Una verdadera tortura se convierte transitar por la ruta departamental Toledo Cañada, que une el centro de la ciudad de J. Augusto Saldívar con la Ruta Py 02, por lo que abarca también territorio de Capiatá. Enormes baches, arena, agua servida y la falta de veredas convierten a esta transitada ruta en una trampa mortal no solo para automovilistas, sino especialmente para peatones.
Pero no solo los pobladores de la ciudad de J. Augusto Saldívar y Capiatá soportan el pésimo estado de la ruta departamental 72 (D072”), más conocida como Toledo Cañada, sino además las personas que habitualmente la utilizan esa vía para cruzar desde la ruta departamental 72 (ex ruta 1), con la ruta Py 01.
Los vecinos de las comunidades Vista Alegre, San Antonio, Virgen del Rosario, 4 de Octubre, San Ramón, El Futuro, Santa Lucía, Virgen del Carmen, Toledo Cañada y otros, a diario deben padecer el suplicio de transitar por esa calle que parece haber sido bombardeada, debido al calamitoso estado en que se encuentra.
Esta ruta fue asfaltada en el año 2010, y tras la fina capa de asfalto que colocó el Ministerio de Obras Públicas, en ese entonces bajo la administración de Efraín Alegre, no volvió a ser recapada, quedando actualmente en condiciones deplorables.
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“El estado de abandono en el que se encuentran los caminos de Central resultan lamentables. No vas a encontrar un solo camino en buen estado. Si vas por Rojas Cañada, está igual o peor que Toledo. Parece que a las autoridades no les importa lo que sufren los vecinos. No hay vehículo que aguante, incluso a los colectivos que son grandes, les cuesta pasar en los lugares donde están muy feos. Acá nomás, a dos cuadras, el empedrado está a la vista, los pozos son enormes. Es una vergüenza”, comentó Rodrigo Mancuello, uno vecino que vive en las cercanías del Club Independiente.
Los vecinos no solo reclaman a la Municipalidad de Julián Augusto Saldívar y Capiatá la reparación de la importante vía, sino además a la Gobernación del Departamento Central, considerando que se trata de una ruta distrital, cuyo mantenimiento debe estar en manos de la gobernación.
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