Por Karina Ríos (karina.rios@nacionmedia.com)

Desde niña, Analía Benítez soñaba con ser una gran pastelera, pero con el paso de los años sus sueños se fueron esfumando. Terminó la secundaria y formó una linda familia, a la que se dedicaba 100%. Pero, con el tiempo sintió la necesidad de ayudar con los ingresos de su hogar y comenzó a estudiar.

Durante la pandemia, vio que el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) ofrecía clases virtuales de pastelería y se lanzó a la posibilidad de cumplir su sueño. “Decidí inscribirme en repostería, pero los cupos se llenaban muy rápido. Entonces, fui haciendo cursos donde sí había lugar, entre ellos, de panadería, bocaditos dulces y salados”, explicó a La Nación/Nación Media.

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Analía nunca perdió su verdadero enfoque, estudiar repostería y así lo hizo finalmente. Se especializó en tortas decoradas y arte en azúcar y no se detuvo hasta dar vida a su propio emprendimiento, “Dulce Astrid”, hace tres años.

Vender para estudiar

Analía indicó que pese a que las clases eran gratuitas, cada curso tenía sus gastos porque debía preparar lo que las instructoras le pedían y debía costear ingredientes. Siempre contó con la ayuda de su marido, pero ella quería hacer más, entonces, empezó a vender lo que preparaba.

Empecé a vender mis productos, todo lo que hacía en los cursos y en las prácticas, para así poder solventar los insumos de las próximas recetas que nos daban los profesores”, explicó.

Al finalizar las clases, Analía ya contaba con cuatro certificados y había concretado su sueño con “Dulce Astrid”, nombrado así en honor a su hija menor. Además, contaba con el apoyo de sus clientes, que la vieron formarse y conocían la calidad de sus productos, promocionándola de boca en boca.

“Vendo pasteles artesanales, personalizados y bocaditos dulces para eventos, todo por kilo”, aclaró a La Nación/Nación Media.

Las medialunas son la especialidad de la casa. Foto: Gentileza

Local propio

Analía no se imaginaba dejar solos a sus pequeños para dedicarse a su emprendimiento. Entonces, decidió trabajar desde su casa, con la ayuda de su marido, familiares y amigos, que no dudaron en ayudar a ofrecer sus productos.

“Trabajo sola desde mi cocina, tengo todas mis herramientas, que fui adquiriendo de a poco y con mucho esfuerzo. Ahora mi sueño es tener mi local, donde recibir a mis clientes y vender mis productos a los que vayan llegando”, relató.

La emprendedora detalló que ofrecen productos artesanales, pasteles de distintos sabores y bocaditos dulces, específicamente medialunas, pastafrolas, bizcochos, cupcakes, alfajores. “La especialidad de la casa son las tortas personalizadas y las medialunas”, remarcó.

“Hasta ahora me llegan clientes nuevos. Las personas que me hacen pedidos me dicen que asistieron a algún evento o cumpleaños y que probaron mis productos y que les gustó, o que se les recomendó. Así fui creciendo de a poco, ahora tengo muchísimos clientes gracias a Dios”, confirmó.

La emprendedora trabaja sin alejarse de sus hijos. Foto: Gentileza

“Quien quiere, puede”

Analía hoy puede decir que gracias a su emprendimiento puede generar dinero para ayudar a su familia y lo más importante, sin dejar a sus hijos solos en casa. Además, pudo cumplir con sus sueños y equipó la cocina de su casa para avanzar en su emprendimiento.

“A los emprendedores les digo que nunca se rindan en lo que desean, es difícil y a veces creemos que incluso puede ser imposible, pero mi lema siempre fue el que quiere puede, sin excusas. Les animo a todas aquellas mamis, en especial amas de casas, a que no desistan de sus sueños y a que se animen a emprender, porque todo sacrificio tiene su recompensa”, puntualizó.

Las personas que deseen probar los productos de Dulce Astrid pueden contactar al (0971) 526-956.

Datos claves

  • Desde niña, Analía Benítez soñaba con ser una gran pastelera, pero con el paso de los años sus sueños se fueron esfumando.
  • Nunca perdió su verdadero enfoque, estudiar repostería y así lo hizo finalmente. Se especializó en tortas decoradas y arte en azúcar y dio vida a su propio emprendimiento, “Dulce Astrid”, hace tres años.
  • Hoy anima a las mamás y a las amas de casas a que no desistan de sus sueños y a que se animen a emprender, porque todo sacrificio tiene su recompensa.
Analía Benítez estudió cocina y pastelería en el Snpp. Foto: Gentileza

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