Si el contrabando de por sí es perjudicial para la economía, para el rubro frutihortícola es letal, considerando que el sector productivo concentra a la población más sensible de la mano de obra disponible en nuestro país. De ahí que la lucha contra el ingreso ilegal de estos productos debe ser frontal y sin tregua alguna, porque el sustento de miles de familias, principalmente rurales, dependen de ello y porque es el empleo más inmediato para una gran parte de la fuerza laboral.
Sabemos que la agricultura tiene una directa dependencia del clima, la sequía como las olas de frío y lluvias exageradas son determinantes para la cosecha. Sin embargo, en estos días, leíamos al ministro de Agricultura y Ganadería lamentar que “ni siquiera la sequía preocupa tanto como el contrabando”, señalando esta práctica ilegal como uno de los mayores flagelos que sufre el sector frutihortícola en el Paraguay.
Lo mencionado por el secretario de Estado refleja del acto criminal que representan los ingresos en negro que afecta de manera directa a los trabajadores del suelo.
Toneladas de productos que sitian el mercado interno boicotean la economía en conjunto y principalmente al rubro agrícola.
En el último año, la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT) habló de incautaciones por USD 20 millones provenientes del comercio ilegal. El contrabando frutihortícola es el de mayor impacto, ya que las cifras de los 10 meses reportan decomisos por USD 16 millones, según los boletines oficiales.
Los volúmenes de decomiso son astronómicos. Desde la DNIT confirmaron 1 millón de kilogramos de productos frutihortícolas requisados por ingreso en negro que, según lo explicado, tuvo efecto negativo colateral a la logística del ilícito, específicamente al medio de transporte utilizado, etc.
Lastimosamente existen puntos flojos de control en varios puntos del país. En los tres meses anteriores, regiones del departamento del Alto Paraná, Canindeyú y Central fueron epicentros de incautaciones, la suma de los casos que trascendieron a través de la prensa oscila las 150 toneladas. El mercado de Abasto es uno de los lugares con gran comercio de los productos que entraron sin tributar.
La DNIT viene realizando golpes duros en valor y volumen a estos productos que entraron sin los papeles. Esta pelea debe ser persistente en todos los tiempos, pero además se debe aplicar el castigo para funcionarios del Estado como privados que estén en connivencia en el ilícito de burlar al fisco.
Paraguay no puede darse el lujo de que se perjudique al sector base de su economía. Los controles tienen que seguir mejorándose hasta lograr que las fronteras dejen de ser vulneradas por empleados infieles.
Nuestro sector productivo debe fortalecerse para la producción a escala y de calidad esto ayudará a equilibrar precios y, por ende, ganar preferencia en el mercado.
Hoy, además, está en plena implementación el megaprograma Hambre Cero, un proyecto de magnitud que tiene que constituirse en oportunidad para los pequeños, mediados y grandes productores.
La gente que apuesta a la agricultura y a la producción local debe contar con los incentivos y el apoyo necesario para que pueda cumplir con la demanda existente. Tenemos todas las condiciones para no depender de afuera ni dar chance al comercio de productos de contrabando.
Endurecer los controles, sancionar a los involucrados en el ingreso ilegal y seguir invirtiendo en programas de mejora de la producción local son mecanismos muy necesarios si tenemos el objetivo de debilitar el comercio en negro. Pese a los obstáculos, los pequeños reveses, hay que seguir vigilantes y firmes con los castigos de quienes atentan contra la economía local y principalmente contra los sectores más sensibles que forman parte de la misma.