, según los pronósticos.
En medio del desastre, los científicos recuerdan que el cambio climático debido a la acción humana agrava la intensidad de los fenómenos naturales. “Probablemente el cambio climático afecta todo”, dijo Debbie Collins, otra residente de Altadena. “Estoy segura que contribuyó a esto”, agregó. “El mundo está mal y tenemos que hacer más”.
Fuente: AFP.