En el mes de enero el Instituto Nacional de Trasplante (INAT) registró cinco donantes de órganos provenientes de personas adultas, por lo que se pudieron validar solamente las córneas debido a las enfermedades de base de los dadores.
El director del INAT, Hugo Espinoza, explicó el procedimiento legal aplicado cuando tras la muerte encefálica del paciente se procura la ablación previa autorización de los familiares del potencial donante cadavérico. “Siempre cuando hay un operativo y cuando hay una donación confirmada, muerte encefálica y la familia da el acuerdo, siempre avisamos a todos los grupos”, señaló el doctor Espinoza al programa “Así son las cosas” del canal GEN-Nación Media.
Explicó que hay un grupo de WhatsApp donde se comparte toda la información del donante que en términos técnicos recibe el nombre de “paciente a ablacionar”. A partir de esos datos, los médicos evalúan la edad, la sangre, el peso, el tamaño, el estado de cada órgano (corazón, riñón, córneas, etc.) para una eventual implantación en otra persona.
El profesional recordó un episodio que se dio la semana pasada cuando surgió la posibilidad de un trasplante cardíaco, pero finalmente no se pudo concretar al detectarse un problema infeccioso. “En un momento dado parecía que podíamos implantar en uno porque hay otros adultos también que esperan un corazón de urgencia, pero estaba con un problema infeccioso según el reporte de sus médicos y finalmente desistieron de la extracción del corazón y desde luego de la implantación”, subrayó.
Espinoza mencionó que pese a la vigencia de la Ley 1.246, más conocida como Ley Anita, aún hay reticencia para la donación y está supeditada a la voluntad de la familia del paciente con muerte encefálica.
“Algunos entienden, otros no, es el duelo que se instala. Estamos hablando con los familiares en pleno duelo y ahí se establece esa necesidad de acuerdo porque evidentemente somos deseosos de cumplir la Ley pero no podemos avasallar la voluntad de la familia”, significó.
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Destacó que cuando el fallecido cuenta con un carnet de donante donde dejó expresa su intención de dador, facilita el trámite para la ablación. “El problema se da cuando falleció y ellos nunca hablaron del tema y no se sabe cuál es la voluntad del fallecido, ahí es donde se complica”, dijo.
El médico manifestó que en Paraguay hay un componente cultural muy importante donde el cuerpo del fallecido corresponde a sus seres queridos. “Hay todo un ritual, su velatorio, duelo y nosotros no porque dice la Ley podemos ir a atropellar y sacar los órganos de una persona fallecida cuya familia no está de acuerdo. Y en cualquier lugar del mundo es un tema muy especial”, enfatizó.
Aclaración
El director del INAT aprovechó el contacto con el canal GEN/Nación Media para aclarar que el Ministerio de Salud no pide órganos para una persona en particular, sino que el receptor es seleccionado acorde a unos criterios médicos que se basan también en las características del fallecido y potencial dador de órganos. “Para nosotros todos los pacientes son importantes y más aquellos que están con un corazón artificial que desde luego es una prioridad”, concluyó.
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