Edna Armendáriz, representante en Paraguay del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), conversó con La Nación/Nación Media sobre el camino recorrido por las mujeres en la lucha por los derechos de igualdad y equidad y mencionó que queda mucho por hacer.
Hizo referencia a las desigualdades vigentes y cómo a las mujeres les cuesta más lograr los mismos espacios, pese a que tienen liderazgo, preparación y capacidad.
- ¿Qué simboliza para usted el Día Internacional de la Mujer?
Es un día en que todos los países recuerdan los avances en la equidad de género y establecen el camino para lo que todavía nos falta. Cuando hablamos de brechas de género es cierto que se han logrado muchas conquistas. Por ejemplo, la tradicional desventaja femenina en años de escolaridad ha desaparecido y se ha convertido en una ventaja en la mayoría de los países. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer.
Según el Índice Global de Brecha de Género 2023 (Foro Económico Mundial), tomaría 131 años alcanzar la paridad de género en el mundo. Paraguay se encuentra en la posición 91 de 146 países a nivel mundial, y en el penúltimo lugar en América Latina y el Caribe, solo por encima de Guatemala.
“Según el Índice Global de Brecha de Género 2023 (Foro Económico Mundial), tomaría 131 años alcanzar la paridad de género en el mundo”
- Habiéndose conquistado muchos derechos para las mujeres, ¿a qué debe apuntarse hoy para seguir ganando espacios decisivos?
Necesitamos seguir trabajando en cerrar las brechas del mercado laboral. En América Latina las mujeres ganan un 13% menos en comparación a los hombres. La brecha salarial está asociada, por ejemplo, a las desproporcionadas responsabilidades que recaen sobre las mujeres en el hogar. Este tipo de asociaciones permanecen invisibles en la sociedad, contribuyendo a la diferencia salarial. En Paraguay, las mujeres dedican 28,7 horas al trabajo no remunerado, más del doble de horas que los hombres, que dedican 12,9 horas semanales en promedio.
La disponibilidad de redes de cuidado es indispensable para asegurar que las mujeres cuenten con apoyo adecuado y asequible para el cuidado de la familia. Los cuidados y responsabilidades familiares que recaen sobre las mujeres limitan sus oportunidades de desarrollo en los demás ámbitos, como por ejemplo en la inserción laboral, la formación y capacitación permanente y la participación social.
“Los cuidados y responsabilidades familiares que recaen sobre las mujeres limitan sus oportunidades de desarrollo en los demás ámbitos”
- Teniendo en cuenta que vive lejos de su tierra, ¿cómo afronta su cargo en un país extranjero?
En Paraguay vivo con mi familia. Mi esposo también trabaja y compartimos el cuidado de mi hija. En Paraguay es posible tener ayuda con las tareas del hogar, pero en los Estados Unidos compartíamos estas labores. Lo importante es organizarse para el día a día. Los viajes de negocios requieren más planificación.
Así me puedo concentrar en las responsabilidades de mi trabajo y cuando regreso a la casa me desconecto para estar con mi familia. Usualmente me reconecto al trabajo más tarde, pero es importante la calidad de tiempo y el equilibrio entre la vida personal y el trabajo.
“En Paraguay vivo con mi familia”
- ¿Qué puede destacar de Paraguay y sus mujeres, qué proyección tiene y qué falta mejorar?
A través de nuestros programas y mi relacionamiento con el país he podido conocer a mujeres en comunidades indígenas y rurales, mujeres en trabajos no tradicionales (como transporte), empresarias y emprendedoras, académicas y científicas, mujeres de la sociedad civil, tomadoras de decisiones de políticas públicas, banqueras, jóvenes tecnólogas, entre otras. En consecuencia, puedo afirmar que la mujer paraguaya es trabajadora, ingeniosa y resiliente.
Sobre las proyecciones, existen avances en el acceso a la educación de las mujeres, lo cual abre puertas a mejores oportunidades laborales y eventualmente alcanzar la igualdad de ingresos. En ocupaciones como las de “Profesionales Científicos e Intelectuales”, hombres y mujeres tienden a tener ingresos más parecidos en comparación con otros sectores.
Sin embargo, las mujeres todavía enfrentan brechas importantes en lo que respecta a las oportunidades económicas. Primero, solo el 60% de ellas tienen empleo remunerado en comparación al 84% de los hombres. Segundo, la falta de acceso a crédito continúa siendo un obstáculo para el crecimiento de sus emprendimientos y sueños por las múltiples barreras: solo el 42% del total de créditos otorgados fueron destinados a mujeres. Tercero, las mujeres inician un recorrido educativo o profesional, pero poco a poco lo van dejando sea por razones personales, o debido a barreras institucionales (techo de cristal), estereotipos y otras formas de discriminación.
“Las mujeres todavía enfrentan brechas importantes en lo que respecta a las oportunidades económicas”
Un mensaje a la sociedad
Hoy día en América Latina y el Caribe no faltan mujeres líderes, faltan mujeres en posiciones de liderazgo. No estamos hablando de potencial, hablamos de liderazgos que ya ocurren todos los días. Desde maestras rurales, coordinadoras de centro de salud, emprendedoras, hasta líderes comunitarias. El impacto de las mujeres en el desarrollo de la región es enorme, pero debemos reconocerlo.
Por ello, desde el Grupo BID apoyamos, destacamos y empoderamos a las mujeres líderes para que sean agentes del crecimiento económico, las soluciones sustentables y de la lucha contra la desigualdad. Multipliquemos su impacto.
“Hoy día en América Latina y el Caribe no faltan mujeres líderes, faltan mujeres en posiciones de liderazgo”